Capítulo 124
—Bueno, puedo quedarme para cuidarte por la noche, pero… Dormiré en el sofá, no en la cama —cedió Celeste.

Para Lorenzo, la situación significaba que solo podía verla pero no podía ni tocarla… ¡Qué mujer tan inconsciente! ¿No sabía cuántas mujeres andaban detrás de él intentando estar con él pero ni siquiera tienes la oportunidad?

—¿Lo aceptas o no? —preguntó Celeste mirándolo con los ojos claros y húmedos.

Un destello sombrío pasó fugazmente por los ojos de Lorenzo, y el "¡Lárgate!" que iba a decir se convirtió en un "¡De acuerdo!" que salió entre dientes…

Su mirada dominante se fijó en ella:

—Celeste, ¡algún día me suplicarás para dormir conmigo!

Celeste se mordió un poco el labio, luego le respondió con calma y firmeza:

—No voy a hacerlo.

—No lo digas tan pronto —la voz grave de Lorenzo tenía un tono significativo.

Celeste no se tomó en serio sus palabras. Después de todo, ella ya no tenía nada que suplicarle. Cuidarlo unos días era para devolverle el favor de haberle salvado la vid
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