-“He visto a mamá y papá”- le dije sin poder resistirlo –“Y quieren que seamos felices, Niko, muy felices.”- le dije aún sumergida en las sensaciones que me dejo ese sueño. Mis palabras tuvieron una reacción muy fuerte en mi hermano, que sin poder controlarse me abrazó mientras rompía a llorar, nun
Ava. Era imposible, tenía que salir de allí, ese maldito olor me estaba provocando nauseas. ¿Qué clase de lobo usaba perfume?, por la diosa, eso era tan artificial. Desde mi puesto de segunda en la gran sala, tenía que estar cerca de las manadas más antiguas, y de mayor rango de importancia de tod
Desmond. - “Si no está allí cuando llegue, dile que se elimine el mismo, o lo haré cuando lo vea.”- le dije al chofer que conducía el coche que me llevaba a la mansión, mientras yo tenía entre mis brazos a mi desmayada Luna. Sinceramente estaba muerto de miedo y preocupación, casi no podía creer
Irina - “Tranquila no es tan malo como parece. Y te prometo que cuando despiertes mañana, te espera un regalo, aparte de tus dos tesoros hermosos”- me dijo Ava tratado de animarme, mientras yo respiraba forzada intentando contener la contracción. - “¡Qué se calle ya, por la diosa!, Tanto optimism
Ni siquiera sentí cuando el jeep se estrelló, delicadamente contra uno de los laterales del jardín de la mansión del Alfa, mi labor era otra, arrancarle la ropa sin control y sin medida, del hombre que tenía frente a mí. - “¿Qué te ocurre por Diosa, Sirena?”- me decía, pero solo gemidos inteligible
Como prometí, esta novela está finalizada, espero que la disfruten como yo disfruté escribiéndola, ahora con un poquito más de problema porque como sabéis, he empezado de trabajar de nuevo. Igualmente continuaré dejándoles estas maravillosas historias para que las leáis cuando queráis. Como postre o
Irina Krytow. Krasnoyarsk, meseta de Siberia Central, hace dos años. Esa noche me acosté emocionada, como cada noche mi padre, la beta de la manada Krasnaya Luna, vino a arroparme, y a desearme que mañana fuera el mejor de mis días, había tomado esa costumbre desde que se lo había prometió a mi ma
Irina Krytow. La Sierra de la Culebra, España, hoy en día. Miré por última vez como el Alfa Ramírez, jefe de la manda, Sierra Blanca, moría a manos de del Alfa Malcon McDonald, del clan escoces, Green Mountains, mientras yo sentía el dolor que sentían toda la manada española, al ver morir a su Al