Irina. Desde que entré en la habitación del Alfa, el olor que desprendía nuestros cuerpos ya avecinaba lo que iba a pasar esa noche. Desmond ni me miraba, mientras me sostenía en sus brazos, y por un segundo se quedó de pie, sin moverme, con esa mirada magnética, como el carbón encendido, donde el
La mirada de mi mate se oscureció aún más, mientras un gruñido escapaba de su boca, al mirarme desnuda y ruborizada ante él. No era la primera vez que Desmond me veía desnuda, pero si la primera vez que había sido desnudada por él. - “¿Cuál…cual… es … la otra…la otra cosa que vamos a hacer?”- pr
Desmond. Sentir como mis colmillos se clavan en su piel blanca, y tersa, mientras las emociones que ella y yo sentíamos, nuestro entremezclado olor, el deseo y el frenesí, despertó en mi interior una respuesta que nunca había sentido, cada una de sus respiraciones, cada uno de sus gemidos, su cuerp
Pronto mi cuerpo reclamó más, deseaba más, lo deseaba todo, así que clavando de nuevo mis colmillos la marca, la que la hacía mía, mientras la sentía explotar de placer una y otra vez, aceleré el ritmo perdiendo liberando mi control, el que, hasta ahora, a duras penas mantenía sobre mí. Surcamos
Ava. - “¿Cómo es que lo haces tan fácil, Irina? Siento que el mundo se me cae encima, estoy más acostumbrada a recibir órdenes, que a darlas.”- me quejé amargamente mientras entraba en el despacho que estaba reservado para la Luna, que se encontraba junto al mío, en la casa de la manada. Hacía ya
- “Genial, quiero tenerlo todo acabado antes del sábado, no sé cómo va a ir esto del despertar mis poderes, y si eso me va a imposibilitar por un tiempo, mi función es como luna, así que quiero dejar los máximos proyectos solucionados, para que esto no te genere más trabajo.”- las últimas palabras d
Narrador. - “¿Se sabe algo de nuestro espía?”- preguntó el alfa Calix a su beta. -“No Alfa, desde que la Gamma ingresó en la manada, el Rey oscuro ordenó un control total de su fronteras, incluido de la información que entra y sale de ella, y el escudo mágico que la protege, se ha intensificado e
Tras esa información, el Alfa Calix sonrió, una idea muy interesante se le comenzaba a formar en la cabeza, podría utilizar a sus aliados aún mejor de lo que él había pensado, y de forma muy diferente, que fueran ellos quienes recibieran la maldición de la Diosa Luna, era uno de ellos, mientras que