Al fin me había convertido en Ava Martin, la mate y pareja de por vida de Elijah Martin, el beta de la manada Blue Moon, el hombre que amaría hasta mi muerte. Ese fue mi último pensamiento, cuando tras un breve descanso en brazos de mi mate, mi cuerpo volvió a encenderse, para reclamarlo, al parecer
Irina. No hizo falta que Ava me contara que había pasado la noche anterior, lo supe nada más verla entrar en la casa de la manada, y no hacía falta que oliera el olor del beta en ella, no hacía falta que descifra esa sonrisa de gata golosa que había acabado de forma desesperada y glotona con toda l
Irina. El desayuno, a partir de ese momento, transcurrió con normalidad relativa, yo me encontraba entre alucinada por la reacción del Alfa ante su madre, y la decepción ante su falta de atención hacía mí, pero en un momento la madre dijo algo que hizo reaccionar a Desmond, y otro ejercicio de fuer
Él dejó de sonreír para mirarme, aunque no me engañaba, ese idiota estaba babeando ahora mismo, por dentro, de felicidad. -” ¿Tan mal lo llevas, Desmond?”- me dijo, usando nuestra amistad, algo que, de verdad, en esta situación, necesitaba mucho. -” Sólo te diré que pienso revocar esta estúpida tr
Ava. -” No sé lo que estaba pensando la diosa, para elegir a una omega tan débil como mate de mi adorado Elijah, desde luego hubiera ganado más si se hubiera quedado conmigo.”- oí a través de la pueta entreabierta, la voz de una loba desconocida. La voz había venido de dos mujeres que se encontra
Las palabras de una enfurecida Ava, describía perfectamente como me sentía yo, sólo quería saber quién había sido la que tan gráficamente había sentido lo que yo aún no había hecho, yacer con mi hombre, una noche. -” Luna, yo... vera yo...”- dijo la pelirroja haciendo que la identificara rápidamen
Desmond. Nada me preparó para lo que encontramos cuando llegamos a la casa de la manada. Durante el trayecto que hicimos, en tiempo récord, saltándonos todas las medidas de seguridad vial, mis hombres, los encargados de proteger la casa de la manada, y a nuestras mates, en especial a la Luna, me i
Pero al no volver a tener pareja, ni buscar a otra loba en la manada para desahogar nuestro libido, a espaldas nuestras, esas estúpidas comenzaron a regar el rumor de que después de ellas, no habría ninguna otra hembra en la manada que tuviera posibilidades de ser nuestras compañeras, la verdad es