Ava. -“¡La culpa es tuya!, te pusiste tantas trabas, y te pusiste tan nerviosa, tras la cena, cuando los padres y hermanos de Elijah dijeron que ya lo tenían todo listo, que esta noche ya vivirían en su nueva casa, para dejaros la casa del beta a su legítimos dueños, que al final, Elijah se dio cu
- “Elora, es hora de que demostramos a nuestro mate que estamos preparadas, hasta ahora siempre ha sido él quien ha dado los pasos para acercase a nosotras, ya va siendo hora de que le demostremos que también queremos contribuir a esto, esta noche nuestro vinculo será completo, para ser uno de una m
Elijah. Casi odie a Desmond cuando me hizo volver a casa tan pronto, mi idea era, en realidad, no aparecer hasta la mañana siguiente, pero bien el cansancio, o bien la sensación de que habíamos abandonado nuestras mates, por nuestros miedos a no podernos controlar, hizo que a ciertas horas ambos ce
Ava. Desde que sus labios tocaron mi marca ya había dejado de pensar, ¿para qué? con lo que me hacía sentir ese hombre, pensar estaba sobrevalorado, más cuando me negaba a dejar que nada se interpusiera entre los que ese hombre y yo creábamos juntos, en lo que ese hombre me hacía sentir. - “Creo
Al fin me había convertido en Ava Martin, la mate y pareja de por vida de Elijah Martin, el beta de la manada Blue Moon, el hombre que amaría hasta mi muerte. Ese fue mi último pensamiento, cuando tras un breve descanso en brazos de mi mate, mi cuerpo volvió a encenderse, para reclamarlo, al parecer
Irina. No hizo falta que Ava me contara que había pasado la noche anterior, lo supe nada más verla entrar en la casa de la manada, y no hacía falta que oliera el olor del beta en ella, no hacía falta que descifra esa sonrisa de gata golosa que había acabado de forma desesperada y glotona con toda l
Irina. El desayuno, a partir de ese momento, transcurrió con normalidad relativa, yo me encontraba entre alucinada por la reacción del Alfa ante su madre, y la decepción ante su falta de atención hacía mí, pero en un momento la madre dijo algo que hizo reaccionar a Desmond, y otro ejercicio de fuer
Él dejó de sonreír para mirarme, aunque no me engañaba, ese idiota estaba babeando ahora mismo, por dentro, de felicidad. -” ¿Tan mal lo llevas, Desmond?”- me dijo, usando nuestra amistad, algo que, de verdad, en esta situación, necesitaba mucho. -” Sólo te diré que pienso revocar esta estúpida tr