Desmond Darkness. - “Bueno Malcon creo que la duda de a quién pertenece la Gamma ha quedado saldada, creo, ¿o quieres seguir discutiéndolo?, pero esta vez entre nosotros.”- pregunté serio, y decidido en acabar con esto lo más pronto posible, mi lobo estaba inquieto algo pasaba con nuestra Luna, y é
No me di cuenta, en ese momento, de que había cometido un error, al acercarme a él, había puesto Calix sobre aviso sobre algo que yo quería ocultar. Muy pronto volveríamos a saber de él, y esta vez sus intenciones no serían la de medir nuestra fuerza como Alfa. Quizás mi error fuera debido a que e
Desmond Darkness. - “¿Sabes lo que es una Gamma?”- me preguntó Bella, una vez que estuvimos en lugar protegido y resguardado entre una colina y el frondoso bosque, muy lejos de la zona en la que las manadas descansaban tras la batalla. Aún ni la mate del beta, ni Irina, la parte humana de mi Lun
Elijah. Por mucho que la futura luna me dijera que mi mate estaba sólo en trance, para controlar la tentación que suponíamos para ella, verme llegar a la playa, verla en ese estado de inconsciencia sobre mi cuerpo, que era donde había permanecido desde que la había recogido de lomos de la Luna, sin
Irina Bykow. - “No piensa abrir los ojos, mi Luna, nos tenemos que ir, me encanta tenerte entre mis brazos, creo que desde esta noche es lo que más me gusta en el mundo, pero tenemos que volver a nuestro hogar.”- la voz del Rey oscuro, en mi oído, hizo que un incontrolable gemido de placer se me e
Cuando regresé, ya él no estaba allí, de hecho, no lo veía por ningún lado. Despacio bajé hacia donde estaba el resto de la manada, no muy lejos veía como Ava, mejor dicho, su loba, la descarada Elora, se restregaba cariñosamente contra el lomo de su mate, el beta de la manada, un enorme lobo color
Elijah Martin. - “Beta, ¡Reúnete conmigo!”- la voz se mi Alfa corto de golpe la euforia que sentía al estar reunido, en nuestras formas de lobo, con mi mate. Tanto Callum como yo sentimos la orden de nuestro Alfa, y como betas fieles, obedecimos. Pero primero, bloqué el movimiento del cuerpo de
Irina. Mientras éramos llevabas al lugar donde debíamos colocar para el viaje hacia el lugar que, a partir de ahora mi hogar, al lugar donde estaría mi manada, lo sentí, el nerviosismo, pero no sólo del lobo que nos acompañó, sino que, en general, en toda la manada. No los sentía como antes, era c