Oliver no venía el momento de terminar con este angustioso momento, estos pocos días habían sido infinitos para él. Había acompañado a Elizabeth en varias sesiones y al inicio estaba renuente a separarse de él, pero después, al parecer, la terapia estaba funcionando y se encontraba, al menos, más calmada. Él no era tonto, sabía que ese problema psicológico no se arreglaría de la noche a la mañana y menos con unas pocas sesiones con el psiquiatra, pero realmente esperaba milagros, porque se tenía que regresar a San Francisco, pero ya. No había sabido nada de Valerie en estos días. Una noche se le ocurrió que su restaurante debería tener un teléfono directo, aunque no tenían pedidos a domicilio, suponía que como cualquier negocio, habría un número fijo. Enseguida lo buscó en G****e, en las páginas amarillas, llamó al antiguo administrador del edificio y le pidió la información. Marcó el número enseguida, todavía no eran las 12 y deberían estar trabajando, incluso, Valerie era siemp
- ¿Crees que deberíamos avisarle a Valerie que el dueño del edificio vino a buscarla?- le preguntó la Sra. Miller, preocupada a su esposo, mientras estaban sentados en la sala de su casa. Se habían asombrado mucho por la repentina aparición del magnate. Incluso, pensaron que quizás Valerie se había metido en algún problema, que ellos no sabían. Pero después de la conversación, al parecer, el millonario solo quería hablar con ella y se notaba ansioso y desesperado. Por un momento, incluso la Sra. Miller estuvo tentada a decirle a donde se había ido Valerie, pero recordó la advertencia de su hija antes de marcharse, que no podían contarle a nadie de su paradero. No entendían tanto secretismo, pero supusieron que era por si aparecían las personas de la intoxicación alimentaria a causar problemas. - No le digas nada, fingiremos que no estuvo aquí y cuando Vale pregunte, solo le diremos que fui hasta el edificio y le vendí el restaurante sin problemas, punto final- le respondió el padr
Valerie observó un poco el desorden en la cocina, en realidad no le gustaba mucho el ambiente y los demás ayudantes la miraban raro. Pero no era un asunto que la lograra intimidar, sabía que estas personas, seguro habían trabajado mucho tiempo con la otra cocinera y ahora empezaba la campaña contra la nueva. Pero cuando se tiene dominio de su oficio no hay nada que temer. Con seguridad y destreza, logró organizar las cosas más o menos a su modo y los platos fueron saliendo. En realidad, era un menú bastante sencillo, nada que no pudiese hacer. Estar de nuevo en la cocina, la hizo sumergirse en su propio mundo y olvidar por esas horas todos los problemas de su vida. Su hermana se había ido para la casa y le dijo que la pasaba a buscar a la hora de la salida, para ver como le había ido. Elsa estaba ahora de vacaciones, así que no tenía mucho en que entretenerse. De repente, entró un camarero todo nervioso y asustado a la cocina. - Jefe, hay un problema- le dijo a Esteban que est
Como era sabido, Valerie consiguió el trabajo de chef en el pequeño restaurante y comenzó a atraer clientela nueva interesada en sus delicias. Le hizo sugerencias al dueño de platos más adecuados para el clima del sitio, aprovechando los recursos locales, para abaratar los costes de la importación. A pesar de las malas caras y protestas iniciales, casi todos fueron cambiando su actitud hacia la chef, al ver que, si valía la pena seguirla y los que no se adaptaron, pues tuvieron que conseguirse otro empleo. La antigua chef llegó unos días después queriendo recuperar su puesto. Había previsto que el dueño iría a su casa a rogarle que volviera y ella, después de hacerse un poco la importante, cedería, pero era obvio que bajo sus condiciones. Solo que al ver que pasaban los días y nadie iba a verla, además de enterarse por uno de los camareros que echaron, que habían contratado una nueva chef, percibió por primera vez el peligro y las consecuencias de su prepotencia. Fue al restauran
Valerie ya estaba medio acostumbrada a tener a cada rato al mismo cliente recalcitrante y que pedía platos que nunca estaban en el menú. Al parecer lo hacía a propósito, porque a la chef no le quedaban muchas dudas de que ese hombre se divertía desafiándola. Al menos una vez por semana lo tenía en el salón del restaurante haciendo todo tipo de demandas, que luego pagaba muy bien, pero eran irracionales. Valerie casi podía asegurar, que estaba estirando su cuerda para ver hasta cuando podía llevarla y hoy, de hecho, había sido el límite. Tampoco ayudó en nada el que estuviese de mal humor por haber soñado ayer con la noche que pasó con Oliver. Así que hoy le demostraría a este belicoso, de que estaba hecha una mujer de San Francisco. - Este plato en específico no se hace con este tipo de pescado- le decía Matt al camarero a pesar del delicioso aroma que lo estaba haciendo salivar hace rato. Se aguantó las ganas, porque estaba esperando cierta reacción, de una persona en específic
- Quiero que seas la chef principal, de una cadena de restaurantes que quiero empezar- le soltó Matt sin muchos preámbulos. Estaban sentados en una linda cafetería, con tonos pasteles por todos lados y un ambiente tranquilo y relajado. No había muchas personas a esa hora y los dos eligieron sentarse en la terraza del segundo piso a tomar un café con leche y mirar las vistas nocturnas de la calle. - ¿Me está proponiendo un empleo como chef? - le pregunto Valerie incrédula. Se daba cuenta por su ropa, su estilo y el aura que desprendía, que este hombre, “Matt,” como le había dicho varias veces que lo llamara, tenía buenas posibilidades económicas. Además, los platos que siempre le solicitaba era de la alta cocina y costosos. Por último, no dudaba en dejar muy buenas propinas y la mayoría de las veces pagaba mucho más dinero por las preparaciones, que el precio puesto por el dueño. - En efecto, quiero abrir una cadena de restaurantes, como una marca personal, para abastecerlos con l
Al otro día, cuando Matt la contactó, porque habían intercambiado números del móvil, Vale le comentó su decisión y el magnate estaba más que feliz de darles un tour por Duluth y demostrar que todos sus proyectos con la chef eran ciertos. Además, Matt quería darle una buena impresión a la familia de Valerie, era mejor irse llevando bien con su futura cuñada. ***** Hicieron el viaje, Valerie y Matt en el auto del magnate dirigiendo el camino y su hermana y cuñado en su auto detrás. Durante todo el viaje de unas horas, Matt se aprovechó de estar a solas con la chef, para desplegar todo su encanto y su galantería. Igual no quería ser tan agresivo desde el inicio. Si Vale aceptaba su propuesta, estarían juntos mucho tiempo y como dicen por ahí, el roce hace la costumbre o por su parte quería, que hiciera nacer sentimientos románticos en el corazón de la chef para él. Ya había indagado y era soltera. Por alguna razón esta excelente mujer vino de San Francisco a vivir aquí, lo averiguar
1 año después… - ¿Entonces crees que este sitio sería el ideal para la próxima sucursal de Neptune's Table?- le preguntó Matt a Valerie, acercándose por detrás de la chef que miraba los planos de su próximo proyecto de restaurante. Durante este año, su cooperación había sido más que exitosa. De aquel inmenso restaurante de dos pisos en Duluth, que fue su primer proyecto, ahora ya habían abierto cinco en diferentes estados y lugares comerciales estratégicos. Matthew se encargaba de la parte del abastecimiento y logística y Valerie, se encargaba de la parte administrativa y prácticamente todo lo demás. Valerie aprendió que no era lo mismo llevar un pequeño restaurante que una cadena completa de varios establecimientos. Tuvo que tomar cursos, superarse y prepararse, aún más. Cuestiones que no le molestaron para nada y solo le dieron satisfacción personal. - Sí, por el estudio de mercadotecnia, al parecer este sitio es muy bueno y necesita buenos establecimientos de comida para at