Ailsa escuchaba los gritos desde la planta de arriba y miraba a Callum que tenía unos audífonos, entretenido con el nuevo juego portátil que le regaló Matt.La verdad es que en el fondo sintió un poco de pena por ellas, pero enseguida lo suprimió, ya no podía ser tan tonta e ingenua.Esa mujer y su hija, no le habían tenido a ellos ninguna piedad.Matt le había dicho anoche que no se preocupara, que él resolvería el problema de plagas y ella y Callum podían vivir tranquilos en el castillo con el abuelo.Una calidez inundaba el corazón de Ailsa y estaba feliz con la relación que estaban manteniendo Matt y ella.No habían hablado nada en concreto, pero Matt siempre la acariciaba para dormir y se habían dado algunos besos.Ailsa quería preguntarle qué significaban esas muestras de afecto, qué eran ellos entonces.Si empezarían de verdad una relación o todo era pasajero.Pero tenía miedo de la respuesta de Matt y más cuando miró preocupada hacia donde estaba Callum sentado en la cama, son
Matt estaba sumamente ocupado en la empresa, arreglando los desastres dejados por Duncan y saliendo de las zancadillas que le ponían a cada rato los accionistas resentidos que no se conformaban con haber perdido.Se pasaban el día cuestionando cualquiera de sus decisiones y de todo querían hacer un debate.Así que cuando se encontró a Ailsa una noche, vestida con un hermoso vestido atrevido, pegado a su silueta y rojo como su cabello, casi se le cae la baba sobre ese escote blanco cremoso, que insinuaba muchas cosas.- ¿Te.. te gusta? – le preguntó, pero por la mirada lobuna de Matt parecía que la elección de Morag había sido acertada- Es para mañana el baile de otoño.- ¿El baile? ¿Qué bail…? Ah, claro, el baile que se hace entre las empresas, en cierto, lo había olvidado por completo- confesó MattCon tantos pendientes había olvidado que el secretario Jack, le había hablado de ese baile que se llevaba a cabo entre los principales hombres de negocios de la ciudad y más que para diver
Ailsa comenzó a entrar en pánico, es cierto que la pelirroja pecosa y con espejuelos, no tenía que ver a como se veía ahora y ni siquiera llevaba el mismo nombre, pero recordaba que Erin era muy inteligente, quizás la reconocía. Además, se le estrujó el corazón al verla sonriendo al lado de Matt. Erin, era todo lo que ella no era, una rica heredera de los Wallace, siempre con porte elegante y destacando como mujer. Lo que era peor, recordaba que Matt estaba loco por ella. Eran la pareja más envidiada, la pareja perfecta. Escuchó que habían terminado porque Matt tenía que mudarse a Estados Unidos y por mucho que lucharon, tuvieron que separarse. Al recordar los eventos del pasado, las viejas heridas de Ailsa comenzaron a abrirse de nuevo. El verlos a los dos juntos, solo la volvía a sumir en sus inseguridades. - ¿Qué sucede, porque estás tan pálida, te sientes mal? -escuchó de repente la voz preocupada de Morag que regresaba con dos copas, una en cada mano. - Estoy bien, solo q
- ¿Estás muy feliz? – le preguntó a Ailsa, que por mucho que había intentado disimularlo, desde que se despidieron de Morag e iban en el auto, no había parado de sonreír con disimulo. - Yo…yo, si estoy feliz- le respondió Ailsa con toda la cara roja, pero con valentía. A Matt le gustaban sus pequeños cambios sutiles, como la respuesta atrevida que le dio hoy a Erin. Parecía una pequeña erizo adorable. - ¿Y puedo saber la razón? - siguió presionándola. - ¿Tú, no estás enamorado de Erin? Ella y tú fueron novios en el colegio- hizo Ailsa finalmente la pregunta que quería hacerle a Matt. - Ailsa, eso pasó hace mucho tiempo, ya no somos tan jóvenes y al igual, como nosotros nos separamos, yo dejé de ser su novio y solo nos quedamos como amigos- le respondió Matt agarrando suavemente su delicada mano y dándole un beso- Ahora tengo una esposa y no tengo ojos para más ninguna otra mujer ¿estás celosa? Le preguntó con descaro y sonrió con suficiencia ante el nerviosismo de Ailsa. Le enc
Cuando Erin salió finalmente de su oficina, luego de haberse calmado de su ataque de lágrimas, Matthew se quedó un largo rato, sentado pensativo.De alguna manera, todo se sentía tan increíble, pero Erin sí parecía dolida y afectada.Matthew esperaba que no lo estuviese engañando, para justificar su huida, a estas alturas.Sea como sea, lo iba a averiguar y si no era Erin, entonces quería saber la identidad de esa mujer con la que se acostó esa noche.Había pasado mucho tiempo, pero recordaba muy bien que Erin le había dado la llave electrónica de la habitación, ambos habían asistido en ese mismo hotel, a una reunión entre amigos que se reencontraban.Bebieron y en un ambiente ambiguo y apartado, se besaron y descubrieron que la llama de la pasión no había muerto en ellos.Matthew aún la deseaba en ese entonces, a pesar de su desilusión cuando le dijo que tenía que irse a América, que lo esperara y ella no le dio ninguna oportunidad y cortó directamente su noviazgo.Pero Matt entendía
Isla estuvo asechando al otro día frente a la empresa, sentada en su auto de cristales oscuros. Sabía muy bien que esa mujer se volvería a aparecer, porque si no era una embustera, entonces no se rendiría tan fácil.Efectivamente, cuando ya llevaba toda la mañana esperando, la vio aparecer al final de la calle con el mismo niño que llevaba ayer a rastras.Isla se bajó del auto, dispuesta a esconder rápido a esta mujer, antes de que su sobrino saliera por casualidad y pudiese interceptarla.- Si viene a llamar a seguridad, le advierto que soy una mujer desvalida con un niño menor de edad y gritaré que me están golpeando frente a la empresa de los Campbell…. – enseguida comenzó a amenazar Fiona, al ver a la misma señora que la había ridiculizado ayer.- Tranquila, querida, no tienes que estar como un erizo a la defensiva- la calmó Isla, molestándole tener que rebajarse ante esta pueblerina de malos modales- Resulta que ayer me puse a pensar en lo que estabas hablando y si te creo, yo
Pero Matthew no tuvo mucho tiempo para reaccionar, porque enseguida le llegó la noticia de que la parte de Duncan había convocado a una reunión de emergencia.Matthew no sé qué se traen entre manos, pero vi a Duncan muy feliz- le comentaba el secretario Jack mientras caminaban por los pasillos en camino a la sala de juntas.- Lo que sea, lo averiguaremos pronto- le respondió Matt, molesto por demasiadas cosas a la vez.- Caballeros, puedo saber por qué, yo, el presidente, no sabía nada de una junta de emergencia, espero que realmente sea para algo muy serio- le habló a todos esos viejos accionistas, que no se acababan de integrar a la nueva dirección.A Matt le pareció escuchar que alguien dijo “presidente por ahora”, no sabía que se traían entre manos, pero de repente todas las alarmas comenzaron a sonar y más cuando vio, como hizo su aparición nada más y nada menos, que la cuñada de Ailsa en la sala de reuniones.Fiona estaba totalmente intimidada al estar en este sitio tan increíbl
- Señora está equivocada, este hombre es muy parecido a mi hermano, pero en realidad es mi esposo…- ¿Acaso te crees que soy estúpida? - la interrumpió Catriona, sin poder creer que estas personas le hubiesen mentido y hubiesen jugado con ella y con su dolor, en aquel momento.Su hermana menor, Isobel MacLeod, se había enamorado de un hombre pobre, su padre la había repudiado y la había expulsado de la familia.Igual, ella no había renunciado a su amor y se había ido con la poca herencia que le había tocado y su madre, dolida con toda la situación, le mandaba a escondidas un estipendio todos los meses, pero un día, su padre la descubrió y ya se acabó el dinero.Su padre era un hombre muy inflexible, cruel y ellas, le tenían miedo, solo su hermana se atrevió a desafiarlo y la sacó incluso del árbol genealógico de los MacLeod.Catriona, era muy unida con su hermana, pero su padre la vigilaba como un halcón y pasaron los años sin poder volverse a encontrar.Solo algunas cartas muy lejana