“… eres como una maldita cucaracha de la que no me puedo librar, ni aunque la aplaste mil veces, qué pesada eres, no entiendes cuando se te dice que no se te necesita, que ya mi hijo tiene una enfermera especializada que lo cuida”.“… Si necesitas un empleo, te puedes ir buscando otro, porque no te pienso pagar por hacerte la cuidadora de Oliver …”“Sra. no me falte más al respeto, sabe perfectamente que no cuido a Oliver por dinero”“A claro, el discurso del amor, yo conozco a las de tu clase, solo eres una trepadora, arribista y mi hijo es tan tonto que cambia a una chica de buena clase y de posición como Elizabeth, por una encantadora de hombre como tú. No creas que no sé que ya estabas envolviendo a otro magnate millonario”Escuchaba, como a lo lejos, voces, que se fueron haciendo más clara a cada momento.Era la voz de su madre hablando con alguien… con alguien conocido…alguien muy importante para él.- Valerie…- susurró Oliver, pero en la acalorada discusión nadie lo escuchaba.
Sin la intervención de la madre de Oliver, ya todo el ambiente se respiraba con menos gases venenosos.Valerie se seguía haciendo cargo del magnate, a pesar de que Oliver siempre tenía que estarla casi que obligando, para que regresara a casa a descansar.Los padres de la chef, también los apoyaban demasiado, e incluso el padre de Valerie, iba con su juego de ajedrez a entretener a Oliver, decía que esa mente tenía que volverse a ejercitar.En realidad, no era como si Oliver estuviese muy aburrido, en cuanto pudo, comenzó poco a poco a interesarse por las cosas pendientes en sus negocios.Afortunadamente, tenía buenos socios y un secretario muy capaz. Tendría que duplicarle el sueldo a ese pobre hombre, que había asumido tanto, en este tiempo.El problema más grande a resolver era su ex socio Jacob. Antes del accidente, ya Oliver había dado los primeros pasos para disolver su cooperación, pero ante su coma repentino, Jacob aprovechó para presionar a la empresa de Oliver y sacar una m
Oliver estaba sentado en la cama trabajando cuando le llegó un mensaje al correo electrónico de una fuente desconocida.Ya había pasado el tiempo y le habían quitado el yeso de la pierna.Estaba en el proceso tedioso de la rehabilitación, aunque desde el inicio, siempre venía un fisioterapeuta a la casa a ayudarlo a ejercitar sus músculos.Ya quería ponerse bien, porque tenía una boda que planificar y una esposa a la cual atender.No le hacía caso a cualquier correo, porque en ocasiones era spam o personas que de alguna manera habían logrado averiguar su dirección de email y le mandaba solicitudes de negocios, pero esta vez por alguna razón hizo clic y se asombró un poco del contenido.Era de su antigua secretaria, la que aún estaba siendo buscada por la policía, por varios delitos, como provocar de manera indirecta su accidente que casi resulta en muerte y su huida del sitio del incidente.Le proponía un trato, diciendo que tenía información muy importante que darle a cambio de que,
Llegando a la estación de policías, ya lo estaba esperando el jefe de detectives y el hombre, que debería haber cuidado a Valerie y ahora era el testigo más valioso.Oliver le dio una cruel mirada, que casi hizo que el hombre quisiera esconderse debajo de la primera piedra que encontrara. Nunca se había sentido tan avergonzado en su vida. Nunca había fallado tan mal, en proteger a alguien.Por eso hizo todo lo posible por cooperar con la descripción de los eventos que recordaba, hasta el último detalle, pero como fue en un trayecto oscuro y la acción ocurrió de una manera demasiado rápida, fueron muchas las cosas que escaparon a su vista.No obstante a eso, lograron localizar, con las cámaras del tránsito y la declaración del guarda espalda, la furgoneta negra discreta que transportaba a Valerie. La mala noticia, era, que ese trabajo estaba hecho, al parecer por profesionales, porque en un punto muerto, casi saliendo de la ciudad, donde no había cámaras, le perdieron el rastro.- Lo
Elizabeth sentía una adrenalina como nunca antes, todos sus planes estaban saliendo a la perfección y nadie sabría que era ella quien había ordenado el secuestro de esa mujer.Además, por si algo salía mal, se había encargado de buscarse un cómplice, alguien poderoso que la respaldaría si las cosas se pusieran feas y tenían que escapar.Tenía la grabación de la conversación que sostuvo con Matthew para entregarle en bandeja de plata a la mujer que quería, solo con la condición de que no le permitiera que apareciera más frente a Oliver.Si Matthew se atrevía a traicionarla, tendría que ir también como su cómplice a prisión. Ella ponía a los mafiosos y Matthew ponía el sitio apartado, mantenía a la estúpida mujer encerrada y si era para siempre, mucho mejor.Elizabeth hubiese preferido terminar con ella de una vez y por todas y que la enterraran en cualquier fosa perdida por ahí, pero no quería llamar tanto la atención, porque ella sería la primera sospechosa ante cualquier evento extr
Oliver caminó hasta el medio del cuarto con la ira no contenida en sus ojos verdes, sin disimular y con un salvajismo crudo que tenía a la, hasta hace unos momentos, valiente Elizabeth, temblando incontrolablemente y sudando frío.- Oli…yo no… ella fue la que me orilló… yo te amo, ella te apartó de mi lado... lo hice por ti...- comenzó a decirle dando pasos hacia atrás, entre sollozos.Oliver nunca le había pegado a una mujer en su vida, se juró que nunca sería como su padre, un abusivo de la persona más débil, que era obvio, que no podía devolverle el golpe con la misma intensidad.Pero esa mujer desquiciada que tenía delante, había probado su paciencia y sus límites hasta llevarlo al camino del no retorno, nunca pensó odiar a una persona de forma tan visceral y cruda.- Me voy a encargar personalmente de que te pudras en prisión y pases el resto de tu mugrosa vida como la alimaña rastrera que eres- le dijo respirando pesadamente con los dientes fuertemente apretados, mientras con un
- Gracias, gracias por todo- le dijo Oliver a Matthew cuando dejó a Valerie acostada en la cama, recuperándose de los efectos del fuerte tranquilizante que le había inyectado los mafiosos.Un médico de la policía la había examinado y determinó que no era perjudicial para la salud y lo excretaría en unas horas totalmente de su organismo, pero para no moverla así mareada y débil, Oliver determinó quedarse en la cabaña unas horas.Matthew lo invitó a sentarse en la sala mientras se tomaban un fuerte whisky, como en los viejos tiempos.Los agentes policiales se habían ido en su mayoría a seguir haciendo su trabajo, que en realidad era bastante y tenían a unas cuantas personas que procesar.No era solo a Elizabeth, sino que, para alegría de la policía, habían capturado en esta redada al jefe del grupo mafioso que tantos dolores de cabeza le estaban dando, en una zona específica de San Francisco.Era uno de los que secuestró a Valerie y la llevaba al lugar designado para entregar la “mercan
- ¿Estás tan feliz? - le preguntó Valerie a Oliver, porque lo veía sonriendo malévolamente mientras leía la prensa en la sala.Había pasado casi una semana de la locura del secuestro y Oliver se había vuelto un protector total de su chef.Aunque no quería, Valerie tuvo que empezar a salir al menos con un guardaespaldas para protección y esas eran las veces que Oliver, personalmente, no la acompañaba a visitar a sus padres.Con el acoso de los Johnson, a pesar de la orden de alejamiento, igual quedaba el miedo persistente de que estando acorralados, hicieran alguna movida extrema.Oliver estaba mucho mejor con respeto a toda su recuperación y Valerie ya había llegado a un acuerdo con Matt, de que trasladaría la sede de su oficina para San Francisco.Cuando se lo dijo a Oliver, que volverían a ser vecinos en el mismo edificio, porque pensaba reabrir Le Petit Bistro, Oliver se comportó como un chiquillo cayéndole a besos, que poco a poco pasaron de ser inocentes y de alegría, a otra cate