Apolo no deja de mirarme, sus pupilas denotan preocupación absoluta.
Yo conduzco mi pequeño camaro blanco, él se mantiene en el asiento trasero del copiloto sin dejar de mirarme. Muy a pesar de que no pierdo de vista la carretera, soy capaz de sentir su intensa mirada sobre mí.
—Creo que no habrá nada que pueda hacer para evitar que lo hagas.
—No —respondo con gran afirmación.
—No quiero que te conviertas en lo que yo soy.
—Apolo, la decisión está tomada —insisto al dejar salir un lento suspiro—, voy a terminar con Lila esta misma noche, mañana encontrarán su cadáver acostado sobre su cama, cubierta con una manta, pensarán que fue un atraco, punto final.
—No tienes que hacerlo.
—¿Entonces quién va a hacerlo?
—Yo puedo hacerlo —dice al asentir con seguridad.
Lo
A causas del daño que ocasionó mi temblor, cerraron la escuela por algunos días para poder reconstruir ciertas cosas, así que esos días los aproveché para viajar a Salem a estudiar, además de que ayudé a muchos de los damnificados. Después de todo, había sido mi culpa, culpa que aún permanecía dentro de mí, al no haber sido capaz de controlarme.Álvaro y Adrián dieron con el paradero de cinco lobos más, con ayuda de Connor, dieron también con el paradero de cinco sacerdotes que los mantenían vigilados, personas normales, que tan solo fingían ser sus amigos con la única intención de que no se alejaran de ellos.En cuanto a Apolo y yo, casi nos habíamos mudado juntos, entrenábamos juntos y luego teníamos grandes sesiones de sexo, lo que se convertía en la mejor parte de mi día.El regr
La desesperación es tanta, que el único sitio que siento seguro para mí en aquel momento, era Salem, junto con Agnes y Sam, su amigo pantera.Me muevo de un lado a otro, incapaz de poder quedarme quieta, un horrible nudo se encontraba atorado en mi pecho al no poder creer en todo lo que había acontecido en la mañana; Lila estaba viva, ¿Cómo carajos iba a estar viva cuando yo había visto con mis propios ojos la forma en que Apolo había acabado con su vida?Sam me mira con preocupación, sentado en la rama de un alto roble, mientras que Agnes camina a mi lado, tratando de hacer que me sintiera mejor.Todo mi cuerpo temblaba sin parar, me sentía aterrada, temía en lo que ahora fuese a acontecer. Estaba claro que no podía volver a la escuela, joder, ¡Apolo también tenía que perderse! Ese demonio sabía lo que éramos, además de que probabl
Agnes nos preparó una linda cabaña en medio del bosque, dijo que lo mejor sería que estuviésemos alejados de los habitantes de Salem, mis poderes cada vez estaban más fuera de control, por lo que, temía que algo más pudiese ocurrir.El sitio era pequeño, pero muy acogedor, al punto de provocarme tremendas ganas de poder pasar mi eternidad metida en esta casita, al lado de mi guapo lobo de ojos oscuros.—Que lindo lugar —dice Apolo al detenerse tras de mí justo en la puerta de la cabaña—, casi puedo imaginar pasar mis tardes viendo el atardecer a través de estas enormes ventanas —señala con su barbilla—, encender esta chimenea, rodearte con mis brazos y terminar por hacerte el amor sobre la alfombra —farfulle al pasar a mi lado para observar todo.Tuerzo una sonrisa, a la vez de que muerdo mi labio inferior, claro que yo también imaginaba
Pasamos unos días increíbles, nos levantábamos tarde, entrenábamos durante el día con Agnes y Sam y luego, volvíamos a nuestra pequeña cabaña donde jugábamos a ser una pareja normal: besarnos mucho, cocinar juntos, dormir abrazados y hacer el amor cada vez que tuviéramos la oportunidad, eran parte de nuestras funciones.De forma peligrosa, me estaba acostumbrando a aquella vida sencilla, lo que me hacía temer que, en cualquier instante, chocara contra pared y que todo este hermoso plan de vida que teníamos ahora, terminase yéndose a la mierda.—¡Así que ya despertaste! —exclama Apolo al acercarse a la cama sosteniendo una bandeja donde se podía oler un delicioso desayuno.Bostezo con lentitud, mientras trato de sentarme en la cama, parpadeo en varias ocasiones, a la vez de que restriego mis ojos con las palmas de mis manos, tratando de aleja
Me detengo cerca de un viejo y enorme árbol, en su tronco, se ha formado una pequeña cueva, donde enseguida busco refugio.Lloro de desespero, llevo ambas manos hasta mi cabeza y niego en repetidas veces, no quería creer en el hecho de que me estaba transformando en un monstruo, maldita sea, casi no podía reconocerme, casi mato a esa chica por un maldito ataque de celos, y lo peor de todo, lo estaba disfrutando.Grito, haciendo retumbar la tierra, escucho la forma en que varias ramas se parten, hasta el sonoro ruido que ocasionan al estrellarse contra el suelo. Abro los ojos, mi respiración está alterada, mi mirada nublada ante la gran cantidad de lágrimas que no dejan de derramarse, mi corazón late con fuerza y todo mi cuerpo es recorrido por innumerables espasmos.Cierro los ojos y comienzo a realizar pequeños ejercicios de respiración, tratando de calmarme antes de ocasionar un nuevo caos.<
Me despierto con unas horribles ganas de vomitar, llevo una mano hasta mis labios, conteniendo las náuseas, pero, el asco es tan grande, que literalmente debo de teletransportarme hasta el baño, donde con mucho costo logro inclinarme para vaciar todo el contenido de mi estómago.A los pocos segundos, tenía a Apolo tras de mí, agachándose para ponerse a mi altura, él toma mi cabello con una mano, llevándolo hacia atrás para que no llegue a ensuciármelo.—Cariño, ¿Qué sucede? —interroga en cuanto soy capaz de detenerme.Aspiro con lentitud, cierro los ojos y niego, tratando de alejar todos esos horribles ascos que habían llenado mi estómago.—Estoy bien, estoy bien —repito, tratando de convencerme a mí misma—, solo necesito tomar un poco de aire —murmuro al ponerme de pie.Lo miro y le sonrío, trat
Se suponía que debía de ser una mujer fuerte. Se supone que soy la bruja más fuerte de todas, pero ahora, no dejaba de revolcarme en la cama sin dejar de llorar.Me sentía débil, tonta… ¿Cómo pude ser tan estúpida como para dejarme embarazar?¿Qué se suponía que haría ahora con esa cosa que estaba creciendo en mi vientre?¡Maldita sea! ¡Maldita sea! ¡Maldita sea!—Te he traído un té de manzanilla —dice Apolo al acercarse de forma cautelosa a la cama.Lo miro con odio, todo esto era su maldita culpa, él me había embarazado, por su culpa ahora no sabía lo que tenía que hacer con la cosa que se estaba formando en mi interior.—¡Tú! —señalo al extender una mano, para hacerlo lanzado contra la pared opuesta, él grita, a la vez de que patalea tratan
Me niego a salir de la cabaña durante los próximos días. Incluso me niego a dirigirle la palabra a Apolo, quien no se me despega al temer que vaya hacer alguna locura. Él insistía en que muy a pesar de que se tratara de mi cuerpo, aquella criatura era de ambos, por lo que, se negaba rotundamente a permitir que lo sacara.Y es que, a decir verdad, aún quería hacerlo. Tan solo esperaba que Apolo se descuidara un instante para lograr mi objetivo, sabía que tarde o temprano se cansaría de estar en modo niñero y me dejaría sola, era en ese instante donde aprovecharía para hacerlo. Por lo pronto, no me atrevía por el simple motivo de que sabía que haría hasta lo imposible por evitarlo, aún si la única manera de hacerlo, fuese hacerme algún daño.—Te he traído el almuerzo —dice al entrar a mi habitación, lo deja sobre l