Capítulo 9
Ya eran las siete y Javier aún no iniciaba la fiesta. Sentado en el sofá, jugaba distraídamente con un encendedor mientras miraba la hora y revisaba su teléfono constantemente.

—Javier —Camila le jaló suavemente la manga—, ya es tarde y todos tienen hambre...

Javier la miró con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

—Tú eres la que tiene hambre, ¿verdad? —le pellizcó la mejilla juguetonamente.

—¡Me muero de hambre! Quiero probar el pastel —Camila se acurrucó en sus brazos.

Javier percibió un aroma sutil pero familiar.

—¿Qué perfume usas? —preguntó en voz baja.

—Tomé uno del tocador —respondió Camila sorprendida—. ¿No te gusta?

Javier negó con la cabeza: —Está bien.

Era el perfume que solía usar Alejandra, aunque no recordaba la marca.

Mientras todos jugaban con el pastel, Javier salió a fumar al balcón. Su teléfono seguía en silencio. Recordó que Alejandra había prometido no perderse ninguno de sus cumpleaños, pero ya había roto su promesa.

Con ojos fríos y una sonrisa amarga, escribió
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