Por Gonzalo

Débora no confiaba en mí.

No me quería a su lado porque pensaba que en cualquier momento yo volvía con Marta, como pareja, porque ahora somos amigos y es solo para ayudarla.

No hubo manera de convencer a Debi, que es inmenso el amor que le tengo, que cada espacio de mi cuerpo muere lentamente porque no la tengo.

Ella me ama, pero no quiere darme su amor, si supiera que el dolor que siento por no tenerla, que es como tener mi piel en carne viva, me muero de ganas por entregarle la pasión que siento por ella, necesito sus besos, sus caricias.

No tengo medida ni control cuando hacemos el amor y eso me sucede solo en sus brazos.

Mi amor tampoco tiene medida, la amo con cada rincón de mi alma.

Lo mejor de mí, es para ella.

Se metió dentro de mí, es un tormento no tenerla, mi vida entera es un desastre si ella no está a mi lado.

Necesito su amor.

No encuentro la forma de que entienda que todo mi amor es para ella, que no me interesa otra mujer.

Entré a la casa de Marta, me cuest