Nuestro hogar

Por Gonzalo.

Débora no quiso ir conmigo al casamiento, yo sabía que estábamos en la misma mesa.

En la iglesia, me acerqué para saludar a sus padres y le planté un beso en la boca a ella.

No puede ser que el contacto que tenga con mi mujer, sea robándole besos.

En el salón, cuando llegó, yo ya no me despegué de ella, había un amigo de mi hermano que no dejaba de mirarla, yo estaba bastante molesto, espero que ni se acerque a nuestra mesa.

Cuando Debi se sacó la capa, realmente se me cortó la respiración.

Estaba vestida de lujuria, de sexo y lujuria.

Se llevó todas las miradas de los hombres que estaban cerca, yo quería abrazarla y besarla para que todos se enteren que es mía.

La llevé de la mano a nuestra mesa.

Comienzo a hablarle en el oído y terminé besándola en la boca.

En un momento, su hermano le hace un comentario y Debi discute con él, que aprovecha la ocasión para decirle caprichosa, estaban comenzando una de esas discusiones de hermanos, como las que yo tenía con Tiziano cuand
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