Capítulo 9: ¿Qué voy a hacer?

Ariane

Me estoy dando una ducha rápida, la ducha es magnífica, grande para ser de un avión. Me seco, la cabeza en las nubes, porque aún no puedo entender lo que ha pasado, pasando de ser una persona libre a una secuestrada en el transcurso de una noche, secuestrada, presa. Me pregunto

¿Qué va a ser de mí? ¿De nosotros? Porque llevé a la que me sirve de hermana en mis locuras. La veo entrar en la habitación con una cara de funeral.

- Te pido perdón, querida, por una vez debí haberme contenido, ser discreta. ¿Qué nos va a pasar ahora? ¿Quién es ese hombre? ¿Para que me secuestra en Las Vegas sin temor a nada, sin que nadie se atreva a intervenir? Estoy condenada, estamos condenadas.

- No hace falta que me lo digas.

Ella me susurra al oído

- ¡Es un mafioso! ¿Y el jefe de todos los mafiosos de Italia?

Siento un escalofrío.

- ¿Qué? ¿Estás bromeando, verdad? ¿Es para asustarme, es eso?

- ¿Crees que podría bromear en un momento así?

- No.

- Siempre te he dicho que tuvieras cuidado con tu gran boca, con tu carácter.

- Pero él fue quien empezó, ¿querías que lo dejara insultarme, que me tratara de puta, de menos que nada? Busco a un hombre rico, pero no para prostituirme, quiero que me respeten, busco a un hombre que me corteje, que me encante, que me mime, que me trate como a un huevo. No a este RUSTICO de la Edad Media. Oh, no, no iba a dejar que me pisoteara como lo hizo, eso no. Nadie me menosprecia.

- Aquí es donde nos ha llevado eso. ¿Qué hacemos ahora? No, ¿qué haces ahora para sacarnos de este lío en el que nos has metido?

- No tenías que seguirme, ¿por qué no te quedaste allá para alertar a las autoridades? Eso podría haberme ayudado. Ahora somos las dos prisioneras, ¿quién va a salvar a la otra?

Hago idas y venidas sin poder encontrar una solución. Me siento a su lado, la cabeza entre mis manos.

- No te preocupes, encontraré una solución, de acuerdo, todo estará bien. Vamos a descansar un poco para recuperar fuerzas, si estamos bien descansadas, con la mente clara, las soluciones vendrán más fácilmente, ve a dormir un poco, todo estará bien.

- Lo siento por no haber podido evitar que te llevara, soy tu hermana mayor, mi papel era protegerte, incluso de ti misma, perdóname, hermanita.

- No tengo nada que perdonarte, todo es culpa mía, no debí dejarme llevar, sin embargo, no me arrepiento de nada de lo que le dije o hice, lo merecía.

- ¿Qué voy a hacer contigo? Sabes que no podía quedarme allá sola, me ibas a hacer mucha falta, sabes que no soy igual sin ti, me completas, me gusta tu alegría de vivir, tus cambios de humor, tus chistes tontos, tu fuerte carácter, te quiero, hermanita, nunca cambies, excepto para encontrar una solución para que escapemos. ¿Recuerdas el golpe que le diste a los joyas de la familia de James por no haber venido a nuestra cita con flores para mí? Me reí durante días. Desde ese día sé que, sin importar la persona, el lugar o lo que haga, si tengo razón o no, siempre me defenderás. Y yo haré lo mismo, aunque en tu caso, nunca has tenido razón.

- Comenzaste tan bien que tenía una lágrima en el ojo, pero al final lo arruinaste todo, siempre tuve razón, ¿no es cierto que tengo razón? ¿Tengo razón o tengo razón?

- Incluso en situaciones difíciles, logras hacerme reír y te amo por eso. Debías ser mi hermana en otra vida.

- Seguro, yo también te quiero, hermanita. Sé que no te gusta mucho que te llame así, pero me gusta llamarte así, si tú tienes una hermana pequeña, ¿por qué no yo? Eres mi hermana pequeña y yo soy tu hermana pequeña, es un empate, ¿no? Duerme bien, besos.

Voy a recuperar fuerzas para la batalla que se avecina, no me dejaré vencer, ¡gano o