ARIEL
Me levanto dispuesta a salir, con vergüenza por mis palabras y con lagrimas en los ojos, soy una tonta por dejarme llevar, sacar mis problemas en el momento menos indicado y lamento defraudar a mi hermana.
—Espera Ariel—dice cuando tomo el pomo de la puerta—no le he dicho que se valla, o que su entrevista a terminado.
—Pero con lo que acabo de decirle…
—Tome asiento por favor—no quiero girarme, tengo vergüenza de mi misma, porque debo parecer una patética—Ariel.
Se me eriza la piel cuando pronuncia mi nombre.
—Ariel—insiste—no me gusta repetir las cosas.
—Lo siento Michael si le parezco patética, pero simplemente me deje llevar—hablo de espalda—no debía decirle estas cosas y usted pensara que soy una desequilibrada mental y…
—Pase por lo mismo que tu—tiemblo cuando lo siento detrás de mi hablándome, su cuerpo está muy cerca al mío y el calor que desprende me envuelve—cuando perdí a mi esposa en el parto de mi hijo, quise morirme con ella, pero mis dos chiquitos me salvaron la vida y sin ellos no se que hubiese sido de mi.
Me toma del brazo girándome, pero miro a mis pies, me avergüenza míralo a los ojos. Me toma del mentón obligadome a mirarlo y parezco una niña a su lado, es demasiado alto, sus casi dos metros contra los 1,60 que mido me dejan como una muñeca a su lado.
—¿Has hablado con alguien de tu intento de asesinato? —su mirada azul es tan hermosa.
—Solo a ti Michael—sonríe sin soltarme—no debi…
—Me alegra que me lo confesaras Ariel—asiento—ahora siéntate que tenemos que hablar de tus deberes y responsabilidades, me imagino que tu hermana ma o menos te explico lo que tenias que hacer.
—Solo un poco, no entro en detalles como hubiese querido
Observo su cuerpo mientras se dirige a su mesa y debo darme un golpe mental para no quedarme viéndolo como estúpida, el rubio se sienta en reparando mi aspecto mientras lento me dirijo a la silla.
El vestido rojo se ajusta a mi figura llamando su atención y siempre me he avergonzado de tener senos tan grandes, ser talla 38b y siento que la abertura en v del vestido los pronuncia aun mas.
—El trabajo es simple y es hacerme la vida más fácil, también deberás ayudar en la casa con mis hijos que son lo mas importante de mi vida, por eso te iras a vivir a mi casa, tendrás un suelto fijo, ayudaras a la empleada y mi itinerario personal ya que Abril, se encarga de toda la parte contable y administrativa.
—Señor, no le da miedo que una mujer depresiva como yo, este al lado de sus hijos.
—No—me dice—ellos no serán tu trabajo, mis hijos serán tu terapia porque además de manejar esta empresa soy Psicólogo y se como tratarte y los niños, los animales y las cosas, por lo general son la mejor medicina.
—Yo no quiero que usted sea mi Psicologo—le dejo claro.
—Es la única condición que tendrás para obtener este trabajo, de confió mis hijos y mi vida, pero bien dices estas mal Ariel y necesitas ayuda que yo estoy dispuesto a darte, pero para tu obtenerla debes darme algo a cambio.
—Esta bien, acepto entonces—sonríe—cuando empiezo.
—Hoy mismo—abro mis ojos—iremos a mi casa donde vas a instalarte, conocerás al personal y a mis prioridades.
—Michael pensé que…
—Tienes algo que hacer—pregunta—como por ejemplo cumplir la cita con el puente de donde piensas tirarte.
Arrigo mi entrecejo sin gustarme para nada sus palabras.
—No, no es eso.
—Perfecto—se levanta—andando que tengo muchas cosas que hacer—me entrega la Tablet y toma su chaqueta ya que usa trajes a la medida.
Me despido de Abril y abordamos su camioneta, todo aquí es de lujo y huele tanto a Michael que me siento un poco incomoda estando a su lado. Miro por la ventana respirando profundo para calmar mis pulsaciones y desde mi esposo no me sentía tan inquieta al lado de un hombre.
Teclea en su celular rápidamente mientras intento que mis pensamientos no me traicionen, me siento demasiado sofocada, inquieta angustiada y suelto el aire contenido llamando su atención.
—Cuando fue la primera vez que intestaste suicidarte—no lo miro.
—Enserio estas evaluándome en este momento.
—No me gusta repetir las cosas dos veces Ariel—su tono es calmado, pero maneja mucha fuerza en sus palabras.
—Antier—respondo sin más—la llamada de mi hermana impidió que jalara del gatillo.
—Es la primera vez que lo intentaste.
—Y ayer, pero me quede dormida.
Siento su mirada en mí, pero me niego a observarlo.
—¿Con que?
—Veneno para ratas.
—Eso solo te causara indigestión—sonrió—es bueno que sonrías de vez en cuando.
—Hay cosas que me parecen graciosas, pero a veces me siento sin vida en este mundo y que soy como una hoja al viento.
—Lo parecerás si no comes algo—miro mi cuerpo—estas muy delgada y pálida
—¿Estoy fea? —se me encoje la boca del estomago
—No he dicho eso, escucha mis palabras y no las malinterpretes.
—Michael—lo llamo preocupada.
—¿Y si no le gusto a tus hijos por verme pálida?
Lo miro esta vez, ando tan insegura de mi vida que esta pienso que unos niños podrían rechazarme.
—Pareceré salida de una película de muertos vivientes, o Morticia, o el cadáver de la novia—sigo —a mi me gustan mucho los niños y no quisiera que…
—Mis hijos están muy chicos—me interrumpe—Sofia tiene siete años y Matias tiene cinco, así que se acostumbraran, solo trátalos bien.
Comprendo ahora hace cuanto murió su esposa.
Las rejas de la mansión se abren y me quedo maravillada con la simple fachada, hay una fuente de delfín en medio de la zona verde y me ofrece la mano para salir del auto.
Su mano es muy sueve, me confunde las sensaciones que me hace sentir y el como mi cuerpo reacciona a su cercanía. Deja una mano en mi espalda baja, guiándome adentro y lo primero que hacen los niños es lanzársele encima cuando ven a su papa.
—Papi—llega la niña primero—papito—es el chiquito.
Los besa, alza y abraza al mismo tiempo demostrando su fuerza, asi pensé un futuro con mi esposo, pero es algo que nunca llegara a pasar y al parecer formar una familia no es mi destino.
—Niños les presento a Ariel—los pone frente a mi—ella estará también al cuidado de ustedes y será mi asistente.
—Tienes el nombre de la sirenita—dice la niña tiernamente comprimiéndome todo por dentro—es lindo.
—No mas que el tuyo—me agacho para estar a su altura—tienes el mismo nombre de la princesita Sofia—tienes los ojos del papa—y eres mas hermosa que ella convirtiéndote en una reina.
Me sonríe ampliamente y acaricio su mejilla con ternura, lo permite, no me rechaza y voy por el chiquito que se esconde de mi en las piernas del padre.
—Es tímido—me dice el papa cuando lo miro
—Hola Matias—le ofrezco mi mano—como estas.
—Bien—responde estando detrás del padre.
—Me das la mano para saludarme, mira que los niños buenos saludan como es debido—sale solo un poco, toma mi mano y de inmediato lo suelta.
—Tienes un nombre muy lindo—le digo para romper el hielo.
—Tú también.
—Te mostrare la casa.
Tomo a Sofia de la mano y el, carga a Matías para hacerme el recorrido, la mansión cuenta con Piscina y un campo de basquetbol y tenis, además de una cancha de soccer, las escaleras de caracol nos llevan a la segunda planta y mi habitación esta en la mitad de las alcobas de los niños, me presenta al personal que trabaja con el y la nana que ya está entrada en edad.
—Niños vayan con Esperanza—la niña no quiere soltarme—tengo que hablar con Ariel algo importante.
—Te quedaras—pregunta Sofia tiernamente.
—Eso espero reina—dejo un mechón detrás de su oreja—nos vemos prontamente.
Sigo Michael que me lleva a su despacho después de entregarle al niño a Esperanza y cierra la puerta yendo por los documentos que pone en la mesa.
—Ya te mostré todo Ariel, tus responsabilidades, mi casa, mis hijos, te ofrezco mi ayuda, solo faltas que firmes.
ARIELNo tengo mucho que pensar, lo único que me interesa ya está plasmado en el papel y firmo el documento con las sensaciones alteradas, la mirada profundo de Michael me escruta mientras nerviosa dejo mi nombre completo en el pliego.—Sera divertido y espero te ayude Ariel—asiento sin poder mirarlo a los ojos—mírame.—¿Para que? —la presión arterial se me sube—Te atreves a llamarme por mi nombre, pero no eres capaz de verme a los ojos—dice—¿me tienes miedo?—Tengo vergüenza de ti—confieso—no debí decirte algo tan personal, así de esa manera y creo que me contratas por lastima.—Tienes una idea por errónea de mi personalidad Ariel y mírame a los ojos porque sabes que no me gusta repetir las cosas.Me obligo hacerlo presenciando la misma tormenta la cual te acerca al precipicio.
ARIELARIELEs lo único que digo, me subo al auto que huele a ese hombre y debo darme un golpe mental para no caer en divagaciones estúpidas. Respiro y despejo mi mente en todo el camino, hasta que llego a la lujosa mansión.—Buenos días esperanza—saludo a la mujer mayor.—Buenos días niña—me sonríe y dos empleadas más vienen a mi encuentro—te presento a Karina y Mayala que nos ayudan con el arreglo de la casa.—Buenos días chicas.—Hola—saluda Mayala, mientras Karina no responde.—Ven que tienes que llevar a los niños a las 7 a natación y después—me dice—allá tienen una persona que se encarga de su cuidado hasta que tu vayas por ellos a las 9, a las 10 Sofia tiene entrenamiento de tennis y a las 10:30 el niño tiene rugbi y a las 12:30 debes recogerlos, traerlos a casa, ver
ARIELApenas proceso todo lo sucedido sin imaginarme que esta pequeña fuera un demonio en piel de oveja. Voy directo a la oficina para ponerme al día con mis labores, pensando seriamente en cómo llevar la personalidad de la chiquilla sin convertirnos en enemiga.Antes de ingresar llamo a mi hermana porque debe darme muchas explicaciones, con un tema en específico y es esa criatura del demonio. Es que todavía estoy es shock y no salgo de mi asombro.—Debes saber manejarla porque la tendrás encima de ti siempre—me dice mientras deseo un cigarrillo en este momento—es una buena niña, pero se siente sola y es su mecanismo de defensa nada mas, tenle un poco de paciencia hermana.—Esa niña da miedo, se cree Dayneris, lo único que le faltan son los dragones para calcinarme—ella sonríe y escucho a su marido —te dejo, no quiero molestarte.
ARIELEl lugar es autoservicio y solo es tomar la bandeja y llenar el plato con la comida de tu preferencia. Hay todo y mientras Abril escoje carne, ensalada y papas dietas, yo solo tomo un poco de ensalada.—Estas a dieta —buscamos una mesa sola—estas muy delgada, pero te vez bien, no necesitas adelgazar mas.—No tengo mucha hambre tampoco—debo hacer algo contra eso pero en verdad comer era algo de disfrutaba hacer y ya escasamente la pruebo.—Estas muy pálida Ariel, deberías alimentarte mejor y más ahora que vas a tener un horario tan movido.—Si, pero por ahora esto está bien, ya miraré que hacer con la alimentación.No quiero que la mujer se de cuenta de mis problemas.—Te recomiendo que comas porque la novia del señor Michael es muy intensa y tu hermana estaba que le daba una úlcera gástrica cada
ARIELEs normal sentirse en una situacion como la mia cuando lo haz perdido todo, cuando todas tus ilusiones, metas y sueños caen a tus pies sin tu poder hacer nada. el cansancio mental te mata lentamente, tus pensamientos por alguna razon son tu peor enemigo y la soledad se vuelve tu peor aliado. te sientes como si Dios te escupiera en la cara donde solo tienes en tu mente una sola cosa y es morir ya que lo unico que deseas es acabar con el vacio que sientes en tu corazon.Me limpio las lágrimas antes de abrir la puerta con la insistencia de Michael por hablar conmigo. No quiero que me vea como una estúpida o más de lo que ya me ve y generarle más lastima de la que ya le genero.Abro la puerta chocando con su mirada verde la cual me despierta muchas sensaciones. Sensaciones que debo mantener a raya siempre teniendo presiente la situación entre él y yo.—Tienes una reunió
Pasan los minutos y me siento ahogada, desesperada, como si estuviera en una habitación fría y sucia. Tomo mi bolsa saliendo de la empresa porque necesito aire fresco o moriré con mis pensamientos.—Señorita la llevo alguna parte.Franco me alcanza en el auto y niego con la cabeza, camino por la acera sin rumbo fijo, sin detenerme ya que percibo todo a mí alrededor como si estuviera en una jaula.Me abrazo a mi misma con el frio que se cuela por mi piel, me hace doler los huesos y me siento en una de las bancas desocupadas mientras personas que visitan el parque se toman fotos o simplemente hablan, sonríen y juegan. Mientras que yo, me encantaría tener algo punzante para poder cortarme las venas.—Señorita—Franco se sienta a mi lado, después de varios minutos, metida en el fango—como se siente.—Muerta en vida—sonríe, es un hombre mayor.
ARIELSalgo corriendo con el corazón latiéndome a mil, la lluvia pega la ropa a mi cuerpo y sin rumbo fijo no me detengo sintiéndome ahogada, con ganas de terminar esto que me está matando lentamente y no me comprendo, no sé lo que tengo, lo único que entiendo es que crece como una larva la cual está invadiéndome completa, haciéndome sentir que ya no soy la misma.No valgo nada, no soy nada y respirar me cuesta más que las ganas de sobresalir. Mi margen de reaccion se achica, siento que soy muy pequeñita y absorbida por el mundo.—Ariel —escucho la voz de Michael y corro más queriendo huir de él, pero me alcanza tomándome del brazo.Forcejeo, no quiero verlo a la cara. Pero es mucho más fuerte que yo dominándome entre sus brazos.—Calma —me lleva contra su cuerpo, pero necesito ac
Capitulo 10ARIEL—No tienes que tenerme lastima.—No es lastima—se pega a mi cuerpo y su acto me corta el paso del aire, al notar su entrepierna dura—mira lo que provocaste solo con mirarte las nalgas.No se cómo se respira después de esto por Dios bendito. Me quedo inmóvil sin saber qué hacer, como mirarlo después.—Siéntate.Preveo sus movimientos y voy por mi ropa, no quiero que vea mi ropa íntima. Sonríe extendiendo en el piso la suya y hago lo mismo con la mía. Que incomodidad, se sienta frente a la puerta yéndose contra la pared y hago lo mismo posándome a su lado.Mala idea porque su brazo choca contra el mío despertando un sinfín de emociones que me contraen el sexo involuntariamente. A él no parece molestarle el contacto, mira la lluvia como cae mientras desafortunadamente yo no dejo de