ARIEL
Apenas proceso todo lo sucedido sin imaginarme que esta pequeña fuera un demonio en piel de oveja. Voy directo a la oficina para ponerme al día con mis labores, pensando seriamente en cómo llevar la personalidad de la chiquilla sin convertirnos en enemiga.
Antes de ingresar llamo a mi hermana porque debe darme muchas explicaciones, con un tema en específico y es esa criatura del demonio. Es que todavía estoy es shock y no salgo de mi asombro.
—Debes saber manejarla porque la tendrás encima de ti siempre—me dice mientras deseo un cigarrillo en este momento—es una buena niña, pero se siente sola y es su mecanismo de defensa nada mas, tenle un poco de paciencia hermana.
—Esa niña da miedo, se cree Dayneris, lo único que le faltan son los dragones para calcinarme—ella sonríe y escucho a su marido —te dejo, no quiero molestarte.
—No siempre los lujos llenan el vacío que tenemos en el alma y esa niña, como tú se necesitan la una a la otra, estoy segura que con el paso del tiempo aprenderán a conocerse y soportarse.
Cuelgo la llamada cuando tomo el pasillo que me lleva a la oficina de mi nuevo jefe, mi psicólogo y demás. No puedo evitar sentirme altamente atraída por ese hombre. Es demasiado atractivo, interesante, su personalidad es aplastante y su aura intimidante que despierta un millón de sensaciones en mi cuerpo.
—Buenos días—Abril observa
—Hola buenos días—contesto un poco desanimada—¿Michael se encuentra?
Me observa por la manera que tengo de llamarlo.
—Suelo tratar así a las personas, es una mala costumbre—me excuso
—¿Se molestó?
—No pareció importarle de todas maneras—me sonríe ampliamente—iré a reportarme.
—Está bien.
Abro la puerta sin tocar, chocando con la mirada que pone la piel de gallina y de la nada me imagino cosas malas hechas por él y yo dentro de su oficina. Se me contrae involuntariamente el sexo cuando lo veo y esta abstinencia me está matando y ver a este hombre se hace demasiado notaria.
—¿Como te fue con mis ángeles?—me observa de pies a cabeza alterándome los nervios.
—Son ambos unas ternuritas—sonrió con falsedad—Sofía es un ángel caído del cielo y que decir del pequeño, todo un amor.
Como decirle que son la personificación del mal. Que son ambos el anticristo y que su niña se cree diosa entre mortales.
—Espero te lleves muy bien, se que son unos angelitos, un poco difíciles, pero son niños de todas maneras.
No puedo dañar la imagen que tiene de sus hijos, que clase de ser humano lo haría.
—Si—no digo nada mas—vine a reportarme e iré con Abril para que me ponga al tanto de mis deberes aquí.
—¿Como te sentiste ahora? —es tan apuesto y atento. No se si me pregunta por el trabajo que el mismo acaba de ponerse, o solo por el hecho de yo importarle.
—Bien—me levanto—¿a cualquier instante vas a actuar como mi Psicólogo?
—¿Eso te molesta?
—Como hare para pagarte después.
—De eso me encargo yo.
—Que no sea en especie, porque llevo prácticamente un año sin sexo y creo que perdí sensibilidad allí abajo ya queeee—me trago la lengua cuando me doy cuenta de mis palabras… me observa con curiosidad y debo bajar la mirada debido a su intensidad.
—¿Ya qué?
—Ya que debo empezar con mis labores.
—Intenta no huir de las cosas que te avergüenzan, enfréntalas.
Asiento saliendo de su oficina, como si fuera tan sencillo, soy una tonta mujer fracasada que ni su matrimonio pudo cultivar, no pudo mantener a su hijo en el vientre y posiblemente jamás vuelva a tener hijos y quiere que hable de mi vida sexual abiertamente con él, que es mi jefe y el padre de esos dos engendros.
Abril me explica algunas de mis responsabilidades. Que van desde manejar su agenda, programar las citas, atender a las llamadas de los clientes más importantes y el teléfono, estará conectado a mi móvil para atender las llamadas.
Me apersono de las cosas que me ayudan a olvidar mi triste vida y antes de la hora estimada, salgo a recoger al demonio uno que enojada me espera en la puerta, junto con la encargada de cuidarla hasta mi llegada.
—Voy hacer que te despidan—dice—porque tardaste tanto, crees que estoy para esperarte hasta que te de la gana.
Paciencia Dios, dame paciencia por favor.
—Su majestad perdone la demora—la chica me mira, pero a esto le pondré un alto. No puedo permitir que me maneje como se le da la gana.
—Toma mis cosas.
Va hacia el alto y le sonrió a la chica tomando sus pertenecías, respiro profundo cuando me subo a este y la hallo mirando por la ventana con la mirada perdida. Tiene clase de tenis y de ahí tengo que venir por el hermano.
—No quiero ir a clases hoy—dice—quiero estar en casa, asi que llévame.
—Pide su majestad o declara.
—Te digo.
—Tiene que ser entonces más específica porque me confunde.
—¿Estás jugando conmigo?—ruedo los ojos, es una patada en el culo esta niña, pero paciencia, solo está en crecimiento.
—Lo siento mucho majestad, si le hago pensar tal barbaridad—tengo ganas de reírme—pero su padre es muy estricto y debe asistir a sus entrenamientos deportivos ya que están en vacaciones de navidad, por eso le recomiendo no hacerlo enojar.
—No se va a enterar, nunca se entera de nada, así que no te preocupes y llévame a mi casa, te lo ordeno esclava.
—Vera usted mi majestad que temo a su ira, pero más a la de su padre si le desobedezco, así que por favor no provoque que las dos seamos castigadas.
El hombre que conduce me observa por el retrovisor y solo es una niña, le sigo el juego pero no por mucho tiempo. No tiene más alternativa, la entrego a la persona encargada y ni se despide la grosera, voy por el pequeño con el tiempo medido y no le hablo, ya creare un espacio para interactuar los dos, sin la influencia de su hermanita.
—Vendré por ti cumplidamente.
Asiente cuando el hombre lo recibe.
—Eres nueva—asiento ofreciéndole la mano.
—Mi nombre es Ariel Cornet y soy la niñera de los niños.
—Mucho gusto, Walter.
Es un lindo pelinegro de ojos claros pero ahora el cabello negro me parece de lo más de hermoso. Es amable conmigo y suspiro, realmente estar de aquí para alla me ayuda con el estrés y los factores que afectan mi estado de ánimo.
Me subo al auto donde platico con el conductor para hacer el viaje más ameno. Necesito en todo momento tener mi mente ocupada, los pensamientos malos se perpetúan en mi pecho y siento ganas de llorar de momento.
—No está bien que le des alas a la niña—me encojo de hombros—si quieres puedo hablar con el señor y ponerlo al tanto de como te trata.
—Puedo manejarlo, no te preocupes, solo estoy esperando un buen momento para hacerlo ya que solo es una chiquilla que quiere llamar la atención y sobretodo de su padre.
—El señor es atento, solo que su trabajo le devenga muchas horas, pero no es mal padre. Es tierno con ellos.
—No digo que lo sea, pero si debe estar más pendiente, esa niña grita su compañía.
—Hablare entonces con el señor.
—No, conoceré primero a Sofía, quiero ganarme su confianza.
—Esta bien señorita como usted diga.
Recibo llamadas que atiendo y paso a mi jefe mientras el conductor me lleva de regreso. Cuando llego a la empresa no se encuentra. Continuo con mis labores y me gusta esto de no estar encerrada en un mismo lugar.
Michael requiere siempre que sus hijos en todas partes estén acompañados pero les da algunas libertades para que no se sientan presionados.
Las horas pasan y de la nada ya es medio día.
—¿Ya almorzaste?—niego a la pregunta de Abril—vamos te invito
—No tengo mucho tiempo, tengo que ir por los niños.
—Que agitador estar saliendo, tu hermana tenía la misma rutina y Sofía la dejaba por lo general traumada.
Era de esperarse, ya tengo mis problemas existenciales, para ponerme mas presión con esta niña.
—Es solo una niña—tomamos el ascensor—solo tenemos que entenderla.
—Vamos al restaurante de la empresa para no demorarnos.
ARIELEl lugar es autoservicio y solo es tomar la bandeja y llenar el plato con la comida de tu preferencia. Hay todo y mientras Abril escoje carne, ensalada y papas dietas, yo solo tomo un poco de ensalada.—Estas a dieta —buscamos una mesa sola—estas muy delgada, pero te vez bien, no necesitas adelgazar mas.—No tengo mucha hambre tampoco—debo hacer algo contra eso pero en verdad comer era algo de disfrutaba hacer y ya escasamente la pruebo.—Estas muy pálida Ariel, deberías alimentarte mejor y más ahora que vas a tener un horario tan movido.—Si, pero por ahora esto está bien, ya miraré que hacer con la alimentación.No quiero que la mujer se de cuenta de mis problemas.—Te recomiendo que comas porque la novia del señor Michael es muy intensa y tu hermana estaba que le daba una úlcera gástrica cada
ARIELEs normal sentirse en una situacion como la mia cuando lo haz perdido todo, cuando todas tus ilusiones, metas y sueños caen a tus pies sin tu poder hacer nada. el cansancio mental te mata lentamente, tus pensamientos por alguna razon son tu peor enemigo y la soledad se vuelve tu peor aliado. te sientes como si Dios te escupiera en la cara donde solo tienes en tu mente una sola cosa y es morir ya que lo unico que deseas es acabar con el vacio que sientes en tu corazon.Me limpio las lágrimas antes de abrir la puerta con la insistencia de Michael por hablar conmigo. No quiero que me vea como una estúpida o más de lo que ya me ve y generarle más lastima de la que ya le genero.Abro la puerta chocando con su mirada verde la cual me despierta muchas sensaciones. Sensaciones que debo mantener a raya siempre teniendo presiente la situación entre él y yo.—Tienes una reunió
Pasan los minutos y me siento ahogada, desesperada, como si estuviera en una habitación fría y sucia. Tomo mi bolsa saliendo de la empresa porque necesito aire fresco o moriré con mis pensamientos.—Señorita la llevo alguna parte.Franco me alcanza en el auto y niego con la cabeza, camino por la acera sin rumbo fijo, sin detenerme ya que percibo todo a mí alrededor como si estuviera en una jaula.Me abrazo a mi misma con el frio que se cuela por mi piel, me hace doler los huesos y me siento en una de las bancas desocupadas mientras personas que visitan el parque se toman fotos o simplemente hablan, sonríen y juegan. Mientras que yo, me encantaría tener algo punzante para poder cortarme las venas.—Señorita—Franco se sienta a mi lado, después de varios minutos, metida en el fango—como se siente.—Muerta en vida—sonríe, es un hombre mayor.
ARIELSalgo corriendo con el corazón latiéndome a mil, la lluvia pega la ropa a mi cuerpo y sin rumbo fijo no me detengo sintiéndome ahogada, con ganas de terminar esto que me está matando lentamente y no me comprendo, no sé lo que tengo, lo único que entiendo es que crece como una larva la cual está invadiéndome completa, haciéndome sentir que ya no soy la misma.No valgo nada, no soy nada y respirar me cuesta más que las ganas de sobresalir. Mi margen de reaccion se achica, siento que soy muy pequeñita y absorbida por el mundo.—Ariel —escucho la voz de Michael y corro más queriendo huir de él, pero me alcanza tomándome del brazo.Forcejeo, no quiero verlo a la cara. Pero es mucho más fuerte que yo dominándome entre sus brazos.—Calma —me lleva contra su cuerpo, pero necesito ac
Capitulo 10ARIEL—No tienes que tenerme lastima.—No es lastima—se pega a mi cuerpo y su acto me corta el paso del aire, al notar su entrepierna dura—mira lo que provocaste solo con mirarte las nalgas.No se cómo se respira después de esto por Dios bendito. Me quedo inmóvil sin saber qué hacer, como mirarlo después.—Siéntate.Preveo sus movimientos y voy por mi ropa, no quiero que vea mi ropa íntima. Sonríe extendiendo en el piso la suya y hago lo mismo con la mía. Que incomodidad, se sienta frente a la puerta yéndose contra la pared y hago lo mismo posándome a su lado.Mala idea porque su brazo choca contra el mío despertando un sinfín de emociones que me contraen el sexo involuntariamente. A él no parece molestarle el contacto, mira la lluvia como cae mientras desafortunadamente yo no dejo de
ARIELEl corazón se me descontrola con sus palabras y solo logro respirar al sentir su risa ingresar deliciosamente por mis tímpanos, siento su aliento en mi cuello y se me paran los pelos mientras sus brazos me acunan fuerte.—Tranquila, porque parece que todo a ti te afecta—me dice—pareces virgen, aunque puede ser por tu baja autoestima en este momento.—Lo lamento.—Deja también de disculparte siempre por todo mujer, afrenta las cosas Ariel, necesito que te vuelvas muy fuerte o que recuperes tu carácter de tiempo atrás.—Lo intentare—respondo con su polla querer atravesarme un riñón—tu novia a ella la quieres.Suspira dejando su mentón en mi hombro mientras la intensa de la lluvia merma.—No sé si quererla, me gusta estar con ella, además en la cama es muy buena.Somo siempre la parte sexu
ARIELMenos mal no he desempacado, un día, solo un día dure como su asistente y ya perdí el trabajo. Como se puede ser tan fracasada en esta vida. Es to me frustra más de lo normal.—¿Qué haces?—dejo mi maleta sobre la cama, yendo por la otra cuando Michael ingresa.—Lo que estás viendo—no me detengo, quiero irme y más alejarme de lo que esta despertando porque no es correcto y nunca me correspondria. Ya que le gustan las mujeres buenas en la cama y al parecer yo no lo soy tanto, por algo mi marido se aburrió de mí.—Deja eso Ariel que tú no te vas de aquí—niego con los ojos arderme—ya todo está solucionado.—No se trata de eso Michael—me toma de la muñeca quemándome la piel —mira que tus hijos no me quieren y tú no confías en mí.—Lo siento por eso, pe
ARIELNo quiero ir, realmente no me sentiría bien con esa mujer al lado y más creyéndose la diosa del mundo. Si antes no me convencida, mucho menos ahora de saber como le ha metido cucarachas a la niña, es muy mala y no quiero tener contacto con una persona como ella.—Michael yo prefiero quedarme de verdad, no me sentiría a gusto si voy con ustedes.Su mirada va de mis ojos a mis pezones poniéndome más nerviosa de lo que ya estoy.—Ariel al parecer hay que decirte las cosas dos veces —me recuerda —Ve, alístate que tengo algo que hablar con mi hijo.Asiento pasando por su lado mirándolo mal, no me gusta que sea tan autoritario conmigo y mucho menos que me obligue hacer cosas que no quiero.Abro la puerta de mi habitación encontrando varias fundas con vestidos que me emocionan. No se de donde salieron, quien las envió,