La confusión de Rebecca era prácticamente palpable. No comprendía nada de lo que estaba sucediendo.Liam le había enviado un vestido precioso, digno de un evento tan respetado como el MET, le había mandado también una limusina para que llegara por todo lo alto, solo para encontrarse toda la zona vacía y sin asomo de él.¿Qué estaba sucediendo?Maya pasa por las enormes puertas y saludo a la guardia de seguridad.—Hola, Janet —le dice con alegría.—Hola, Maya. Recuerda lo que te he dicho antes, no puedes tocar…—Los objetos del museo. Ya lo entendí y no lo haré, no soy una niña —la interrumpe ella repitiendo la frase que la guardia le ha mencionado alrededor de diez veces.Rebecca intercambia una sonrisa entretenida con la guardia y sigue a Maya que todavía se encuentra guiándola a través de la primera sala del museo.De pronto, se encuentran en la sección de la prehistoria. Desde los mamuts hasta los hombres de las cavernas. El aparador muestra a distintos hombres prehistóricos posand
Rebecca puede sentir el calor que emana la lengua de Liam contra su piel. Cada movimiento húmedo contra si clítoris inicia olas de calor dentro de ella.—Mi único deseo es hacer que te corras y, quizás, correrme yo también durante el proceso. No pienso en otra puta cosa —soltó bruscamente, pellizcándole la delicada piel de su pelvis.Ella se pierde en el peso de su cuerpo contra el de ella, en la forma en la que la tiene agarrada de las caderas para asegurarse que no pueda alejarse de él.Sentir a Liam era para ella un placer nuevo y viejo a la vez, diferente y a la vez embriagador y estridente. Volvió a saborearla con su lengua y ella solo pudo inclinar sus caderas hacia adelante, intentando recordar si alguna vez había sentido algo así sin él cerca de ella.—Es desconcertante —dijo él haciéndola sentir su cálido aliento nuevamente contra su piel— Desde que nos despedimos ayer, me he pasado todas las horas pensando una y otra vez en que podríamos collar como quisieras, el rato que qu
Liam no se lo pensó dos veces. La tomó por la cintura y la sentó sobre la barra que delimitaba la exposición.No sabía cómo acababa de tener un orgasmo hacía menos de cinco minutos y ya su pene estaba duro y listo de nuevo para ella. “Dios, esta mujer va a volverme loco, si es que ya no lo estoy”, pensó él.Con manos ansiosas y temblorosas, le subió la falta del vestido hasta sus caderas, armando todo un desorden de tela azul.Con solo un movimiento, su pene estaba duro contra la entrada húmeda y dispuesta de ella.—¿Estás segura? —le pregunta él dándole una última oportunidad para arrepentirse después de haber recordado que ella le había dicho que no podían hacerlo ahí.—Sí, por favor —le suplicó ella y fue lo único que él necesitó.Liam sonrió y empujó con fuerza dentro de ella. Con una sola embestida ya estaba sumergido por completo en su interior. Sus movimientos son amplios y llenos. Cada uno golpea de forma deliciosa dentro de ella. Haciéndola sentir plena, haciéndola sentir qu
—Rebecca, espera, no quiero que te vayas. Eres parte de mi familia —le dice Liam en un intento desesperado por que ella le preste atención y no se marche.—¿En serio? ¿Y dónde queda Margot en esta familia? Y, lo más importante ¿dónde quedo yo? ¿cuál es mi papel? Porque la verdad, no lo entiendo, Liam.Él aspira profundamente y se toma un momento para pensar sus próximas palabras.—Tú eres la cabeza de esta familia, Martin. La cabeza… y el corazón. Como te dije el otro día, eres la voz en mi cabeza. sin ti yo no soy nada, sin ti estoy a la deriva —le sonríe con tristeza— No puedo funcionar sin ti.En cuanto ella escucha esas palabras, siente cómo su corazón se derrite, pero hace todo su esfuerzo por mantenerse fuerte. No puede acceder con solo unas palabras bonitas que le diga.—No respondiste a mi pregunta, Liam.Él la mira a los ojos, de frente, con las manos a sus costados, como si se rindiera, dándole a entender que ella tiene todo el control entre ellos dos. Da un fuerte suspiro y
“Liam le preguntó primero a Margot, tiene que haber sido eso. Ella dijo que no y luego vino a mí, soy su segunda opción. El problema aquí no son los sentimientos de Margot, sino los de Liam”, pensó Rebecca.—¿Me estás diciendo esto porque Margot te rechazó? ¿Es eso lo que está pasando? ¿Soy tu segundo plato?—¡¿Qué?! ¡No! ¡Jamás! Ni siquiera consideraría eso como una opción. Rebe, no veo más allá de ti. Tú eres en lo único que pienso.—Y si se lo hubiese propuesto a mi mamá, yo misma lo habría detenido —declara Maya.Rebecca se gira a mirar a la pequeña todavía más sorprendida de lo que ya estaba si es que eso era posible.—¿No te molesta que tus papás no se casen y que tu padre quiera pedirme matrimonio?—Nop. Con todo lo que discuten, prefiero tenerlos por separados, además, tú y papá se llevan muy bien juntos y cuando estoy con ustedes me siento feliz. Hablé contigo antes de hablar con él, te conocí primero y me caíste bien. Ahora quiero que te quedes.—¿En serio? —pregunta Rebecca
Maya salió caminando como quien no quiere la cosa, como si no tuviese todo un plan preparado mientras una sonrisa de complicidad se dibujaba en su rostro al mirar hacia atrás y ver a Rebecca caminando tras ella sin darse cuenta que Liam no está por los alrededores.La siguiente parada en el pequeño tour fue en la sección medieval mientras, Rebecca todavía estaba intentando de asimilar todo lo que Liam le había dicho, toda la nueva información que ahora sabía.“Bueno, al parecer, Liam no va a casarse con Margot, parece desesperado por tenerme cerca de nuevo y, definitivamente estoy enamorada hasta las trancas, sin contar que estoy embarazada, muy embarazada. Perfecto, vamos viento en popa”. Pensó para sus adentros con un toque de ironía.Mientras esos pensamientos se adueñaban de ella, se adentró en la sala medieval. Un caballero se acerca a ella y no es capaz de ignorar su identidad.Liam estaba reluciente con una brillante armadura, escudo y espada en mano, un disfraz digno de un val
Las puertas del elevador se abren y Rebecca entra en él sin pensarlo dos veces.Un jadeo se le escapa de su boca cuando entra en la sala y ve la exhibición. Filas y filas de formaciones rocosas brillan dentro de cajas de cristal.Los ojos de Rebecca no saben dónde mirar, está ensimismada con tantas rocas. “Es la exhibición más hermosa que he visto en la vida”, piensa para sus adentros.De pronto, se da cuenta. Puede haber cientos de rocas preciosas que nada, absolutamente nada se compara al hecho de verlo a él parado al final de pasillo, en medio de todas esas rocas. No hay nada más deslumbrante que eso.En esta ocasión, no hay juegos, no hay disfraces, solo él, Liam, su Liam, con el traje a juego que eligió para llamar la atención de ella, con la sonrisa radiante que solo le aparece cuando la mira a ella.Está más guapo que nunca, o al menos, así lo ve ella, quizás sean las hormonas, quizás esté deslumbrada por toda la sorpresa que él le ha preparado, pero nunca se había sentido más
—Quiero trabajar contigo, quiero estar contigo, quiero formar una familia contigo, por todo el tiempo que me quieras.Las palabras de Rebecca conmocionan en gran medida a Liam y ella tiene un segundo para disfrutar la alegría y maravilla dibujadas en su rostro antes de que se abalance sobre ella y la abrace.Pone su mano en el cabello pelirrojo, acomoda su cabeza y toma sus labios en el más apasionado de los besos mientras ella no puede evitar pensar que nada se siente más como su hogar que los brazos de Liam.Él sabe a hambre y pasión, lo que la obliga a soltar un pequeño jadeo. Él se separa y toma el rostro de ella entre sus manos.—Te necesito conmigo. Te necesito a mi lado —besa su cara hasta el cuello y su clavícula, mordisqueando su piel, mientras las uñas de ella rascan su cuero cabelludo.De pronto, ella se le queda mirándolo fijamente con expresión seria y la lujuria reflejada en sus ojos.—Liam, vámonos de aquí, vámonos a otra parte.—¡Por Dios! Gracias al cielo que me lo pe