#62:

Y estaba agradecida también de que, desde hacía varios meses, me dolieran dos muelas pero no tuviera tiempo para ir al dentista. Mis profundos conocimientos sobre el arte de que calzar sandalias Jimmy Choo merecían tanto dolor.

¿Podía sonar eso creíble? La miré de reojo y vi que asentía gravemente con la cabeza.

—El caso, Yessica, es que mantengo como política que si después de un año mis chicas han hecho bien su trabajo las considero listas para un ascenso.

El corazón me dio un vuelco. ¿Estaba ocurriendo al fin? ¿Iba a decirme ahora que se había adelantado y me había asegurado un puesto en el New Yorker? Qué importaba que él no supiera que yo mataría por trabajar allí, lo importante era su carta de recomendación.

Solo eso.

—Tengo mis dudas sobre ti, como es lógico. No creas que no he notado tu falta de entusiasmo o esos suspiros y muecas que haces cuando te ordeno algo que no quieres hacer. Solo espero que sea un síntoma de tu inmadurez, puesto que has demostrado ser bastante compe
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