GIANNALa sonrisa en sus labios creció y asintió con la cabeza.—¿Qué vas a hacer? —inquirí curiosa, recostada en la cama con él encima.—Estimular todo su ser, mi señora, tal como me lo pidió —dijo con una voz muy solícita—. Así que… quiero que te pongas en cuatro patas, déjame ver tu trasero.La sorpresa inicial que sentí por sus palabras degeneró enseguida en seguirle el juego, y comenté mientras Vik se bajaba de encima: —Así que voy a ser tu pe.rra esta noche, eso no estaría mal.Me acomodé en cuatro patas, como damisela obediente, pero pude verlo arrugar la cara y negar con la cabeza antes de eso.—«Pe.rra» es un término peyorativo muy feo; sin embargo, en el contexto actual… —Se puso detrás de mí y llevó sus dedos a delinear mi mejilla, para meter el pulgar a mi boca, donde empecé a chuparlo sin pensar—. No me importaría hacerte ladrar.En ese mismo instante, lo sentí frotarse contra mis nalgas, ¡y claro que distinguía lo que ahí se escondía! Incluso debajo de la tela lo ansiaba
GIANNA Mi cuerpo se rindió en algún momento de la noche, y cuando desperté todo a mi alrededor estaba frío, pero también ameno; el cuerpo me pesaba muchísimo, y un penetrante aroma que entró por mis fosas nasales me hizo meterme en mis cinco sentidos. Me removí sobre el cuerpo de aquel hombre que dormía como una piedra. Era tan hermoso, tanto que me arrastré como pude hasta la mesa de noche y tomé mi celular para sacarle una foto ante la que sonreí y guardé con celo. Lo que hicimos fue tan increíble… definitivamente algo que no repetiría en mucho tiempo o terminaría muerta, pero me encantó. —Te amo tanto… ¿cómo demonios te amo tanto? ¿Soy yo, o es Abby la que habla? Da igual… te amo, eso es lo único que me importa. Una sonrisilla sucedió a mis palabras, y empecé a jugar con sus cabellos. Se pasaba la hora del desayuno, sí, pero no tenía ningunas ganas de salir de aquí, y mucho menos de despertar a un hombre que, según sus propias palabras, no había dormido bien ni una sola noche de
GIANNA—¡Señorita, cuidado!Sentí que el alma se me iba del cuerpo, y por unos segundos no pude hacer nada más que ver.Donovan no pudo sacar su arma, esa que llevaba en una funda al costado, porque el sujeto atacó demasiado de la nada como para darle tiempo a desenfundar.—¡Ayuda, ayuda, alguien quiere matarnos! —empecé a gritar en inglés, y luego cambié al neerlandés—. ¡Por favor, ayuda, alguien, ayudaaaa!Don le dio un puñetazo al tipo y lo tiró apenas a un lado, pero este hombre parecía ser un hábil peleador, porque enseguida se recompuso y le tiró una cuchillada que el otro esquivo de rodillas, y apenas ver que parecía querer venir a por mí, lo agarró por la espalda y lo lanzó contra el piso, haciéndolo soltar el cuchillo, aunque este no cayó para nada lejos.Quise ir a apartarlo, pero no tuve oportunidad, pues el tipo lo tomó y lanzó un nuevo arrebato que esta vez Don no pudo esquivar. Escuché su grito repentino, y me quedé en blanco al ver la sangre salir de su pálida mano como
GIANNALas noticias de la noche abrieron con la novedad del atentado, y un comunicado de parte de la Casa Real en el que el Rey manifestaba a motu proprio su indignación y repulsa ante lo ocurrido, y anunciaba su disposición a prestar su entera colaboración a las autoridades.La gente no dejaba de comentar eso en las redes, e incluso vi comentarios en los que me alababan por mi rápida reacción contra el atacante, decían cosas como «¡Nuestra próxima Reina tiene los pantalones bien puestos!», «Este país puede estar orgulloso si llega a tener una Reina como ella», «¡Gianna Adelaide es una mujer de armas tomar! Puedes aprender mucho en la escuela, pero la valentía y astucia, jamás».Luego de ver comentarios a favor y en contra mientras comía pizza con Vik en la glorieta del jardín, dejé el celular de lado y resoplé.—¿De verdad estás bien? —preguntó él mirándome de reojo.—Sí… es raro, ¿verdad? Cualquiera pensaría que me habría enloquecido.—Bueno, eres una chica de acero —soltó y sonrió.
GIANNALa Casa Real de Hiraeth publicó un comunicado dos días después del atentado donde explicaban que Vik y yo nos encontrábamos en una relación romántica. Desglosaban que nos conocimos en su viaje a Estados Unidos en Abril, y que él me contrató como su asistente por la recomendación de un amigo cercano.Me dio cierta vergüenza leerlo, en especial la parte que rezaba que habíamos congeniado tan bien que resultaba imposible negar la química entre nosotros… Demonios, me sentía como en una novela coreana. Además, decía que seguíamos en la etapa de conocernos, y que cada uno se ocupaba de su trabajo, por lo que pedían respeto para mí, y lanzaba una perlita que casi pasé por alto: afirmaban que me encontraba en plena formación para cumplir de mejor manera mis labores.Clases de etiqueta, de pasarela y postura, de neerlandés. Mis horas de trabajo se vieron reducidas en las tardes por estos nuevos compromisos, y hasta el mismo Vik me examinaba. ¿Entrenamiento para ser Reina? ¿Dónde?Aunque
ROSEMARIEMi padre me envió a este lugar para, según sus palabras, que hiciera algo con mi vida. Según él, yo era demasiado materialista y ya no sabía qué hacer conmigo, así que me lanzó a uno de sus amigos como si nada, como si yo fuera un saco de carne con te.tas y una va.gina estrecha que le gustaría a todo el mundo.Bueno… lo era. ¿Y qué?Vine a este estúpido país con una sola idea en mente: ganarles a todos. Yo sería la Reina de este lugar y los miraría desde arriba, me reiría de sus desgracias y falta de estatus. Ese era el plan.Pero… ¿cómo terminó todo esto así?En una casa de campo a las afueras, mientras el dueño hablaba por teléfono con cierta molestia, yo veía en la televisión cómo todos mis planes se iban a la mi.erda. Era un programa de esos típicos de las mañanas, donde se hablaba de temas de política, espectáculo, etcétera, pero abrieron con la noticia de un comunicado de parte de Casa Real donde se confirmaba la relación entre él y esa empleaducha de quinta.¡¿Cómo de
GIANNAEsa tarde, cerca de las tres en específico, un Vik que se veía precioso con un simple suéter y jeans negros, y yo, también con suéter porque decidimos venir a juego, bajamos del auto que nos trajo desde el Palacio hasta, irónicamente, otro palacio, esta vez el presidencial, que era custodiado por muchos escoltas y guardias en trajes oscuros y de apariencia imponente.De todos los eventos de la agenda, Vik decidió solo dejar este, la fiesta por el séptimo cumpleaños del hijo mayor del Premier, Nicolas Wind, porque según él era muy especial. Ya me preguntaba yo qué hacía un hombre de veintisiete años en la fiesta de un nene de siete que no era parte de su familia, pero bueno.Bajamos del auto, donde un Donovan ya casi recuperado, solo con la mano vendada, se quedó en el estacionamiento para custodiar los vehículos. Con nosotros iban Matt, Tom y Carl, y en casa se quedó Mark, quien se encontraba medio agripado para salir.Este lugar tenía el mismo tipo de arquitectura renacentista
GIANNALos adultos nos quedamos en un silencio tan sepulcral y tenso que podría cortarse con un cuchillo, y Karin y Gregori no tardaron en mirarme con los ojos bien abiertos, en tanto yo hacía lo propio con un Vikram que, en cambio, me veía con mucha calma, como si esto fuese un paso natural en nuestra relación.—¿La Reina? —preguntó Gregori y volteó a ver al muchacho.Vik sonrió y asintió con la cabeza.—Pasaron muchas cosas que explicaré con detalles más tarde, pero… cuando estaba en la universidad tuve una relación con una chica llamada Abigail. Salimos por dos años, e incluso nos casamos. Pero ella murió en un accidente automovilístico un día antes de que yo fuese obligado a volver aquí.Karin y Gregori volvieron a abrir los ojos como platos.—Gianna es esa persona, aunque ella no lo recuerda. Es evidente, pero no está muer.ta.La rubia se llevó entonces las manos a la boca. Sus ojos se llenaron de unas lágrimas que comenzaron a caer por sus mejillas y perderse entre sus dedos.—¿