Lamento la tardanza en subir. Esper que disfruten los dos capítulos de hoy ♥
GIANNA—¡Señorita, cuidado!Sentí que el alma se me iba del cuerpo, y por unos segundos no pude hacer nada más que ver.Donovan no pudo sacar su arma, esa que llevaba en una funda al costado, porque el sujeto atacó demasiado de la nada como para darle tiempo a desenfundar.—¡Ayuda, ayuda, alguien quiere matarnos! —empecé a gritar en inglés, y luego cambié al neerlandés—. ¡Por favor, ayuda, alguien, ayudaaaa!Don le dio un puñetazo al tipo y lo tiró apenas a un lado, pero este hombre parecía ser un hábil peleador, porque enseguida se recompuso y le tiró una cuchillada que el otro esquivo de rodillas, y apenas ver que parecía querer venir a por mí, lo agarró por la espalda y lo lanzó contra el piso, haciéndolo soltar el cuchillo, aunque este no cayó para nada lejos.Quise ir a apartarlo, pero no tuve oportunidad, pues el tipo lo tomó y lanzó un nuevo arrebato que esta vez Don no pudo esquivar. Escuché su grito repentino, y me quedé en blanco al ver la sangre salir de su pálida mano como
GIANNALas noticias de la noche abrieron con la novedad del atentado, y un comunicado de parte de la Casa Real en el que el Rey manifestaba a motu proprio su indignación y repulsa ante lo ocurrido, y anunciaba su disposición a prestar su entera colaboración a las autoridades.La gente no dejaba de comentar eso en las redes, e incluso vi comentarios en los que me alababan por mi rápida reacción contra el atacante, decían cosas como «¡Nuestra próxima Reina tiene los pantalones bien puestos!», «Este país puede estar orgulloso si llega a tener una Reina como ella», «¡Gianna Adelaide es una mujer de armas tomar! Puedes aprender mucho en la escuela, pero la valentía y astucia, jamás».Luego de ver comentarios a favor y en contra mientras comía pizza con Vik en la glorieta del jardín, dejé el celular de lado y resoplé.—¿De verdad estás bien? —preguntó él mirándome de reojo.—Sí… es raro, ¿verdad? Cualquiera pensaría que me habría enloquecido.—Bueno, eres una chica de acero —soltó y sonrió.
GIANNALa Casa Real de Hiraeth publicó un comunicado dos días después del atentado donde explicaban que Vik y yo nos encontrábamos en una relación romántica. Desglosaban que nos conocimos en su viaje a Estados Unidos en Abril, y que él me contrató como su asistente por la recomendación de un amigo cercano.Me dio cierta vergüenza leerlo, en especial la parte que rezaba que habíamos congeniado tan bien que resultaba imposible negar la química entre nosotros… Demonios, me sentía como en una novela coreana. Además, decía que seguíamos en la etapa de conocernos, y que cada uno se ocupaba de su trabajo, por lo que pedían respeto para mí, y lanzaba una perlita que casi pasé por alto: afirmaban que me encontraba en plena formación para cumplir de mejor manera mis labores.Clases de etiqueta, de pasarela y postura, de neerlandés. Mis horas de trabajo se vieron reducidas en las tardes por estos nuevos compromisos, y hasta el mismo Vik me examinaba. ¿Entrenamiento para ser Reina? ¿Dónde?Aunque
ROSEMARIEMi padre me envió a este lugar para, según sus palabras, que hiciera algo con mi vida. Según él, yo era demasiado materialista y ya no sabía qué hacer conmigo, así que me lanzó a uno de sus amigos como si nada, como si yo fuera un saco de carne con te.tas y una va.gina estrecha que le gustaría a todo el mundo.Bueno… lo era. ¿Y qué?Vine a este estúpido país con una sola idea en mente: ganarles a todos. Yo sería la Reina de este lugar y los miraría desde arriba, me reiría de sus desgracias y falta de estatus. Ese era el plan.Pero… ¿cómo terminó todo esto así?En una casa de campo a las afueras, mientras el dueño hablaba por teléfono con cierta molestia, yo veía en la televisión cómo todos mis planes se iban a la mi.erda. Era un programa de esos típicos de las mañanas, donde se hablaba de temas de política, espectáculo, etcétera, pero abrieron con la noticia de un comunicado de parte de Casa Real donde se confirmaba la relación entre él y esa empleaducha de quinta.¡¿Cómo de
GIANNAEsa tarde, cerca de las tres en específico, un Vik que se veía precioso con un simple suéter y jeans negros, y yo, también con suéter porque decidimos venir a juego, bajamos del auto que nos trajo desde el Palacio hasta, irónicamente, otro palacio, esta vez el presidencial, que era custodiado por muchos escoltas y guardias en trajes oscuros y de apariencia imponente.De todos los eventos de la agenda, Vik decidió solo dejar este, la fiesta por el séptimo cumpleaños del hijo mayor del Premier, Nicolas Wind, porque según él era muy especial. Ya me preguntaba yo qué hacía un hombre de veintisiete años en la fiesta de un nene de siete que no era parte de su familia, pero bueno.Bajamos del auto, donde un Donovan ya casi recuperado, solo con la mano vendada, se quedó en el estacionamiento para custodiar los vehículos. Con nosotros iban Matt, Tom y Carl, y en casa se quedó Mark, quien se encontraba medio agripado para salir.Este lugar tenía el mismo tipo de arquitectura renacentista
GIANNALos adultos nos quedamos en un silencio tan sepulcral y tenso que podría cortarse con un cuchillo, y Karin y Gregori no tardaron en mirarme con los ojos bien abiertos, en tanto yo hacía lo propio con un Vikram que, en cambio, me veía con mucha calma, como si esto fuese un paso natural en nuestra relación.—¿La Reina? —preguntó Gregori y volteó a ver al muchacho.Vik sonrió y asintió con la cabeza.—Pasaron muchas cosas que explicaré con detalles más tarde, pero… cuando estaba en la universidad tuve una relación con una chica llamada Abigail. Salimos por dos años, e incluso nos casamos. Pero ella murió en un accidente automovilístico un día antes de que yo fuese obligado a volver aquí.Karin y Gregori volvieron a abrir los ojos como platos.—Gianna es esa persona, aunque ella no lo recuerda. Es evidente, pero no está muer.ta.La rubia se llevó entonces las manos a la boca. Sus ojos se llenaron de unas lágrimas que comenzaron a caer por sus mejillas y perderse entre sus dedos.—¿
GIANNATragué con dureza ante la atmósfera mientras sentía mi pulso acelerarse con ligereza, y vi a Thomas acercarse con un sobre en la mano.—Señor, ya está listo. Es el acuerdo estándar para casos de emergencia, pero creo que será suficiente.—Lo será —respondió Vik y resopló—, mantenlo a resguardo y hazlos pasar, por favor.—De acuerdo, señor—¿Por qué yo no tuve que firmar un acuerdo de confidencialidad? —pregunté mientras veía al castaño avanzar hacia la entrada, y a la señora Laila ir a dar sus órdenes.—Tu contrato tiene algunas cláusulas.—Pero nada comparado a un acuerdo individual.—Es porque eres tú, Gianna… Nunca he pensado que harás algo como divulgar las cosas que pasan aquí, y si así fuera tampoco es malo. Esta institución está tan podrida, que no me extrañaría que me echaran del país si algún día se llegara a saber toda esta verdad.Fruncí el cejo y chasqué con la lengua, cerrando los ojos de nuevo y echándome hacia atrás.De la nada, sentí una mano tomar la mía, y el
GIANNA La voz de Laurice cortó todo rastro de respuesta de mi parte, y solo atiné a mirar hacia arriba con los ojos bien abiertos, sorprendida por sus palabras. ¿Así de mal se veía? Ella vestía ropas de estar en casa, pero la clase se desprendía de su cuerpo con cada paso que daba escaleras abajo, y cuando llegó a la planta caminó hacia la sala como si nada. Mis padres la miraron con obvio desprecio, pero ella les contestó con ojos duros y luego volteó hacia mí. —Que falta de educación de su parte, señorita —dijo mi padre con el cejo fruncido. —¿De mi parte? Yo no soy quien viene a faltarle el respeto a otra persona a una casa ajena. ¿Se puede saber quiénes son y por qué los dejaron entrar? Papá apretó los dientes, y en ese momento supe con aún más fuerza que Vik y Lau compartían alguna clase de vena de la protección hacia mí, porque la rubia enseguida levantó sus escudos para cuidarme. —Dios, ¿de verdad ese hombre tiene a una chiquilla tan irrespetuosa trabajando aquí? —me preg