GIANNACuando volví de mi almuerzo, me encontré con que Vik tuvo que ir a cambiarse por un altercado ocurrido mientras almorzaba con su hermana y Rosemarie en el ala de invitados. Se dio el cambio de turno entre los guardias y me quedé trabajando, con Matt que cuidaba la puerta de la oficina.El neerlandés era complicado, sin embargo, Vik me había dejado algunos pendientes en ese idioma para que me fuera familiarizando más con él; obviamente, él tendría que revisar lo que hiciese a su regreso, pero tampoco lo veía imposible. El pelinegro dijo que, como sabía inglés y francés, un tercer idioma me sería mucho más fácil de entender y, sí, tenía razón.Seguí con lo mío hasta eso de las cuatro de la tarde. Como se suponía que debía esperar por la agenda de Vik para tomar mi cena, decidí que lo mejor era ir a la cocina a buscar una merienda, por lo que salí de la oficina rumbo allá a por unas galletas y un jugo.En cuanto me dieran mi sueldo completo, porque tuve un adelanto para gastos per
GIANNA Su exclamación me dejó tan fría como el hielo, y perdí la noción de mí misma y del mundo por unos segundos en los que deseé con firmeza que me tragara la tierra, en especial al ver cómo el muchacho que acababa de gritarme daba un paso atrás, se tapaba la boca con una mano, como abochornado de haber dicho lo que dijo, y con la otra se removía el pelo impaciente. Sus orbes de jade, normalmente seguros o tiernos, se llenaron de una terrible complicación y, tras exhalar con fuerza, volteó hacia un Tom que permanecía quieto cual roca, quizás también sorprendido por este increíble giro en los acontecimientos. —Tom, ¿puedes darnos un momento a solas? —pidió Vik en perfecto inglés. El castaño asintió al instante, se acomodó la corbata y, tras aclararse la garganta, contestó: —Por supuesto, señor. Me encargaré de que nadie los moleste. Acto seguido, salió de la oficina y cerró la puerta tras de sí. En ese instante sentí como si el mundo se volviera un helado campo de maldad, como
CAMERON—Vaya… ¿no crees poder ir un poco más lejos? —hablaba mientras caminaba a la cocina de mi departamento.—Hmm… hombre, puedo intentarlo, quizás pueda usar la influencia de Ryan para eso, o lo que me queda a mí después del espectáculo.Solté un resoplido y asentí con la cabeza.—Bien, hermano, lamento insistir tanto, pero…—No, sé lo importante que es para ti, así que no te preocupes. Para serte franco, todo esto también me tiene muy intrigado. Este trabajo me gusta mucho más que ser tu consultor estratégico.Me eché a reír mientras sacaba de la nevera un envase con jugo y una barra de chocolate Lindor que me comería entera; además, busqué en uno de los estantes y tomé un paquete de galletas wafer rellenas con crema de fresa que también me comería. Volví sobre mis pasos para ir a mi cuarto, no sin mirar por vez mil la puerta de la habitación donde Gianna permanecía encerrada.Esto era una mierda, una maldita mierda.—No te acostumbres a hacerlas del Inspector Gadget, que para lo
GIANNAEn la mañana del veintiséis de mayo el ambiente era diferente en el departamento. Los días pasados, tal como lo pedí, Cameron me dio mi espacio y apenas me habló para las cosas más básicas: en el trabajo, o para decirme que en la nevera había helado de fresa y de ron con pasas, dos de mis sabores preferidos, o para recordarme que hoy era un día importante.Catorce años atrás, cerca de las diez de la noche, mientras el auto de Su Majestad, Cameron II, venía de vuelta a los territorios nacionales desde Francia, según la prensa con un poco de prisa, alguien emboscó su comitiva y les dispararon; el auto del Rey se desvió del camino y volcó, hiriendo al conductor; sin embargo, el monarca murió desangrado en la escena, sin importar los esfuerzos que sus escoltas, también malheridos, hicieron para salvarlo.De esos escoltas ahora no sabía nada, quizás trabajaban en otras cosas, o no pudieron volver a hacerlo por sus heridas. La verdad es que nadie sabía nada con certeza, o ese era mi
GIANNAMis sentidos volvieron a cero en un simple segundo, y el frío me congeló en esa posición desde los pies. Lo primero que se me vino a la mente, pero que rechacé en un chasquido, fue que el maldito de Cameron me mintió incluso con esto, pues dijo que nadie podía escuchar mis gritos fuera de su puerta. No obstante, fue ese quejido doloroso y sufrido lo que me tensó.—Yo… sigo siendo muy malo en estas cosas. Cada año digo que mejoraré, que ya no me preocuparé, pero no puedo evitar recordar, no puedo evitar sentir que lo tuve todo, y que eso se me escurrió entre los dedos como arena.Él hablaba como si hubiera alguien más dentro, pero yo sabía bien que nos encontrábamos solo los dos en este apartamento. ¿Quizás le hablaba a su padre? De ser así, ¿por qué no lo hizo cuando estaba en el cementerio frente a su tumba? Tal vez porque no era privado.Al final, el único lugar en el mundo donde Cameron Kuir se sentía libre de ser el mismo, a salvo, era probablemente este espacio que conform
GIANNA Escucharlo decir eso estrujó mi pecho con cierta tristeza. La gente siempre decía «la intención es lo que cuenta» y, aunque la mayoría del tiempo eso solo era para salir del paso, con Vik parecía la verdad. —Pero necesito darle un regalo… ¿Por aquí hay algún lugar donde vendan cosas relacionadas con la astronomía? Estoy segura de que algo relacionado a eso le encantará más con todo y la buena intención. Tom me miró con curiosidad, pero al final sonrió y asintió con la cabeza. —Conozco un lugar. Vayamos a comprar el pastel antes de que la pastelería cierre, y luego la llevaré allá. —¡Perfecto! Entonces, fuimos a la misma pastelería donde Vik compró antes su cupcake. Tom estacionó y bajamos. —Al señor le gusta el bizcocho de chocolate y canela —anunció calmo mientras pasábamos. —Oh, Thomas, es toda una sorpresa verte de nuevo por aquí, y vienes acompañado —saludó la vendedora del local, que no era la misma persona de más temprano, sino una un poco mayor. A pesar de que lo
GIANNALos ojos de Vik se llenaron de un brillo sin igual al observar el pastel que sostenía Donovan, y no pude evitar emocionarme de verlo todo perplejo. De verdad no se lo esperaba, esos orbes rebosantes en incredulidad lo decían todo.Di un par de pasos atrás y saqué mi celular para comenzar a tomarle video, sin embargo, me quedé atónita al ver cómo las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas, y no fui la única; sin embargo, él se dio la vuelta enseguida y empezó a secarlas.—Dios, no… —masculló y se aclaró la garganta varias veces.El corazón en mi pecho latió con fuerza, y al ver a los demás me di cuenta de que estaban igual de enternecidos.Entonces, el pelinegro se volteó y nos quedó viendo con sospecha, como si se preguntara si éramos o no reales, lo que regó una punzada dolorosa en mi interior. ¿Será que nos haría el feo?De la nada, Vik volvió a taparse la cara y resopló con fuerza. La señora Laila y los demás parecía que también querían llorar, y sí, eso incluye al duro
GIANNAÉl se quedó callado por unos segundos, y luego soltó un tenue resoplido mientras alzaba la cara.—Me gustas, y siento que esa simple emoción ya se convirtió en algo más —contestó claro, calmo y grave.—¿Qué quieres decir con eso? —inquirí para que me diera más detalles y me solté el cabello.—Es que… estos días así, bueno… te extraño, ¿sí? —Me quedó viendo con esos orbes de jade llenos de una pasión y un nerviosismo que conocía bastante bien—. Y me duele cada vez que me miras con frialdad. Saber que estás molesta conmigo es doloroso y no quiero estar así, y sé que es mi culpa, pero quiero que sepas que mi intención no es lastimarte, jamás lo ha sido.La firmeza centelleó en sus ojos y, de repente, fue como que se sintió tímido porque enfrenté su mirada, y carraspeó y se fue a un costado.Maldita sea, ese gesto fue jodidamente lindo.Pero… no, céntrate, Gianna. Tenía que actuar como una mujer adulta, independiente y que se valoraba a sí misma lo suficiente como para no caer ante