James corría de un lado a otro mientras Nick maldecía a su lado. Kiara se mantenía sentada en el sofá, mirando fijamente el televisor que tenía frente a ella.
Incluso estando en la sala se podía escuchar la manera en la que el Nick y Jean se peleaban por las papas fritas. Wendy y Nancy se encontraban en completo silencio en igual que quieras, únicamente observando como sus novios se peleaban en la cocina como niños pequeños. Kiara estaba completamente emocionada ya que podrían ver junto a los chicos el juego de Cameron.
Su debut había sido grandioso, el público lo había recibido completamente bien y Cameron se había esforzado tanto que había conseguido que el equipo ganara. Todos en esos momentos hablaban del nuevo jugador de Boston que al parecer era todo una joya. Kiara no podía evitar sentirse completamente feliz al ver como Cameron día tras día lograba todo lo que él una vez quiso.
Su relación se mantenía completamente estable, de vez en cuando hablaban por vid
La música del lugar mareaba a Kiara con cualquier mínimo cambio de sonido, de vez en cuando la empujaban algunos cuerpos sudados y alcoholizados que se movían a su alrededor con bebidas en ambas manos. Ocasionalmente los jóvenes universitarios gritaban extasiados gracias a las emociones y sensaciones que les causaba el ambiente. Cameron se encontraba sobre el escenario, moviendo sus caderas al ritmo que el DJ le imponía. Todos a su alrededor gritaban y apoyaban los movimientos absurdos que hacia mientras arrancaba la camiseta de su pecho totalmente tonificado. Estaba completamente borracho y decidido a esa última noche disfrutarla como si fuera la última de su vida. De un salto Kiara se alejó de uno de los miembros del equipo de futbol americano que lucía con orgullo la jersey del equipo. El número trece brillaba bajo la oscuridad de las luces al igual que la repentina sonrisa torcida de coqueteo que acaba de dibujar en su rostro. Ella le regresó la sonrisa y con dis
Frente a ella la hoja de papel lucia aterradora mientras su cabeza luchaba con concentrarse en las preguntas que se suponía que debía de contestar con facilidad. Después de llegar de la fiesta había estudiado toda la noche al igual que se había dedicado a terminar los diseños de la pastelería. Sus ojos lucían cansados, tanto que estaba segura que ni siquiera el maquillaje la había ayudado a cubrir aquellas manchas oscuras que había bajo sus ojos.Estaba tan decidida de terminar aquel examen antes que todos que ni siquiera se había percatado que había olvidado escribir su nombre en aquella hoja de papel. Las primeras resultaron tan sencillas que había creído ingenuamente que aquel examen seria sencillo de resolver.Al otro lado de la clase estaba Cameron, jugando con el lápiz y el borrador mientras leía las preguntas al mismo tiempo que soltaba un fuerte boste
El extraño sonido que causó la vieja puerta principal al abrirse alarmó a los dos pequeños niños que jugaban sin control en la habitación de Kiara, deteniendo sus movimientos al mismo tiempo que veían con terror hacia el pasillo.—¡Llegué a casa!—soltó Kiara, soltando la mochila en el suelo al mismo tiempo que se dejaba caer sobre el deteriorado suelo. Estaba tan cansada que incluso sentía como sus ojos deseaban cerrarse por un largo momento.—¡Kiara!—gritó Samuel, corriendo hacia ella con los mejores peluches que Kiara le había fabricado por sí misma.—¡Ben, tienes que venir. Kiara ha llegado!— soltó, cayéndose por un momento en el pasillo. Raspándose las rodillas con el suelo rasposo.—¡Samuel!—gritó el gemelo, observando como su hermano se mantenía en el suelo, llor
El reloj marcó las 12 AM cuando ella se percató que finalmente había terminado con el centenal de galletas que le habían entregado, solo necesitaba empacarlas y colocarle el logo a cada uno de los paquetes para poder regresar a casa. Los ojos le dolían de cansancio y la conocida presión que sentía a los costados de los ojos le advertía que debía de descansar pronto si no quería sufrir un poderoso dolor de cabeza. Cameron la había dejado sola después de terminar su tarea. Después de la extraña discusión que habían tenido, él simplemente se había concentrado en cortar los cien círculos en completo silencio, asegurándose que estuvieran en perfecto estado antes de dejar el lugar en completo silencio.Kiara no pensaba visitar la casa de Cameron o al menos no por esa noche. Era evidente que él se había ido y ella ni siquiera ten&i
Frente a ella los libros de texto parecían cada vez más difíciles, más largos y más eternos. El cansancio la estaba matando y las tres tazas de café que había tomado no parecían hacerle de mucha ayuda. Parecía imposible aprender todo en una noche pero el examen que estaba a punto de presentar a la mañana siguiente la tenía totalmente preocupada y estresada. Le dolía la espalda por haber pasado todo el día en una mala postura, dibujando y pintando sobre las pequeñas galletas.Odiaba no poder concentrarse y sobre todo odiaba ponerse a llorar pero el dolor de su espalda y el cansancio no la dejaban absorber por completo la información que intentaba aprender de química. Ni siquiera sabía por qué seguía esforzándose en una carrera que ni siquiera era de su agrado, siempre se estresaba y terminaba llorando como en esos momentos.—N
La puerta de la pastelería se abrió por un momento cuando él entró al lugar con el rostro tenso, bebiendo de un gran vaso de café con leche. Dentro del lugar no se podía sentir la fuerza con la que las bajas temperaturas golpeaban la ciudad, congelando los ríos de la ciudad. El hombre de traje negro permanecía sentado en la sala de espera, ansioso de poder encontrarse con el heredero.Cameron lo observó al entrar al lugar, por un momento le regaló una fugaz sonrisa y se sentó frente a él. Su mirada fue atraída hacia los productos que el hombre de traje había colocado sobre la mesa.—Un gusto conocerlo, joven— comentó el negociante, estirando la mano hacia el joven hombre. Cameron lo saludó de la misma manera antes de hacer una pequeña mueca de aburrimiento.—¿Estos son los productos?— preguntó Cameron, dejan
Cameron asintió, tratando de contener las ganas que tenía de explotar y romperle la cara al hombre que tenía frente a él. Las manos le hormigueaban como si estuvieran pidiéndole a gritos que siguiera sus instintos y explotara de una vez por todas.—¿Todo lo que tengo?—preguntó Cameron con el rostro tenso, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón de vestir.— los vinos son tuyos, la repostería es de mi madre y de ahí tomo el dinero. Nunca he recibido un maldito centavo tuyo pero si has venido solo para hacer esta estupidez... entonces quédate con todo tu puto dinero— soltó, arrojando las tarjetas de crédito al suelo— ahí tienes tu maldito dinero— anunció, cerrando su cartera.—Dejaste una— comentó su padre con el rostro serio. Imaginando que su hijo adoptivo acababa de esconder una tarjeta, tratando de q
Los gritos de la multitud se podían escuchar desde cualquier rincón de la universidad, el campo de futbol se encontraba tan lleno que parecía imposible encontrar un lugar donde pudieran sentarse. Wendy se encontraba frente a Kiara, tomándola de la mano mientras se abría paso entre la ruidosa multitud que agitaba sus cuerpo de un lado a otro, gritando poderosas porras que ella nunca había escuchado.Esa noche el equipo de la universidad competiría contra uno de los equipos más fuertes del Estado y todos habían estado esperando por ese juego durante todas las vacaciones. La temporada iniciaba y todos sabían la gran importancia que tenía el juego de esa noche.—¡Debería de estar por aquí!—gritó Wendy, revisando la pantalla de su celular sin soltar la mano de Kiara por un momento. Kiara conocía a la perfección la clase de mirada que ella ten&iac