«Kiara y yo somos novios»Harrison marcó su territorio como todo un macho alfa y sin importarle nada más.—¿Cómo qué novios? —preguntó Grace, sorprendida por la noticia.Kiara miró a Harrison con amor, le dejó un corto beso en los labios y giró el rostro para ver a Grace y Renato.—Estamos enamorados, Grace, y estamos juntos desde hace algunas semanas —confirmó Kiara.—¡Dios, esto no me lo esperaba! No puedo creerlo, ¡ustedes dos se llevaban como perros y gatos! —gritó, era evidente que la noticia la había tomado por sorpresa.Renato dejó escapar una carcajada al escuchar a su esposa, lo cual hizo que Grace lo mirase feo.—¿De qué te ríes? —le preguntó molesta.Renato suspiró, la tomó de la mano y la miró a los ojos.—Kiara y Harrison, ¿no te recuerdan a alguien? —cuestionó Renato.Grace hizo un mohín.—Exactamente, así fue como nosotros empezamos nuestra relación, Grace. Sabes que del odio al amor hay un solo paso. Si tú y yo lo dimos, ¿por qué ellos dos no pueden hacerlo?—Porque Ha
Patrick miró a las dos mujeres en el umbral de la puerta, pero solo los ojos abiertos de Meghan captaron su atención.—Lo-lo sien-siento, no sabía que necesitabas vestirte para cenar —tartamudeo Meghan, sintiendo la boca seca, pero sin apartar los ojos del cuerpo de Patrick. Realmente estaba para chuparse los dedos. Ella tragó ante la imagen que se coló en sus pensamientos.—Necesito darme un baño y recordarles que antes de entrar a una habitación deben llamar primero, ¿qué hubiese pasado sin vez de encontrarme sin playera me hubiesen encontrado…?—¡No lo digas! —exclamó Meghan, recordando que Mía estaba detrás de ella.—¿Por qué no? Es la verdad, Meghan, si en vez de encontrarme sin camisa me hubieses encontrado sin pantalones.Meghan giró ligeramente el rostro para buscar a Mía, pero la chiquita se había esfumado de la habitación y la había dejado sola con Patrick. La realidad le abrió un vacío en la boca del estómago.—Yo puedo volver con tu cena más tarde —dijo, dando un paso atr
Mía levantó la mirada, la habitación estaba sumida en un silencio insoportable y había sido así desde que Meghan y ellas volvieron para cenar con Patrick.—¿Qué ha pasado? ¿Les ha comido la lengua el ratón? —preguntó Mía, arriesgándose a ser regañada por Patrick, pero no soportaba aquella tensión.—No, pero Meghan está cansada, Mía, date prisa para poder irnos a dormir —respondió Patrick sin ver a Meghan.—¿Estás cansada, Meg? —cuestionó Mía, empujando su plato y prestando toda la atención a la joven.—Ha sido un día ajetreado y de muchas emociones —respondió ella, levantando el rostro y sonriéndole a Mía para tranquilizarla.Patrick notó la acción y también pudo darse cuenta de que las mejillas de Meghan estaban ligeramente rojas. Él se mordió el labio y se preguntó si era él la causa de ese sonrojo.—Tienes razón, Meghan, este día ha sido eterno para todos, deberíamos apurarnos e irnos a la cama —convino la niña para tranquilidad y felicidad de Meghan.Sin embargo, esa felicidad dur
Meghan se había concentrado en la lectura y en atender las preguntas que Mía le fue haciendo a lo largo del cuento, pero no estuvo ajena a la mirada de Patrick, podía sentir sus ojos clavados en ella y un escalofrío le recorrió la espalda. Era tan fuerte que era inevitable.Cuando ya no pudo más, levantó la mirada y le sonrió, pues no supo qué otra cosa hacer cuando sus ojos se encontraron con los suyos.—Nos han estado observando desde hace mucho tiempo —expresó Mía, haciendo que Meghan rompiera el contacto visual con Patrick.—¿De verdad? —preguntó, aun sabiendo que era cierto.—Sí, primero fue Marcelo y luego Kiara. ¿Crees que estén tramando algo en nuestra contra? —la preocupación en la voz de Mía casi hizo reír a Meghan. Era imposible que los hermanos quisieran hacerle daño a la pequeña, ella era la luz de sus ojos. La amaban, no había duda alguna de eso.—Lo que pienso, señorita, es que está dejándose llevar por la lectura y está viendo un complot donde no lo hay —respondió Megh
Meghan llamó a la puerta de Daisy un par de veces, se lamentó no haberse tomado el tiempo para llamarla y anunciarle su llegada. Era muy probable que ella no estuviera en casa y Paul en la cama, quizá no podría levantarse para abrirle. Ella estaba a punto de desistir luego de golpear dos veces más la madera, pero unos segundos después finalmente la puerta se abrió.—¿Meghan? —la sorpresa en la voz de Daisy era genuina. No la esperaban, era evidente. Meghan lo supo cuando se fijó en Daisy, tenía el pelo envuelto en una toalla y una bata de baño cubría su cuerpo.—Lamento la hora, Daisy, pero no tuve tiempo de venir por la mañana. El accidente de Patrick cambió todo —le contó, parada aún en el pasillo.—No te preocupes, Meghan, lamento la demora, estaba dándome una ducha —le explicó, apartándose de la puerta para dejarla entrar.Meghan entró hasta la sala, dejó su bolso y se sentó.—¿Cómo está Paul? —preguntó.—Mejorando de a poco, pero no será fácil liberarlo de su vicio. Ha estado inq
«¡Nos vamos a Hawái con Patrick!»Meghan trató de sobreponerse a la bomba que Mía le había dejado caer. ¡Dios! Ni siquiera se había recuperado de la sensación de tener a Patrick casi desnudo muy cerca de ella y ¿ahora era sorprendida con esto?—¿No dices nada? —cuestionó la niña, aun metida entre las piernas de Meghan.—No hay mucho que pueda decirte, cariño. Soy tu niñera, supongo que tendré que ir a dondequiera que vayas y si tus hermanos así lo quieren —musitó.Meghan era muy consciente que en este caso estaba a disposición de la familia Ferreira, no era como si pudiera negarse. Trabajaba para ellos y si la decisión de llevarla con ellos estaba tomada, ¿qué podía hacer?Mía se golpeó el mentón con los dedos, no lo había pensado de esa manera, pero tampoco iba a decirle a Meghan que ella no necesitaba una niñera en Hawái.—Entonces…, ¿vienes? —le preguntó.Meghan se mordió el labio.—¿Es necesario que yo vaya?Mía hizo un puchero y asintió.—Siempre vamos a necesitarte, Meghan, eres
Patrick observó con detenimiento a Kiara, había estado inusualmente callada durante el viaje y las pocas horas que llevaban en la Isla no había sido distinto. Podía imaginar la razón de su distracción. Sabía que era Harrison el dueño de sus pensamientos.—Te dije que lo invitaras, Kiara —le dijo, sentándose en la tumbona, a la orilla de la piscina.Kiara negó.—Son unas vacaciones familiares —dijo.Patrick elevó una ceja y con un movimiento de cabeza señaló en dirección de Marcelo y Alessandra.—Ale es parte de la familia, Pat —se quejó.—Sí y no.Kiara elevó una ceja de manera interrogativa.—Alessandra no está en calidad de familia en este momento, ¿no te has dado cuenta de la manera en que ve a Marcelo? Me temo que hay interés y que no son familiares —explicó Patrick—. Además, Harrison es parte de la familia, ya sea por tu lado o por el mío.Kiara suspiró.—De todas maneras, no hay mucho que pueda hacer, estamos a doce horas de distancia —murmuró.Patrick iba a refutarle, pero en e
«¡Sorpresa!»Kiara estaba en shock, sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no pudo moverse.—¿Harrison? —preguntó emocionada, su corazón se aceleró y no tenía nada que ver con el esfuerzo físico que recién había hecho. Era él la causa de los latidos erráticos de su corazón.Harrison asintió y cerró la distancia entre ellos cuando se dio cuenta de que Kiara estaba demasiado impresionada para avanzar en su dirección. Él no tuvo ningún reparo en abrazarla, no le importó quedar empapado, todo lo que quería era sentirla junto a su cuerpo y olvidarse de esas pocas horas que estuvieron separados.—¿Cómo? —dijo—. ¿Cómo llegaste? —preguntó.Harrison le dio un beso en la frente.—Salí casi detrás de ti —le confesó.Kiara miró a Patrick y él le sonrió.—No podía permitir que se separaran justo en este momento. La distancia no siempre es buena —dijo.Kiara tragó el nudo que se le formó en la garganta.—¡Eres el mejor hermano del mundo, Pat! —gritó, haciendo que Marcelo carraspeara.—De nada, Kiar