Capítulo 4— Una condición
Narrador Al llegar a la empresa el lunes muy temprano, Eirá caminaba por el lobby del lugar rumbo al elevador. Esa mañana, después de lo vivido en la fiesta de aniversario, lo último que deseaba era encontrarse con Killian, quien la tarde del dia anterior había atiborrado su teléfono con llamadas a las que no respondió. ¿Por qué lo hacía? ¿Para restregarle en la cara lo bien que se sentía junto a Sofía? Al ingresar al ascensor, Eirá saludó a un par de empleados que se dirigían a su lugar de trabajo, y viendo cómo las puertas de este se cerraban, se mantuvo en silencio hasta llegar a su destino. Sinceramente, si por ella fuera, no regresaría a ese lugar que cada rincón le recordaba a Killian y al inicio de su relación. Si es que a eso se le podía llamar relación. Pero sabiendo que no tenía otra salida y que esa empresa también era su responsabilidad, fue que se armó de valor esa mañana para regresar. Al llegar al piso superior, apenas salió de este se dirigió a su oficina, y siendo recibida por su asistente, esta empezó a leer la lista de pendientes de esa mañana. —Sobre su escritorio se encuentran los informes de los proyectos que se plantearon en la última junta, los cuales necesitan su revisión exhaustiva para la aprobación. Por otra parte, las piezas de la nueva colección de joyas a mano empezaron su fabricación, por lo que necesitan que se apersone en el taller. Asintiendo a cada uno de estos puntos, sabiendo que cada uno de ellos era importante para la nueva colección, Eirá ingresó a su pequeño refugio, y dejando su bolsa a un lado, tomó asiento en el escritorio. —Una última cosa, señorita Drayton... El señor Alde necesita verla en su oficina lo antes posible, llegó hace dos horas y no para de llamar cada cierto tiempo para saber si usted está en su oficina. Rodando los ojos, sabiendo que este no descansaría hasta poder hablar con ella, Eirá agitó su cabeza antes de abrir la primera carpeta, y sumergiéndose en la lectura, pretendió ignorar a Killian y sus dramas existenciales lo cuales no hacian mas que lastimarla. Para Drayton, desde el momento en el que Alde rodó la sortija por el dedo de Sofía, la sentencia del final de su romance secreto fue pactada, por lo que no tenía ninguna intención de mantenerse cerca de él. Después de un par de horas, Eirá realmente se encontraba centrada en la lectura, y al escuchar cómo el teléfono sobre su escritorio empezaba a sonar de la nada, dio un respingo de sorpresa. —¡Carajos! ¿Ahora quién será? Llevando las manos a su pecho, Eirá negó antes de tomar la bocina en sus manos, y colocándola en su oreja, respondió sin prestar verdadero interés en quién se trataba. —Eirá Drayton ¿En qué puedo ayudarlo? Al escuchar cómo liberaban el aire con un poco de frustración del otro lado, un incómodo silencio se instaló en la línea y, sabiendo enseguida que se trataba de él, de Killian, Eirá preguntó. —¿Qué necesita, señor Alde? ¿Que es tan importante para que me llame a media mañana? Alzando una ceja del otro lado, hastiado de ser llamado de esa forma, Killian se puso de pie, y recargando una mano sobre el escritorio, respondió tratando de parecer profesional cuando en realidad la frustración se percibía en su voz. —Ven a mi oficina... Tengo que discutir contigo lo de la extensión de la empresa. Antonio Vael viene en camino y necesito que termines de una buena vez de dar tu aprobación. Asintiendo, sabiendo que verlo era inevitable, Eirá se puso de pie entre dientes, tomó la carpeta que había tardado horas en estudiar y salió de su oficina, sintiendo el martilleo de su corazón en sus oídos. Estar a su lado era una enorme tortura, sobre todo si él seguía insistiendo en que le pertenecía. Con elegancia y delicadeza, Eirá atravesó parte del piso superior del edificio hasta llegar a la oficina de Killian, y al abrir la puerta enseguida, lo encontró de pie frente al ventanal observando la ciudad, analizando cada uno de los rascacielos como si en alguno de ellos encontrara la respuesta que necesitaba para el dilema que le aquejaba. —Aquí estoy ¿Podemos empezar? Tengo algo de prisa. Avanzando hasta el escritorio sin importar si él volteaba a verla o no, Eirá tomó su lugar en el otro lado, y dejando la carpeta sobre su regazo, esperó hasta que Killian se sentara frente a ella. —¿Leíste la propuesta que te mande? Sé que te parece un poco ambiciosa en este momento cuando estamos iniciando una colección tan complicada, pero si seguimos postergando esto, se nos complicará para fin de año. Con su rostro desprovisto de emociones, Killian dejó a un lado el drama alrededor de ellos para meterse en su papel de ejecutivo, e iniciando la conversación de negocios; observó a Eirá, esperando una respuesta. Esta, bajando un poco el rostro, se sentía incómoda al tener que verlo después de lo sucedido en su casa la noche del aniversario, aun así trató de parecer profesional. — De hecho sí... lo estaba haciendo justo cuando me llamaste, y referente a ella... estoy de acuerdo, si seguimos postergándolo llegará diciembre y será imposible con todo el revuelo de fin de año, por lo que tendremos que esperar hasta el que viene para hacerlo. Me parece que es el momento propicio, sobre todo ahora que Antonio nos apoyará... Al parecer, tu compromiso con Sofía está dando sus frutos, él no permitirá que fracasemos tratándose de ti. Tensando su mandíbula al escuchar la mención de su compromiso con Sofia Vael, Alde observó a Eirá de manera peligrosa al recordarle tal suceso, y colocándose de pie, respondió antes de empezar a caminar por el lugar. — Esto no se trata de mi compromiso con su hija, o de Antonio... Esto se trata de tu padre. Se supone que este siempre fue su sueño. Yo solo tomé su propuesta, la adapté a las necesidades actuales y la presente. Solo quiero seguir con la visión que tenia Drayton, y mi padre cuando iniciaron esta compañía. Asintiendo conforme, sabiendo que esto era cierto, Eirá se colocó de pie también, y dejando la carpeta sobre el escritorio de Alde, la misma que había leído minutos atrás, respondió lo que él tanto quería escuchar: — Siendo así, por mí está bien... Iniciemos de inmediato, solo pondré una condición para ello. Alde, quien hasta ahora no quería mirarla sabiendo lo que despertaba tenerla tan cerca, y no poder correr a atraparla entre sus brazos, centró su mirada en ella, y enarcando una ceja, esperó la respuesta que llegó segundos después. — Quiero ser quien se encargue de él. Es la visión de mi padre, lo más sensato es que sea yo quien siga el proyecto de cerca. Abriendo su boca ligeramente por lo que esto significaba, Alde permaneció sin decir palabra alguna. ¿En serio Eirá lo detestaba tanto como para desear poner millones de kilómetros de distancia entre ellos? Esto era algo que él no podía permitir, dejarla ir sería perderla, por lo que negó una vez salió de la descolocación. — ¡Imposible, Eirá! Para esto asigné a Ezra, él es un hombre calificado y de confianza, por lo que ni lo pienses. Apretando sus labios, sabiendo que posiblemente esto ocurriría, que Killian no accedería a permitirle irse lejos, Eirá negó, sin darse por vencida, y acercándose a él, respondió con firmeza. — No te lo estoy preguntando, Alde. Te lo estoy notificando. ¿Deseas mi autorización para la ejecución como principal accionista de esta empresa? Yo sere quien me encargue de el, y es mi última palabra. Elevando su mentón, la tensión en el lugar se hizo presente, y tomándola de su brazo, Killian preguntó con un ligero temblor en su voz aferrándose a ella para que no saliera huyendo. — ¿Sabes lo que significa eso, Eirá? ¿Estar frente a ese proyecto? Tendrías que establecerte en el extranjero por al menos 5 años, no te volvería a ver. Tragando el nudo que se formó en su garganta ante la posible despedida, Eirá asintió sintiendo un sinsabor, y liberando el aire deseando pedirle que desistiera de esa idea, Killian solo la liberó antes de decir. — Será como tu quieras entonces... De igual forma, la última palabra no está dicha, aun debemos discutir con los demás socios quién estará al frente a esto. Así que no cantes victoria aún, tu permanencia en este lugar no está en discusión, y más de uno estará de acuerdo conmigo. Manteniendo sus miradas, ninguno de los dos quería ceder a la pequeña guerra de poder. Killian se negaba a verla partir, y Eirá... ella no podía resistir estar ni un segundo más a su lado. Escuchando cómo la puerta era abierta de pronto, los dos se separaron lo más rápido que pudieron, e ingresando al lugar Sofía, la prometida de Killian, está se apresuró a aferrarse a él, quien no la esperaba en ese momento.Capítulo 5— Un honor Narrador —¡Osito! Moría por verte. Rodeando el cuello de Alde con sus manos, Sofía se aferró a él como si se tratase de una sanguijuela, ignorando por completo la presencia de Eirá, quien estaba frente a ella. Tensando cada músculo de su cuerpo, Killian permaneció rígido sin responder al abrazo ya que no la esperaba alli, y liberándolo al fin por un breve instante, Sofia agrego con una amplia sonrisa —Encontré la planificadora de boda perfecta… Me la recomendó mi amiga, Katy, dice que es la mejor de toda la ciudad ¿No te parece una maravillosa noticia? Me iba a volver loca si me encargaba de todo sin ayuda. Sin poder apartar la mirada de Eirá, quien se veía incómoda frente a él, Alde se mantuvo de la misma forma sin decir palabra alguna. Él en ningún momento citó a Sofía allí para hablar, mucho menos sobre una planificadora de bodas, por lo que la situación lo tomó por sorpresa. —¿Eirá? Discúlpame, con lo emocionada que llegue, no había notado que es
Capítulo 6— ¿Cómo quieres que me sienta?NarradorCaminando por el amplio lobby de la empresa, Eirá pretendía regresar a la oficina. La visita al taller de orfebrería no había salido como esperaba, pero al menos la producción de algunas piezas había iniciado, y aunque esperaban la llegada de materiales faltantes, esperaba que esto no afectara el proceso de las mismas.Al llegar al elevador, Eirá permaneció por un instante a la espera de este mientras revisaba su teléfono, y viendo cómo las puertas se abrían de pronto, Iker Vael salía de su interior.— Eirá.Con una amplia sonrisa, musitó su nombre alegre de verla al fin, y permaneciendo en silencio, un poco descolocada por la extraña visita, Eirá permitió a las demás personas que esperaban ingresar a la caja metálica para poder hablar con su ex novio.— Iker... Qué extraño verte aquí. No me digas que has venido a buscarme.Pensando que el motivo de su inesperada visita era ella, Eirá centró la mirada en él, quien negó estrechando el p
Capítulo 7— Solo tu eres el culpableNarrador Permaneciendo de la misma manera imperturbable y con la misma maldita sonrisa en su rostro, Iker siguió sin moverse siquiera un poco, y perdiendo la paciencia, Killian volvió a preguntar, esta vez en ese tono filoso que tanto detestaba, Eirá — ¿Que es lo que pretendes, Iker? ¿Que haces aquí con Eirá hablando de negocios? Señalándole a su compañera mantener la calma quien se veía cada vez mas intranquila, Vael se removió en su lugar, y recargando el codo en la mesa respondió al fin tras un enorme silencio incomodo — ¿Y que te haces pensar que hablamos de negocios, Killian? Eirá y yo somos viejos amigos, por lo que podemos salir cuantos veces queramos. Por supuesto también le conté sobre la conferencia de Moscú, como tu socia tiene derecho de saberlo ¿No es así? Pero la principal razón de nuestra salida no es esa Observando por sobre sus hombros a Eirá, quien aun se notaba molesta, Killian apretó un puño deseando cerrarle la boca d
Capítulo 8— Empezar de nuevo Narrador Empezando a caminar cuando Eirá estuvo un poco más tranquila tras la discusión con Killian, Iker intentó distraerla de la dura realidad que vivía en ese instante. Ver al hombre que amaba poner en primer lugar a su prometida no era nada sencillo, dolía, quemaba, causaba una herida difícil de sanar, por lo que, invitándola a ir por un helado, una vez ambos eligieron su sabor favorito, tomaron asiento en la plaza más cercana para conversar. —¿Qué tienes planeado hacer para tu cumpleaños? Aun lo recuerdo, es en 9 días Eirá, quien hasta ahora no había pensado en eso, observó a Iker por un instante en silencio, descolocada al descubrir que él aún recordaba cosas de ella que pensó había olvidado, y desviando la mirada al frente a la fuente de agua que fluía a escasos metros de ella, respondió con un deje de amargura lamentándose de que Killian no era como él. —¿Me creerías si te digo que lo había olvidado? Con tanto trabajo últimamente apenas recue
Capítulo 9 — Un sinsentidoNarradorIniciando un nuevo día, y con el sol apareciendo en el horizonte, Eirá caminaba por el lobby de la empresa rumbo al elevador. Tenía tantos pendientes por hacer esa mañana que mantenía la esperanza de que su camino no se topara con el de Killian por al menos un par de horas.Pasando junto a la recepción del lugar, un asentimiento de cabeza acompañado de una sonrisa fue dirigido a la dama del otro lado del mostrador, y recordando ésta última que había llegado una correspondencia destinada a la señorita Drayton, se apresuró a llamarla.— ¡Señorita Drayton! Llegó algo para usted.Frunciendo el entrecejo de su frente al no esperar ningún paquete y algo descolocada, Eirá se acercó al mostrador de madera pulida con el enorme logo de la empresa en el centro de este, sin dejar de tratar de recordar alguna orden pendiente, y sacando del otro lado un enorme ramo de tulipanes rojos, Eirá llevó las manos a su boca para callar un pequeño gemido de sorpresa que br
Capítulo 10— Simples floresNarradorSaliendo de la oficina de Killian, sintiendo su corazón palpitar sin control alguno, Eirá pretendía recuperar sus tulipanes. Tulipanes que para algunos eran flores insignificantes, pero para ella eran especiales. No por venir de Iker Vael, o algo parecido, sino por el gesto tras sentirse rechazada por un largo tiempo.Llegando al escritorio de la asistente de Killian, Eira barrió el lugar con la mirada, y al notar que ella no estaba, recorrió parte del lugar buscando a la chica.—¿Dónde se habrá metido, Estella?Dando un par de pasos, Drayton vio a lo lejos a la mujer que venía de regreso tras cumplir una orden de su jefe, y acercándose a ella, preguntó sin rodeos.—¿Mis flores? Estuve en tu escritorio y no las vi, ¿Me las podrías entregar?Abriendo su boca ligeramente cuando Eira vino en busca de algo que ya no existía, de algo de lo que ella ya se habia desasido, la asistente trató de buscar una explicación, y bajando su mirada al suelo, la chica
Capítulo 11— Ya has decididoNarradorCon la boca ligeramente abierta y sus ojos empezando a cristalizarse por la sorpresa de ver a su vieja amiga regresar, Eirá olvidó por completo lo sucedido segundos atrás con Killian. Llevando ambas manos a su boca, Drayton empezó a caminar hacia su encuentro y, abrazándose apenas se encontraron, tanto Rachel como Eirá dejaron un par de lágrimas salir.—¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no me avisaste? Yo podía haber ido por ti.Separándose por un breve instante, ambas amigas, alejadas por años por cuestiones laborales, se observaron mientras limpiaban las lágrimas derramadas y, negando aun sin decir palabra alguna, Rachel respondió—Quería darte una sorpresa, pero veo que la sorprendida soy yo... Déjame adivinar, ¿estás peleando con la basura de Alde de nuevo?Empezando a reír al recordar que Rachel no toleraba siquiera un poco a Killian, Eirá estaba feliz de volver a verla y, tomándola de su mano, le pidió ir a su oficina. Por cuestiones de trabajo, Rac
Capítulo 12— Un hechoNarradorAun furiosa por lo sucedido con Alde, y lo que hizo con sus tulipanes, al llegar a la empresa la mañana siguiente, Eira convocó a una junta de accionistas con suma urgencia, puntos a tratar: la conferencia de Moscú. Caminando por los amplios pasillos del piso superior del edificio, Drayton se dirigía a la sala, junto a su asistente quien le mostraba un par de balances antes de ingresar, y deteniendo su andar de pronto, pidió antes de seguir.— Necesito que por favor le notifiques al señor Alde que estamos por iniciar.Sabiendo que este no estaría muy dispuesto a asistir a la reunión por el motivo de la misma, Eira le encomendó la difícil tarea a su asistente, quien asintió algo temerosa de poder lograrlo, y girándose sobre sus talones, la pobre mujer se dispuso a cumplir tal proeza.Liberando un poco de aire antes de seguir, Drayton elevó su mano despacio para abrir la puerta, e ingresando a la sala, la mirada de los caballeros presentes se centró en ell