Solo quedan quince días para que el contrato termine y Mía obtenga su anhelada libertad.Mía ya hace planes para su nueva vida, está buscando donde vivir, en que colegio inscribir al niño y ayuda a Sofi a retomar su trabajo. Lo que tiene más entusiasmada a Mía, es estar al frente de la empresa de su padre como siempre debió ser.Por otro lado, Gerard anda con un genio de los mil demonios, que ni su padre ha podido soportar. Melisa ha buscado la forma de hablar con él e incluso ir a visitar a Mía, resultándole imposible.Gerard ha leído varias veces el documento a firmar, sin poder concentrarse como es debido, cansado, se levanta en busca de algo fuerte, pensando que solo así podrá concentrarse. Escucha la puerta de la oficina abrirse y la voz de su amigo.—Me he enterado de lo que has estado haciendo con Mía estas últimas semanas —Leonard lo ve desde la puerta con sus manos dentro del bolsillo, mientras se mantiene apoyado de la misma— Tan solo les quedan dos semanas, ¿así quieres aca
Mía se levanta de la cama un poco antes de que amanezca, recoge sus cosas y se envuelve en su bata. Ya está lista para salir de la habitación, se gira hacia él para verlo por última vez. Se a vencido el contrato, por lo que ya no tiene nada que hacer allí.Al entrar a la pequeña casa de atrás, encuentra a Sofi ya levantada sacando las maletas y demás cosas, por lo que Mía sube rápido a la habitación para darse una buena ducha y alistarse.En el momento exacto en el que va a entrar al carro, escucha su voz detrás de ella.—Mía, espera.Su corazón salta por la expectación. Debe de reconocer que muy en el fondo espera que la detenga, que desee empezar de cero y tener algo con ella.—Toma, es el último pago por tus servicios —le hace entrega de un sobre—, espero que puedas tener la vida que siempre quisiste.Al escuchar aquellas palabras su corazón cae a sus pies rompiéndose en miles de pedazos como cristal.—Gracias, buena suerte con tu empresa y que tus hoteles se sigan expandiendo tal
Desde que Mía tomo el mando de la empresa, ha recibido innumerables propuestas, hasta de empresarios que por años se han negado trabajar con ellos. Por lo que los directivos están más que felices de su decisión.—Sobrina —Nicolás entra a la oficina— ya me voy, es tarde, también deberías regresar a casa.—La hora se me ha ido en un abrir y cerrar de ojos —dice sorprendida al ver la hora.—Es lo que pasa cuando la presidenta de la empresa empieza a ser reconocida y en vez de ir por clientes, ellos vienen a nosotros. Eres la sensación del momento.—Exageras, solo hago mi trabajo —recoge sus cosas y sale junto a su tío.Nicolás la acompaña hasta el carro, aunque cuentan con buena seguridad, aun piensa que para Mía, no es suficiente.—Deberías tener chofer, así podrías descansar durante el viaje de regreso —le vuelve a mencionar.—Prometo ponerme en ello después de la gala —sube al carro y se ajusta el cinturón— te aviso al llegar. Descansa.Aunque trataba de mostrarse tranquila y que podí
Después de la gala, Gerard se ha encontrado a Mía a cada reunión a la que asiste. Verla desenvolverse de forma natural y simpatizar con los presentes menos con él, es como si no existiera para ella y eso lo pone de un humor de perros. Abren la puerta de su oficina sacándolo de sus pensamientos, es su padre, últimamente verlo por la empresa no es algo grato, siempre hay una queja, orden o sugerencia que acatar. —¿A que debo tu presencia? —lo ve impasible, camina hacia él con sus facciones rígidas. —Desde que ella apareció, te has comportado como un crio reclamando su dulce, cuando te ha dejado claro que no desea nada contigo —se sienta frente a él cruzando las piernas— lo mejor que hiciste fue separarte de ella, eso no lo puedes olvidar. Busca una mujer decente y que sepa muy bien su lugar. —No vamos a empezar otra vez con el tema, me case cuando presionaron, me divorcie tiempo después, ahora no vengas a exigir nada, te recuerdo que el presidente de esta empresa soy yo. Ni sé qué ha
El día de la consulta ha llegado y Mía se siente muy feliz, Ansiosa y al mismo tiempo asustada de que Gerard se dé cuenta de alguna manera de que su madre esta con ella y haciendo que.Sabe, que por mucho que se esfuerce, en algún momento lo sabrá. Viviendo en la misma ciudad, asistiendo a las mismas reuniones y mismos amigos, es un milagro que aún no lo haya notado.Al llegar al hospital, se detiene unos segundos en la entrada para tomar valor y camina a donde está la consulta de obstetricia. Para su alivio, solo ve a la señora Melisa sentada en la sala te espera.—Hola —al verla entrar, se pone de pie para recibirla con un fuerte abrazo—, estoy muy emocionada de ver a mi nieta o nieto y escuchar su corazoncito latir.Melisa está más emocionada que el día de la boda y eso a Mía la conmueve, que alguien va a amar a su bebé y que no será un estorbo.—Hola Melisa, en casa esperan ansiosos la noticia, así que espero que colabore y se deje ver. Voy anunciarme y regreso.Mía se acerca dond
Mía ha llegado a la oficina mucho antes que el resto de empleados. Se encuentra muy nerviosa, será la primera presentación desde que está al mando de la empresa. Al fin podrán presentar la idea con la que ha estafo trabajando e incluso mostrarán los primeros prototipos, que espera, sea el plus que les abrirá grandes puertas. —Señora, no le esperaba tan temprano. Su asistente se sorprende al verla en la oficina. —Hola Dora, Buenos días. No he podido dormir bien, todo esto me tiene nerviosa. Le cuenta sirviéndose un poco de café. —Desde que llegó, ha trabajado muy duro. Usted tranquila, todo va a salir muy bien. Mía se va con Dora a la sala de conferencia para ayudarla a preparar todo e incluso verificar que los prototipos estén funcionando como debe y que nada falle durante la presentación. Estando ya a punto de hacer pasar a los invitados para la presentación del proyecto, recibe una llamada de Melisa. —Hola Melisa buenos días, estoy a punto de iniciar una reunión importante ¿
Félix sale del edificio y escucha sonar su teléfono, es su hijo, lo atiende inmediatamente esperando tener un poco más de suerte esta vez. —¿En dónde te encuentras? —pregunta al contestar. —En el restaurante al frente de la empresa de Mía, me enteré de que la fuiste a visitar, así que decidí esperar aquí para saber qué está sucediendo. —Voy para allá. Félix cruza la calle y entra al restaurante en donde su hijo le ha indicado, encontrándolo enseguida ya que hay pocos clientes en el lugar. —Te llamé temprano, pero no atendías. Le dice sentándose frente a él. —Estaba en una reunión con Mía junto a otros empresarios y clientes de ella ¿y tú? Se cruza de brazos viendo a su padre con sospecha. —Ayer tu madre salió de compras y al llegar a casa lo hizo en un taxi. Hace una pequeña pausa para pedir algo para tomar. —¿Qué pasó con el chofer? Su madre no es amante de los taxis, dice que están llenos de gérmenes y son mal olientes, por lo que toda su vida los ha evitado. —Se lo pasó
Para Mía no fue suficiente esa sola cachetada, quería seguir golpeándolo hasta descargar toda la rabia y la impotencia que sentía por dentro, pero sabía que para obtener la venganza que quería, debía ser paciente.—Te largas de mi oficina —señala la puerta— mientras sigas de idiota, no te atrevas a venir aquí. No te quiero cerca de mí. A partir de ahora, que Peter sea nuestro intermediario.Gerard la ve con sus ojos inyectados en sangre. Nunca, ninguna mujer se había atrevido a levantarle la mano.—Eso lo veremos, colega.Sale de la oficina aún con la mejilla ardiendo. Siente la mirada de la mujer sentada frente a la oficina de Mía y al verse en el espejo del ascensor, ve su mejilla roja.Nicolás sigue en la puerta de la oficina, perplejo por lo que acaba de presenciar, ve salir a Gerard sin decir una palabra, mientras que a Mía la vez sentarse en la silla sofocada, si pudiera echaría humo por la nariz y orejas.—Nunca te había visto tan enojada como ahora, ¿quieres hablarlo?Se sient