Mía ve salir a Gerard mientras su amiga la abraza y la anima a ir a la habitación, durante la noche durmió muy poco, pero eso es algo que le es imposible hacer al no tener a su hijo cerca.—¿Quieres que pida algo para que desayunes? —Le pregunta preocupada, nunca la había visto en ese estado.—No tengo hambre —se acuesta enrollándose entre las sabanas.—Ayer no quisiste cenar, ahora no quieres desayunar. No puedes matarte de hambre. Tu hijo te necesita bien, fuerte y en condiciones de salir a luchar por él —trata de hacerla recapacitar..—El no tenerlo conmigo ya me está matando. Le tiene miedo a su padre, ¿Tan siquiera te imaginas cómo debe estar en este momento? ¿Todo lo que ha llorado? ¿Cómo lo estará tratando Dylan? —imágenes de su hijo vienen a su mente, haciéndola sentir peor— no soporta el llanto de su hijo.—No te tortures de ese modo, no ayuda en nada —La abraza fuerte, como Mía hizo muchas veces por ella.—Voy a volver a llamarlo, quizás ahora sí me conteste. Agarra su telé
Todo el dolor y la angustia que Mía sentía hasta ese momento, se transforma en rabia e impotencia.Lanza el teléfono a la cama y empieza a buscar ropa para salir, Sofía la voy a desconcertada, notando el cambio drástico que ha tenido su amiga.—¿Qué te ha dicho para que te pusieras de esa forma?—No va a cumplir su palabra, si quiero tener a mi hijo de vuelta tendré que buscar el modo de traerlo, no puedo esperar ni por Andrés ni por Gerard, ellos solo hacen lo que les conviene y traer a mi hijo de vuelta no está en sus prioridades.—¿Fue eso lo que realmente te dijo o fue lo que creíste escuchar por tu estado? Creo que deberías de tomar las cosas con calma, no sea que termines poniéndote en riesgo y a tu hijo al mismo tiempo.—que pase lo que tenga que pasar, no voy a seguir esperando por nadie, iré a buscar a mi hijo.Sofi se apura en arreglarse, no dejará que se vaya sola y tome decisiones que después pueda lamentar.Ambas salen de la casa sin ser vistas, algo que por poco y no log
Gerard está reunido con el hombre que lo ayudara a descubrir lo que hay detrás de la muerte de los padres de Mía, cuando le entra una llamada de Lucas, por lo que se disculpa y sale del despacho de su padre para atender la llamada.—¿Lograste averiguar para qué necesitaba el dinero? —espera expectante por una respuesta, esperando que, lo que dijo Dylan sobre ella no sea cierto.—Dylan le pidió un rescate, por decirlo de algún modo, pero él se dio cuenta de que yo la seguía y se dio a la fuga —le informa sin entrar en muchos detalles— aunque Mía intentó seguirlo, se le perdió, pero no lo llamo precisamente por eso.—¿Sucedió algo más?Aunque a estas alturas nada debería asombrarle, le es inevitable con el nivel de creatividad que han estado mostrando Dylan y Vivian.—Sí señor, Vivian pasó por acá y le ofreció a Mía devolverle al niño si ella se iba del país —le cuenta nervioso, ya que una vez más la seguridad sigue fallando, no debieron dejarla pasar y retenerla en la entrada hasta que
Dylan sale de la casa aún más molesto.No solo Mía termina haciendo lo que se le da la gana, sino que además, Vivian lo presiona para que acabe de una vez. Robert no le ha contestado más las llamadas desde el día de la gala y los favores ya los ha cobrado todos, por lo que necesita sí o sí que Vivian se espere un poco más.Dylan sube al carro, pensando que si hubieran permanecido en suiza, nada de esto estaría pasando.Sale de la vía para agarrar la carretera que da hacia la ciudad y ve una pequeña tienda de comestible, se detiene para comprar unas cosas, cuando una conversación llama su atención.—No puedo creer que otra vez Gerard Walker tenga novia, tan solo espero que no sea igual a la víbora de Gardner, esa mujer se creía la dueña del mundo. Creo que solo su familia la puede soportar.Escucha que dice una chica del otro lado del pasillo.—Amiga, baja a tierra, simples mortales como nosotras no tendrán oportunidad con Gerard papacito Walker, supéralo. Esperemos que esa tal Mía, se
Cuando Andrés y Gerard entran a la carretera que los lleva a la casa donde tienen secuestrado al niño, se consiguen con varias patrullas de la policía y otro par del FBI.—Al menos tendremos compañía en caso de que la cosa se ponga fea —comenta Andrés sintiéndose un poco aliviado.—Yo espero que sean una ayuda y no un estorbo —Gerard empieza a sentirse impaciente por llegar.Toman un desvío y entran a una calle de tierra, encontrando grandes árboles de un lado y del otro un voladero. Desde donde están no ven ni una casa, haciéndolo perfecto para sus propósito.Gerard recibe una llamada del escolta que vigila a Vivian, el cual atiende enseguida.—Ya estamos llegando, ¿paso algo?—Salió una mujer con el niño, puede que la vean por el camino, estén pendiente. Algo está sucediendo adentro, tratare de acercarme un poco más—Ten cuidado, Dylan puede ser peligroso ¿Vivian y Dylan?—Siguen adentro, al parecer están discutiendo —habla en susurros para evitar ser detectado.Corta la llamada.—
Horas antes, en casa de Gerard. Mía saca su maleta grande y empieza a empacar sus cosas y la del niño, guardando aquello que sea más importante sin saber a dónde se dirigen, solo tomando en cuenta que nunca más van a volver. Sofi entra en la habitación y desde la puerta ve a su amiga desesperada recogiendo sus pertenencias. Tiene sentimientos encontrados, por una parte siente culpa por no haber defendido cómo se debe al niño; por otro lado preocupación, algo le dice en su corazón que Vivían no está actuando de buena fe. —Mía puedes parar un momento, por favor —le ruega agarrando sus manos evitando que siga empacando. —Lo siento, pero no puedo —se deshace del agarre de Sofi—. Tengo menos de tres horas para estar en el aeropuerto con todas nuestras cosas para salir del país. —Conoces a Dylan mejor que nadie, detente un momento y ponte a pensar ¿realmente crees que él le entregaría al niño tan fácilmente para que ella te lo entregue a ti? No solo se llevó al niño para hacerte sufrir,
Mía ve a Gerard en medio de la sala notando lo cansado que está, sentimientos de culpa empiezan a surgir en ella por todo lo que le dijo, ahora que le ha devuelto a su hijo, lo mínimo que puede hacer es agradecer y disculparse.Baja las escaleras acercándose a él a paso lento, pero decidido, ordenando las palabras en su mente deseando decirlo de la forma correcta.—Gerard… yo…—No hay nada que decir —la detiene al percibir el sentimiento de culpa—, te prometí regresar a tu hijo y lo he cumplido, de ahora en adelante, tomaremos las medidas necesarias para la seguridad de ambos, aunque con Dylan muerto y Vivían en estado crítico, no deberíamos de tener ningún otro inconveniente.—Si tengo algo que decir y necesito que escuches. Primero, quiero darte las gracias por haberme devuelto a mi hijo; y segundo, quiero disculparme, en mi experiencia los hombres no han sido fiel a su palabra, siempre me han prometido ayudarme a salir adelante y lo que consigo es todo lo contrario, pero esta noche
Mía saca su teléfono y marca el número de su tío ante la atenta mirada de Gerard. Un par de repiques después, su tío atiende la llamada.—¿Qué quieres ahora? Ya te dije que no sé nada de Dylan y el niño.—No es para eso que lo llamo —deja escapar un suspiro, antes de lanzar la bomba— lo que pasa es que Dylan ha tenido un accidente y…—¿Cómo que ha tenido un accidente? —lo escucha alarmado— ¿Qué hiciste? Sigues siendo un imán para las desgracias.Mía aprieta la mandíbula molesta al escuchar a su tío, su única familia tratándola de aquel modo.—Lo que le ha pasado se lo ha merecido —responde molesta ante su acusación— no debió haber secuestrado a mi hijo y mucho menos haberse aliado con una mujer con problemas mentales y, la razón por la que te estoy llamando, no es solo para informarte que ha tenido un accidente sino que él resultó muerto —le suelta la noticia sin el menor cuidado— quiero saber si tiene familiares a quién avisarle.—¿Cómo que ha muerto? Robert se queda asombrado sin p