La jornada laboran inicia con muchas reuniones a duras penas y Gerard tiene cinco minutos entre cada una y Mía esta hasta el tope con el papeleo que debe tener listo al final del día, cuando siente que ha avanzado, llega Peter con más carpetas. —Deberías tomarte un descanso, porque esa montaña no va a mejorar hoy —le aconseja al notarla tan cansada y apenas esta comenzando la tarde. —Termino esta y me tomo un descanso. Mía deja caer la cabeza hacia atrás, tomándose unos segundos para descansar la vista. —Hola querida, deberías pedirle a Gerard algún ayudante, no es justo que siendo su prometida, te tenga así de trabajo —Melisa ve con disgusto todas esas carpetas— ¿Has almorzado? Mía se asusta y sorprende por su llegada repentina. —Hola Melisa. No se preocupe, me gusta estar ocupada, me hace sentir útil —excusa a Gerard— Se me ha ido el tiempo, ya voy a buscar algo para comer, Gerard tampoco a probado bocado. —Anda tranquila, yo hablare un momento con mi hijo, ¿estará ocupado? —
Mía se levanta más temprano de lo habitual, trata de no moverse para no despertar a Gerard que aun duerme plácidamente a su lado. Escucha a su pequeño llorar, con cuidado sale de la cama para ir al rescate de su pequeño hijo, Sofi lo tiene en sus brazos tratando de calmarlo. —Déjamelo —extiende sus manos hacia su hijo. Mía se acomoda en la mecedora con su pequeño en su regazo, el pequeño se acurruca y se queda dormido nuevamente. —¿Pasa algo? —le pregunta viendo su ojos turbios. —Desde la muerte de mis padres nada ha sido normal para mí, pero desde que estoy con Gerard todo se ha vuelto muy extraño —le cuenta pensativa. —¿Cómo extraño? —En una junta me encuentro con el mejor amigo de papá, que me dice que mi Tío le hizo creer a todos que morí con mis padres. En la gala, Dylan mostro que tenía mucho dinero para malgastar, cuando se muy bien que no es así. Por último y no menos importante, me pareció ver a mi tío, en dos oportunidades intente llegar a él, pero desapareció.
Llegan al centro comercial más lujoso de la ciudad, Mía traga grueso al ver las tiendas a su alrededor y cuando ve a Melisa detener frente a una tienda reconocida por su ropa de diseñador, cree que se desmayara al instante. —Ya quita esa cara, veras que no es para tanto. La agarra por la mano y se la lleva a dentro. Dos vendedoras se acercan a ellas enseguida al reconocer a Melisa Walker. —Bienvenidas, ayer nos ha llegado la nueva colección de primavera, ¿les gustaría ser las primeras en verlo? —Por supuesto, para eso hemos venido. La encargada de la tienda las hace sentar en un como mueble, otra chica les ofrece una piñas coladas y una bandeja de aperitivos tanto dulces como salados. Mía observa desconcertada toda la ropa que le sacan, nunca hubiera imaginado usar algo como lo que le muestran. —Pruébate algo, vamos, no es igual ver la ropa en un gancho que en tu cuerpo —Melisa la anima emocionada— debe haber algo que te guste. —Es que todo se ve tan… costoso. En este momento
Melisa ve a ese hombre partir y encara a su hijo. —Quiero una explicación corta, es lo menos que pueden hacer —los ve a ambos a la espera de que uno de los dos inicie con la explicación. —.No tengo nada que explicar en cuanto a mi relación con Mía, lo único que importa es que ellos están divorciados y él se niega a aceptarlo. .—¿Y el niño? —le pregunta directamente a Mía. —Existe y no es motivo de preocupación —interviene, sin dejar que Mía responda— no veo cuál es el motivo de tu preocupación. —Claro que no lo ves, dejare que sea tu padre quien te lo explique —niega decepcionada— si hubieran sido sinceros desde un principio, al menos conmigo, sería diferente. Melisa sube al carro sin querer escuchar nada más. Aunque sabía que Gerard sería capaz de muchas cosas tan solo para que lo dejaran en paz con el tema de buscar una mujer, no pensó que llegaría demasiado lejos como para meterse con una mujer divorciada y con hijo. Al llegar a casa, se consigue con su esposo en la sala, cam
El día lunes es un caos ´para Mía.En la mañana, contactan con un periodista para darle la exclusiva sobre su próxima boda, la cual saldrá a medio día al público.Justo en el momento en que el periodista está saliendo, llega Félix a conversar con su hijo.—Veo que lo que hablamos ayer no te hizo reflexionar —se le queda viendo a su hijo, ignorando a Mía.—Mía, dejarme a solas con mi padre.Le pide al darse cuenta que su padre continua con lo mismo y no quiere que pase un mal rato.—No es necesario, quiero que ella este presente, le compete a ella también después de todo.Se sientan en los muebles. Gerard toma la mano de Mía.—Ayer me contacte con un viejo amigo, es Neurólogo, me hizo unos cuantos favores y al final de la tarde me encontré con él, busco en los archivos del hospital el expediente de lo sucedido aquella noche y descubrimos dos cosas interesantes —la ve a ella fijamente, tratando descubrir algún tipo de engaño de su parte—. Primero, llegaste con vida al hospital, inconsci
Gerard ve a los detectives llegar de casa de los padres de Vivian, por lo que va a su encuentro a ver si tuvieron algo de suerte. Mía también se acerca con la esperanza de que llegaran con buenas noticias. —Aparentemente ellos no saben nada, se rastreó el teléfono y estaba en su cuarto, tampoco conocen el paradero de su hija. Así que realmente no fueron de ayuda —les cuenta, sabiendo que no es lo que esperaban escuchar— cuando le mostramos la foto que sacamos de los videos hablando con Dylan, el papá nos dijo que en la gala que tuvieron, su hija se lo presentó como alguien que recién conocía, le pareció un chico talentoso y hábil, pero nada que le resultara extraño. —Vivian no suele contarle nada a los padres. Si realmente está tramando algo, lo menos que hará es contárselo a ellos. Su padre no suele tratarla bien y su mamá hace todo lo que el esposo le dice sin llevarle la contraria. Por lo que le puedo asegurar que ellos no tienen nada que ver con lo que su hija está haciendo. —E
Mía ve salir a Gerard mientras su amiga la abraza y la anima a ir a la habitación, durante la noche durmió muy poco, pero eso es algo que le es imposible hacer al no tener a su hijo cerca.—¿Quieres que pida algo para que desayunes? —Le pregunta preocupada, nunca la había visto en ese estado.—No tengo hambre —se acuesta enrollándose entre las sabanas.—Ayer no quisiste cenar, ahora no quieres desayunar. No puedes matarte de hambre. Tu hijo te necesita bien, fuerte y en condiciones de salir a luchar por él —trata de hacerla recapacitar..—El no tenerlo conmigo ya me está matando. Le tiene miedo a su padre, ¿Tan siquiera te imaginas cómo debe estar en este momento? ¿Todo lo que ha llorado? ¿Cómo lo estará tratando Dylan? —imágenes de su hijo vienen a su mente, haciéndola sentir peor— no soporta el llanto de su hijo.—No te tortures de ese modo, no ayuda en nada —La abraza fuerte, como Mía hizo muchas veces por ella.—Voy a volver a llamarlo, quizás ahora sí me conteste. Agarra su telé
Todo el dolor y la angustia que Mía sentía hasta ese momento, se transforma en rabia e impotencia.Lanza el teléfono a la cama y empieza a buscar ropa para salir, Sofía la voy a desconcertada, notando el cambio drástico que ha tenido su amiga.—¿Qué te ha dicho para que te pusieras de esa forma?—No va a cumplir su palabra, si quiero tener a mi hijo de vuelta tendré que buscar el modo de traerlo, no puedo esperar ni por Andrés ni por Gerard, ellos solo hacen lo que les conviene y traer a mi hijo de vuelta no está en sus prioridades.—¿Fue eso lo que realmente te dijo o fue lo que creíste escuchar por tu estado? Creo que deberías de tomar las cosas con calma, no sea que termines poniéndote en riesgo y a tu hijo al mismo tiempo.—que pase lo que tenga que pasar, no voy a seguir esperando por nadie, iré a buscar a mi hijo.Sofi se apura en arreglarse, no dejará que se vaya sola y tome decisiones que después pueda lamentar.Ambas salen de la casa sin ser vistas, algo que por poco y no log