Capítulo 56: Su posesividad

No logro comprender lo que él quiere decir, ya que yo no me siento diferente. Bueno, debo de reconocer que pude percibir el aroma de ese alfa árabe desde lejos. Pero, no sé si simplemente fue un golpe de suerte o realmente mejoré.

— No lo creo, no podía oler algo hasta que abrieron la puerta. — susurro.

— Eso es normal, todo el castillo ha sido reforzado para que nadie fuera de éste pueda percibir el aroma que hay en su interior si no hay una sola ventana o puerta abierta. — explica Edmond.

— ¿Eso cuando le hicieron?

— No te diste cuenta de ello, porque nosotros estábamos follando como unos conejos insaciables sin dejar de ser los alfas que liberaban sus feromonas sin poder tener el control de ellas. — informa Edmond.

La vergüenza me invade completamente, al igual que el recuerdo donde me informan que los hombres lobos que trabajan o viven en el castillo, t
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