Apenas he llegado básicamente hace cinco segundos a esta manada y ya están pensando en herederos, sin duda, están completamente locos.
— Carolina, ayúdame por favor. Es extraño todo…— Lo sé… bueno, no lo sé, pero, creo saberlo así que, lo sé… oh, creo que estoy divagando.— ¡Carolina, por favor, concéntrate! ¡Creo que voy a morir!— Amiga, creo que necesitas tomar las cosas con calma, apenas estás empezando para decir que estás por morir. — me dice ella.Mi cabeza comienza a dar vueltas, por lo que, me agarro con ambas manos, intentando sentirme mejor, pero, lo único que logro es que el mareo aumente hasta que finalmente mi mente se concentre en una sola cosa: recordar todas las cosas lujuriosas que he hecho.— Esto no puede ser posible. — susurro sintiendo que el fuego en mi interior aumeLa delicadeza no sabe quién es Robert, porque nunca ha estado cerca, por lo que, mi cabeza que recibe el impacto duele y yo comienzo a luchar con él cuando me agarra del cuello para acercarme a él.— Veremos qué piensa tu amor cuando te vea que eres la perra de otro. — dice Robert para posteriormente pasar su lengua por mi mejilla.— ¡Maldito bastardo! — grito levantando mi pierna para patear su entrepierna.Como alfa es alguien que no es fácil de vencer, pero, estando en su versión humana, la parte débil del humano también es la de él. Por lo que, cuando logro golpear su intimidad, me suelta y yo caigo al suelo tosiendo.— ¡¿Qué está sucediendo?! — pregunta Mike desde el segundo piso.Sus feromonas son fuertes, pero, no logran reemplazar el olor repugnante de Robert. Porque en estos momentos, aunque mi cuerpo reacciona a sus fe
He perdido completamente la razón. Yo realmente estoy loca. Porque solamente una mujer enferma se atrevería a tocarse con la ropa de un hombre que no debería importarme tanto. No debí hacerlo.— Antonella, has perdido completamente la razón. — susurro inhalando fuertemente el aroma tenue de la camisa de Edmond, deseando que hubiese ropa con un olor más fuerte de él.Debería arrepentirme por hacer este tipo de cosas, pero, no es así. Por mucho que intente alejarme y dejar de tocarme, no me es posible. Me siento muy bien para detenerme y aunque no llego al éxtasis como dijo Carolina, al menos me siento menos terrible que antes.Aun puedo percibir el olor de los demás, pero, es más fuerte el deseo que siento que no puedo concentrarme en algo más que no sea sentir el aroma de Edmond y tocarme pensando que él lo hace.— Te necesito, Edmond, ¿D&oac
Una semana despuésNo hemos salido de la habitación ni siquiera para comer, porque escasamente lo hacemos. Mi alimento es su energía y mi sed es saciada con sus besos, por lo que, cuando el periodo en celo finalmente llega, me siento muy débil.La habitación se encuentra cargada de nuestras feromonas con tanta intensidad que embriaga. Parece un gas tóxico que debilita, pero, lo que me resulta un peligro, soy yo, al ver como el hombre a mi lado tiene tantas marcas que sin duda debe dolerle.— Ya te has calmado. — susurra Edmond con agotamiento.— Oh, lo siento. — digo con mi vista nublada por las lágrimas acumuladas.— Creí que los hombres eran los insaciables en su periodo en celo, pero, me he equivocado. — dice Edmond con sangre seca en sus heridas.— ¿Por qué estás tan herido? ¿Acaso tienes problemas con tu proceso de sanaci&oa
Es evidente lo que debemos evitar. Por lo que, necesito saber pronto como puedo controlar mis deseos sexuales, antes de que todo se enrede entre nosotros, si ya no está todo enredado.‘Tal vez esté ya embarazada.’ Me digo mentalmente.— No lo estás… aun. — dice Edmond llevándome a la tina que huele muy bien.— ¿Cómo lo sabes? — pregunto angustiada.— Porque no ha cambiado tu olor. Cuando una mujer lobo es fecundada, su olor cambia y ahora, solo hueles a mí, no hay otro olor diferente al tuyo que no sea el mío. — dice Edmond.‘Entonces, los lobos pueden hacer eso.’ me digo mentalmente, mientras percibo la tenue aroma de aquel tercer compañero que parece renuente a marcharse o mostrarse.— ¿Qué sucede? — pregunta Edmond.— No lo sé, es que es tan extraño.— ¿Q
Mis heridas duelen mucho, pero, más duele saber que han sido causadas por uno de mis prospectos de pareja, el único que hasta el momento me había protegido, me está lastimando como los lobos de mi antigua manada.‘La historia se repite. Enojado o no, me ha lastimado.’ Me digo mentalmente.Edmond retrocede al poder escuchar mis pensamientos y yo lloro sabiendo lo que me espera. porque aunque empezó tarde, sigue el mismo patrón.— Antonella…— ¿Serás igual, Edmond? — pregunto herida.— Amor…— No siempre fueron así, Edmond. Robert no fue una persona violenta conmigo. Antes de su ceremonia de mayoría de edad, era alguien gentil conmigo. Era como su hermana, porque su familia me acogió cuando mis padres fallecieron.>> Como un hermano mayor, me cuidó y protegió incluso de mis propios pensamientos lasti
Observo a Edmond, sus feromonas están calmadas y su mirada si muestra arrepentimiento, pero, dudo que pueda pasar por alto esto. Porque me ha lastimado, él lo ha hecho y no sé si esto volverá a repetirse o que tan frecuente sucederá.— Edmond, lo mejor es que yo me vaya de aquí.— No, Antonella, no vas a marcharte. — dice Edmond.— Las cosas no están saliendo bien entre nosotros. Lo mejor es que tomemos una distancia. — digo con seriedad.Edmond se levanta y peina su cabello con frustración y no es el único, de cierta forma siento que estamos caminando en círculos y no me agrada lo que estoy experimentando, sobre todo, porque me estoy desgastando en algo que tiene más momentos de sexo que teniendo una conversación seria.— Ve a otra habitación, llamaré a Carolina para que te ayude a no sentirte sola. Yo debo hacerme cargo de u
Carolina parece tranquila con lo que está sucediendo, cuando yo lo que veo son gotas de sangre por todas partes y como Edmond aun quejándose, sigue golpeando a su hermano con sus fuertes garras.— ¡¿Acaso no puedes tomar las cosas con calma y así hablar sobre lo que ha sucedido?! — grito enojada.— Los lobos son territoriales. Por lo que, ahora que ha estado Mike cerca, el rey alfa ha leído cada uno de los pensamientos del hombre que no fue capaz de darte la protección que necesitabas. — dice Carolina.— ¿No vas a implorar por su vida? — pregunto preocupada.— Eso no lo ayudaría, cuando el rey alfa dice algo, no hay manera de hacerlo cambiar de opinión. — dice Carolina.Sé que no debería meterme en este tipo de pelea, sobre todo, cuando en el pasado nunca lo hice aunque vi a Robert peleando mucho con varios lobos de otras manadas
Intento acercarme a él, pero, Edmond hace una señal de alto, para posteriormente marcharse lejos de mí, dejándome con mis disculpas en la garganta y mi errónea forma de mostrarle lo que es controlarse.‘Lo hiciste bien, te quejaste con él por no controlarte y mira lo que has hecho, Antonella. Lo sabes, no merece que lo lastimes, él no tiene la culpa de tus heridas.’ Me digo mentalmente.— Edmond…Quiero gritarle, pero, mi voz suena tan débil que parece un susurro. Así que, con tristeza observo como Mike se marcha cojeando, mientras Carolina angustiada corre hacia mí.— ¿Qué le dijiste al rey alfa?— Yo…— Va a matar a alguien. Sin duda, has iniciado una masacre. — dice Carolina y yo comienzo a temblar.— Lo he arruinado.— Nunca lo había visto así y ya van dos veces en tan poco ti