Carolina parece tranquila con lo que está sucediendo, cuando yo lo que veo son gotas de sangre por todas partes y como Edmond aun quejándose, sigue golpeando a su hermano con sus fuertes garras.
— ¡¿Acaso no puedes tomar las cosas con calma y así hablar sobre lo que ha sucedido?! — grito enojada.— Los lobos son territoriales. Por lo que, ahora que ha estado Mike cerca, el rey alfa ha leído cada uno de los pensamientos del hombre que no fue capaz de darte la protección que necesitabas. — dice Carolina.— ¿No vas a implorar por su vida? — pregunto preocupada.— Eso no lo ayudaría, cuando el rey alfa dice algo, no hay manera de hacerlo cambiar de opinión. — dice Carolina.Sé que no debería meterme en este tipo de pelea, sobre todo, cuando en el pasado nunca lo hice aunque vi a Robert peleando mucho con varios lobos de otras manadasIntento acercarme a él, pero, Edmond hace una señal de alto, para posteriormente marcharse lejos de mí, dejándome con mis disculpas en la garganta y mi errónea forma de mostrarle lo que es controlarse.‘Lo hiciste bien, te quejaste con él por no controlarte y mira lo que has hecho, Antonella. Lo sabes, no merece que lo lastimes, él no tiene la culpa de tus heridas.’ Me digo mentalmente.— Edmond…Quiero gritarle, pero, mi voz suena tan débil que parece un susurro. Así que, con tristeza observo como Mike se marcha cojeando, mientras Carolina angustiada corre hacia mí.— ¿Qué le dijiste al rey alfa?— Yo…— Va a matar a alguien. Sin duda, has iniciado una masacre. — dice Carolina y yo comienzo a temblar.— Lo he arruinado.— Nunca lo había visto así y ya van dos veces en tan poco ti
Carolina hace lo que le pido y pone ello en marcha, dejándome completamente sola en un castillo que me resulta abrumador. Con las dolencias que tengo en mi cuerpo, no soy capaz de recorrer el lugar y es por ello, que me atormento sentada en la sala.Debo ser consciente que mi vida ha cambiado tanto de forma favorable como de una no tan favorable. Ya que, después de haber llegado a mi mayoría de edad, no he estado durmiendo en el establo ni mucho menos, he sido humillada como sucedía en el pasado.Sin embargo, haberme salvado de ello, me ha causado nuevos problemas y preocupaciones. Sobre todo, porque no creí posible que la mujer, sin la capacidad de convertirse en lobo, tuviera tres posibles compañeros.— ¿Qué piensas hacer, Antonella? No puedes estar divagando toda tu vida por lo mismo. — digo angustiada.El castillo es inmenso, pero, no es frio. Después de todo, aún puedo percibir
Algo que debo reconocer aquí es que la vida disfruta mucho hacerme experimentar todo tipo de situaciones traumáticas y difíciles de superar. Porque solo eso podría explicar por qué todas las cosas me salen mal a mí.Debido a que, de todas las extrañas maneras en la que podría conocer a mi tercer compañero, no me agrada en lo absoluto que haya sucedido justamente como pasó. Porque no es agradable que mis tres prospectos de compañeros estén reunidos así.Ya que, aunque nos encontrábamos muy lejos para poder percibir con seguridad el aroma de Robert, la mano que colgaba en el hocico de Edmond tiene los mismos tatuajes de la mano de mi anterior alfa.— ¿Te encuentras bien, Antonella? — me pregunta Mike intentando levantarme del suelo.— ¿Cómo podría sentirme bien con todo lo que está sucediendo en estos momentos?
Me aferro el cuerpo del lobo, mientras esté, corre tan rápido como puede. Desgraciadamente no es tan rápido como Carolina y no puedo quejarme por ello, ya que es un beta.‘Al menos está haciendo más que tú Antonella, ya que, aunque eres una alfa, no puedes siquiera transformarte en loba, algo que es muy fácil para cualquiera que pertenece a los hombres lobos.’ Me dice mi mente.Debo reconocer que por mucho que quiero ignorar mi complejo de inferioridad, no me es posible en este tipo de situaciones, donde tanto me cuesta hacer cosas simples que cualquier mujer lobo podría realizar, pero, para mí es imposible.Sin embargo, intento concentrarme en el problema que tengo en estos momentos y es por ello, que observo como nos acercamos a la manada que hace poco abandoné. Una manada que ahora está sumida en el caos y el dolor.— ¿Qué rayos sucedió aqu&iacut
Yo soy una mujer que cree en la reencarnación, por lo que también creo que hay algunos pecados que uno comete y son tan graves que en la próxima vida uno tiene que pagar por ellos.Pero, entonces es aquí cuando me pregunto ¿qué tipo de pecado tan inmenso cometí en mi vida pasada para estar experimentando este tipo de castigos? Porque es evidente que cuando creo que mi vida no puede ser más difícil, la diosa Luna se burla de mí y me dice: “toma querida, acá hay otra razón para pensar que tu vida es difícil.”‘Lo mejor es que muera de una vez por todas antes de morir de tanta atención y preocupación.’ Me digo mentalmente.Mi cuerpo ya no parece estar en el mundo terrenal y es por eso, que levito en medio de la oscuridad. Muchos pensamientos negativos vienen a mí, pero en estos momentos lo que menos me importa es no poder convertirme en
Me quedo observando el rostro perfilado que tiene Edmond y no puedo evitar sentir como mi corazón se acelera ante lo hermoso que se ve. No sé si son las feromonas o la conexión que tenemos entre nosotros, lo que me hace verlo así, pero sin duda se ve muy atractivo.‘Quizás si nada más él fuera mi prospecto de compañero de vida, no tendría tantas confusiones.’ Me digo mentalmente.Debido a mi defecto es que Edmond se ha estado mostrando inseguro por la mujer que es su compañera de vida. Porque indirectamente, todo este trato ambiguo y contradictorio es por mi culpa.— ¿Qué voy a hacer contigo, Antonella? Siento que voy a perder el control pronto.— Yo también voy a perder el control. — susurro y me sorprendo al poder escuchar mi propia voz.— Finalmente, has despertado — dice Edmond.— Lamento mucho haberte asustado o
La alarma se encienden ante todo lo que podría hacer Edmond con los exclusivos, por eso agarro su rostro para que se concentre en mí y me diga todo eso que está planeando su perversa mente.— ¿Qué rayos vas a hacer con los explosivos?— Creo que la funcionalidad de ese tipo de herramientas está en el nombre, ¿No lo crees? — pregunta Edmond sonriendo.— Edmond, por favor, dime que no vas a utilizar los explosivos en el alfa Robert o en mi tercer compañero.— No, querida, no tengo pensado asesinar a Robert. Pero ahora que lo mencionas, diría que es buena idea acabar con la vida de tu tercer prospecto de compañero utilizando los explosivos.El deseo de golpearme la boca por haber sido tan tonta al darle ideas a un hombre que no necesita de ello, hace que levanté mi mano, pero rápidamente la bajo, porque lo que me interesa ahora no es regañarm
Quiero quejarme porque me ha llamado cobarde, pero no puedo defenderme sin quedar en evidencia porque realmente no soy capaz de decirle lo que mis pensamientos han dicho recientemente.— No sé de qué hablas. — digo fingiendo ignorancia.— Sí lo sabes, pero como toda cobarde, no te atreves a reconocerlo. — dice Edmond.— Tienes una imaginación muy grande, Edmond.— No es imaginación, querida, simplemente estoy leyendo lo que tus ojos me muestran.‘Estúpidos ojos que me delatan.’ me digo mentalmente.— No utilices los explosivos, Edmond. — digo recordando lo importante.— Oh, querida, solo te estaba informando lo que ya se decidió. — dice Edmond.— ¿Podrías dejar de ser rígido e irracional en este asunto tan importante?— El problema aquí es que tú puedes vincularte a t