Lo reconozco, mi corazón late frenéticamente ante sus palabras, porque aunque no me gusta la violencia, me encanta ser defendida por alguien. Quizás, es eso lo que me tiene tan inestable e insegura.
Ya que, esto es nuevo para mí, la mujer que todos maltrataban y nadie se atrevía a defender, ahora cuenta con un hombre poderoso que es capaz de fingir que es capaz de soltarme cuando sus feromonas me dicen que no me dejarían ir.— Lo reconozco, haces que mi corazón se acelere ante esas palabras que acabas de mencionar. — susurro.— Espero que tu corazón se acelere con cada cosa que haga.— Pero, antes de continuar con nuestra conversación, quiero aclararte que todo lo que dije mientras sufría, fue eso: palabras tontas dichas por dolor.Edmond de inmediato retrocede y yo agarro su mano impidiendo que se marche.‘Debes arreglar esto, cualquiera puede recibir tuAlgo que debo reconocer es que el hombre que me protege no es suave con los que me molestan, por lo que, no me sorprende que sea capaz de decir ese tipo de cosas que para mí son terroríficas.— Antes de que preguntes si son los mismos inútiles de antes, no es así. Esos tontos fueron degradados en sus puestos, porque no son capaces de matar alfas o tontas cuidadas por alfas. Así que, no debes tener por su incompetencia.— Entones, eso fue lo que sucedió. — susurro.— Camina con la cabeza en alto, porque no fuiste rechazada, si no, salvada de un destino desgraciado. — dice Edmond sin abrir la puerta del baño.Porque no es necesario. Su voz es firme y realmente es innecesario que abra la puerta y más feromonas entren a este baño que está por acabar conmigo por expandir el olor por todas partes.La calidez de Edmond se aleja poco a poco y solo así soy capaz
Dos semanas despuésSin duda, yo pertenezco a esta manada. Ya que, me dejan ser lo que deseo, puedo usar la ropa que quiero y estudio mucho. En solo dos semanas, he adquirido conocimientos increíbles que me ayudan a entender el mundo y gracias a la ayuda de Carolina no he tenido un solo segundo para aburrirme.Aunque si hay algo que me molesta y es que Edmond no ha aparecido en todo este tiempo lejos, ni siquiera me ha llamado. Por lo que, desde que marchó, no sé si está vivo o muerto. Bueno, es evidente que vive o lo sabríamos por ser el rey alfa y líder de su propia manada. Pero, no sé algo de él y eso es molesto.Sabiendo que un nuevo día ha empezado, me levanto y de inmediato, comienzo a sentirme extraña. Un calor que no sé qué lo causa, me hace hiperventilar y desear quitarme toda la ropa. Por lo que, rápidamente entro al baño y mientras me ducho, lleno la tin
Apenas he llegado básicamente hace cinco segundos a esta manada y ya están pensando en herederos, sin duda, están completamente locos.— Carolina, ayúdame por favor. Es extraño todo…— Lo sé… bueno, no lo sé, pero, creo saberlo así que, lo sé… oh, creo que estoy divagando.— ¡Carolina, por favor, concéntrate! ¡Creo que voy a morir!— Amiga, creo que necesitas tomar las cosas con calma, apenas estás empezando para decir que estás por morir. — me dice ella.Mi cabeza comienza a dar vueltas, por lo que, me agarro con ambas manos, intentando sentirme mejor, pero, lo único que logro es que el mareo aumente hasta que finalmente mi mente se concentre en una sola cosa: recordar todas las cosas lujuriosas que he hecho.— Esto no puede ser posible. — susurro sintiendo que el fuego en mi interior aume
La delicadeza no sabe quién es Robert, porque nunca ha estado cerca, por lo que, mi cabeza que recibe el impacto duele y yo comienzo a luchar con él cuando me agarra del cuello para acercarme a él.— Veremos qué piensa tu amor cuando te vea que eres la perra de otro. — dice Robert para posteriormente pasar su lengua por mi mejilla.— ¡Maldito bastardo! — grito levantando mi pierna para patear su entrepierna.Como alfa es alguien que no es fácil de vencer, pero, estando en su versión humana, la parte débil del humano también es la de él. Por lo que, cuando logro golpear su intimidad, me suelta y yo caigo al suelo tosiendo.— ¡¿Qué está sucediendo?! — pregunta Mike desde el segundo piso.Sus feromonas son fuertes, pero, no logran reemplazar el olor repugnante de Robert. Porque en estos momentos, aunque mi cuerpo reacciona a sus fe
He perdido completamente la razón. Yo realmente estoy loca. Porque solamente una mujer enferma se atrevería a tocarse con la ropa de un hombre que no debería importarme tanto. No debí hacerlo.— Antonella, has perdido completamente la razón. — susurro inhalando fuertemente el aroma tenue de la camisa de Edmond, deseando que hubiese ropa con un olor más fuerte de él.Debería arrepentirme por hacer este tipo de cosas, pero, no es así. Por mucho que intente alejarme y dejar de tocarme, no me es posible. Me siento muy bien para detenerme y aunque no llego al éxtasis como dijo Carolina, al menos me siento menos terrible que antes.Aun puedo percibir el olor de los demás, pero, es más fuerte el deseo que siento que no puedo concentrarme en algo más que no sea sentir el aroma de Edmond y tocarme pensando que él lo hace.— Te necesito, Edmond, ¿D&oac
Una semana despuésNo hemos salido de la habitación ni siquiera para comer, porque escasamente lo hacemos. Mi alimento es su energía y mi sed es saciada con sus besos, por lo que, cuando el periodo en celo finalmente llega, me siento muy débil.La habitación se encuentra cargada de nuestras feromonas con tanta intensidad que embriaga. Parece un gas tóxico que debilita, pero, lo que me resulta un peligro, soy yo, al ver como el hombre a mi lado tiene tantas marcas que sin duda debe dolerle.— Ya te has calmado. — susurra Edmond con agotamiento.— Oh, lo siento. — digo con mi vista nublada por las lágrimas acumuladas.— Creí que los hombres eran los insaciables en su periodo en celo, pero, me he equivocado. — dice Edmond con sangre seca en sus heridas.— ¿Por qué estás tan herido? ¿Acaso tienes problemas con tu proceso de sanaci&oa
Es evidente lo que debemos evitar. Por lo que, necesito saber pronto como puedo controlar mis deseos sexuales, antes de que todo se enrede entre nosotros, si ya no está todo enredado.‘Tal vez esté ya embarazada.’ Me digo mentalmente.— No lo estás… aun. — dice Edmond llevándome a la tina que huele muy bien.— ¿Cómo lo sabes? — pregunto angustiada.— Porque no ha cambiado tu olor. Cuando una mujer lobo es fecundada, su olor cambia y ahora, solo hueles a mí, no hay otro olor diferente al tuyo que no sea el mío. — dice Edmond.‘Entonces, los lobos pueden hacer eso.’ me digo mentalmente, mientras percibo la tenue aroma de aquel tercer compañero que parece renuente a marcharse o mostrarse.— ¿Qué sucede? — pregunta Edmond.— No lo sé, es que es tan extraño.— ¿Q
Mis heridas duelen mucho, pero, más duele saber que han sido causadas por uno de mis prospectos de pareja, el único que hasta el momento me había protegido, me está lastimando como los lobos de mi antigua manada.‘La historia se repite. Enojado o no, me ha lastimado.’ Me digo mentalmente.Edmond retrocede al poder escuchar mis pensamientos y yo lloro sabiendo lo que me espera. porque aunque empezó tarde, sigue el mismo patrón.— Antonella…— ¿Serás igual, Edmond? — pregunto herida.— Amor…— No siempre fueron así, Edmond. Robert no fue una persona violenta conmigo. Antes de su ceremonia de mayoría de edad, era alguien gentil conmigo. Era como su hermana, porque su familia me acogió cuando mis padres fallecieron.>> Como un hermano mayor, me cuidó y protegió incluso de mis propios pensamientos lasti