Por su parte, Rashid entraba a su oficina, tras dar por terminada la junta. Había estado un poco distraído en la reunión, afortunadamente pudo defenderse bien en la presentación y dejar a todos a gusto con lo que había propuesto. Pero él no estaba satisfecho con aquel rendimiento. Desde esa llamada, no podía centrarse. No podía creer que ella estuviera en esa situación tan complicada. Se sentía mal al saber tan lamentable noticia. ¿Cómo es que no pudo darse cuenta de algún indicio sobre ello? Eran los suficientemente cercanos como para notar que algo malo ocurría con ella. Pero nunca lo hizo, su actitud le pareció como cualquier otra, tal vez muy histérica por situaciones que no deberían ponerla así. Ahora todo cobraba sentido. Se bajó del auto, el vigilante del pórtico la saludó, ella devolvió el saludo adentrándose al edificio. Se volvió, pero no había nadie detrás. Otra vez batió la cabeza, no tenía por qué sentirse perseguida, ¿y por qué sentía que alguien iba detrás de ella? No
Dos horas antes. Rashid se sentía furioso, demasiado enfadado con aquellas fotografías de ellos dos durante su estadía en Irlanda; no tenía idea de cómo habían llegado esas fotografías a la prensa, pero algún reportero malicioso los había estado vigilando para poder sacar información sobre cada uno de sus pasos. Alaric, después de pensarlo por mucho tiempo decidió decirle sobre la información que ya se estaba manejando de la prensa de ellos dos. —Ya sabes que lo harían, es decir, siempre buscan la manera de conseguir información, es su trabajo. Pero esto que hacen definitivamente es violar la privacidad de las personas. —Como si no tuviera suficientes problemas en este momento como para lidiar con algo más —soltó dándole un golpe en seco a su escritorio. —Estoy realmente enfadado con toda la mierda que siempre estés hablando —repitió. —Pero, solo han colocado fotos tuyas y de Victoria juntos, leí el artículo y no se habla mal de ustedes aún así no deja de ser un poco chocante qu
La primavera había llegado, llenando todo con los colores y diversidad tras la anterior estación tan diferente, donde la alegría parecía haberse extinguido, pero ahora ahora volvía, llenando con su distintivos colores y regalando las mejores vistas. Para aquellas vacaciones inesperadas a los padres de Victoria habían decidido quedarse en la granja de sus abuelos. Había mucho espacio para jugar y corretear sin parar sin tener cuidado con algún auto ya que estaban alejados del tránsito del mismo. Era un lugar tan paradisíaco que la llevaba a pensar en la perfección en todo momento. Un destino apropiado para ella. Cuando alzaba los ojos al cielo, entonces admiraba un cielo muy celeste libre de nubes oscuras o grises que anunciaran la llegada de la lluvia, cuando miraba al frente tenía otra vista igual de hermosa a la anterior. Ella quería fotografiar el lugar pero no tenía el teléfono y menos una cámara, así que se tenía que conformarse con solo mirar y guardar ese recuerdo en su cabez
Actualidad—¡Papá! —se levantó asustada.Se recogió en su lugar mientras observaba volar algo que había estado posado en su brazo. ¿Era una mariposa? Se encontraba completamente desorientada y no tenía ni remota idea de dónde se encontraba, lo único que sentía, era un temor absorbente que la estaba consumiendo en ese momento y no conseguía la serenidad que tanto le urgía a su sistema. Cómo pudo se puso en pies y comenzó a exclamar por ayuda aunque probablemente nadie la iba a escuchar y si se trataba de un secuestro como ya se lo imaginaba, sus esfuerzos por ser escuchada no valdría nada. Había poca luz en aquellas cuatro paredes dónde se encontraba, de hecho el lugar parecía que era demasiado viejo y eso le daba un aspecto más terrorífico. —¡Ayuda, por favor sáquenme de aquí! Después de un rato gritando sin parar ya le estaba doliendo la garganta y no le quedó más remedio que rendirse y dejarse caer nuevamente sobre el suelo frío y sucio. Abrazando a sus piernas dejó que el llan
No supo de dónde, pero la mujer de pronto cogió una silla y se sentó allí y obligó a Victoria a que se tumbara sobre el suelo y la escuchara atentamente. No queriendo llevarle la contraria porque conseguiría solamente que le fuera peor, obedeció sin rechistar, pero en el fondo a regañadientes. —Comencemos, Rashid y mi hija Mónica habían iniciado una relación y yo pensé que sería para toda la vida. Tanto su familia como la nuestra estaban muy emocionados por ellos. Ambos de la misma sociedad adinerados y jóvenes. Tenían un gran futuro por delante. Tristemente las cosas no salieron como lo teníamos planeado y ellos rompieron. Me dolió mucho ver a mi hija sufriendo por un hombre porque lo amaba demasiado y yo también le tenía aprecio, incluso veía a Rashid como a un hijo. Pero se comportó como un completo patán con mi hijita. Aseguró que ella no valía la pena como mujer y ya no necesitaba de su compañía. Es así como resolvió separarse de ella sin importar dejarla en ese estado. Lo peor
Por otro lado, Rashid a última hora había decidido finalmente ir a ese centro psiquiátrico tras pensarlo muchas veces y reflexionar. No le comentó nada a su mejor amigo quién de seguro volvería a insistir para que no asistiera a ese sitio. Le alegraba contar con personas como él, que se preocupaban, pero habían decisiones que nadie más debía de tomar por él. Estaba de camino al centro psiquiátrico cuando vio la pantalla de su teléfono iluminada era una llamada entrante de Amina. Decidió apagar el teléfono, luego la llamaría y le explicaría todo.Al otro lado estaba la muchacha muy preocupada. Alaric se ubicaba a su par. Fue el siguiente en llamarle a su amigo para ver si tomaba el teléfono pero resultó que también no pudo comunicarse. —No me atiende. No sé a donde pudo haber ido. Fui a su oficina pero estaba vacía y lo que me parece más raro es que canceló la reunión de esta tarde, la verdad no sé por qué de pronto se fue de la compañía. —¿Y ya le preguntaste a su asistente? Puede
—Porque ahora mismo ella puede estar en peligro, no estoy inventando nada. Pasa que siempre me dan esas estúpidas pastillas para que me duerma, pero me las apañé para no beberla ayer en la noche, mamá estaba aquí y empezó a decirme lo que haría. Pensaba que yo estaba dormida y que no podría escucharla, pero alcance a oír que secuestrar y a Victoria. Hablaba muy en serio, solo espero que no lo haya hecho de verdad. —¿Estás hablando en serio? —Muy en serio, no iba a bromear con algo así. Puede que no fui la mejor mujer del mundo en el pasado pero ahora solo estoy intentando ayudarte y que me devuelvas el favor. —Maldición, Amina me estaba llamando. Tal vez tenía que decirme algo importante pero yo apagué el teléfono. Qué idiota soy. De inmediato se sacó el teléfono del bolsillo y lo encendió. Mónica aferró su brazo. Él la miró. —Tengo la dirección a dónde suele ir muchas veces. Si llevó a cabo el rapto entonces deberías tomar nota, e ir a ver qué sucede. —Primero me quiero cerci
A la mañana siguiente, tras varios días pensándolo, decidió salir a caminar con Rashid. Tras lo acontecido, evitaba las salidas, pero ahora se sentía preparada para salir y no quedarse mirando a todos lados como si en cualquier momento volverían a secuestrarla. Ya no tenía miedo. Se quedaron hasta el mediodía en el central park. Luego de ello regresaron al piso. Había sido una salida idea para ejercitar las piernas y sentirse mejor. —Pudimos pasar por un restaurante, o comprar comida para traer, aquí no hay nada interesante —torció los labios. —Porque hace días que no haces las compras, y yo no podría. —Le pediré a Leonardo que lo haga. —¿A tu guardaespalda? —Sí, a él le diré. —Vale. Pero podemos hacer algo con lo que hay —se encogió de hombros. —¿Y qué se te ocurre? Se llevó un dedo a la barbilla, bastante pensativa. Y luego apareció esa sonrisita ansiosa en sus labios. Rashid entrecerró la mirada. Ya se hacía a una idea de lo que quería. —Pizza, podemos hacer una enorme piz