Sobre todo rodeada de una tremenda confusión. Era raro que le estuviera pasando ahora. ¿Una llamada internacional? —Por ahora no necesitas saber mi nombre —continuó esa voz, la de una fémina, tan fina y refinada —. Atenta a lo que te voy a decir, y espero lo tomes en serio, no es un broma. Ha sido un error que sigas con Rashid, él y tú no son del mismo mundo, no pertenecen al mismo círculo, tienes que alejarte de él, nada bueno pasará si estás con Rashid. —¿Quién eres y por qué me dices todas estas cosas? ¡Dime tu nombre! —No, ya te dije que no hace falta, solo digo la verdad. No están destinados a estar juntos. Aléjate de él mientras puedas, hazlo —le pidió, casi como una orden que debía cumplir. Se asustó tanto que no pudo decir otra palabra y dejó caer el teléfono. No quería que a su regreso, Rashid la encontrara en ese estado, por eso resolvió que antes de su regreso, estaría como si nada. Tenía miedo de contarle a Rashid. No sabía si debía decirle, todo podría ser algo de mal
Rashid y Victoria después de pasar varias semanas en Irlanda, volverían a New York. Amina, se había esmerado mucho para hacerle una bienvenida. De esa manera recibirla cómo lo merecía. Estaba muy emocionada de por fin volver a tenerla de vuelta en casa. Tanto así que se esforzó mucho en hacer un agasajo que fuera del agrado de la muchacha. Alaric, se encontraba junto a ella en el piso del árabe para ayudarle con la organización. —¿Crees que ya falta poco para que lleguen? —le inquirió, animada. La había echado de menos todo ese tiempo. —No lo sé, será un vuelo largo. Pero tengo entendido que llegarán hoy, más tardar en la noche. Alaric, desde aquella conversación, había estado un poco diferente con Amina. Sí, le hablaba, dormían juntos y estaban cerca, pero ellos en realidad se habían separado amorosamente. Sin darse cuenta, estaban dejando que las diferencias y la falta de comunicación, se interpusieron entre ellos. —Vale. Quiero que todo esté lindo. Por supuesto que le guste a
Cuando se levantó con el sol. Sé sintió un poco desorientada. Tenía la leve sensación de que la noche de ayer había visto a Amina. ¿Dónde estaba? Parpadeó un par de veces más, hasta ubicarse en la habitación que compartía con Rashid. No, nada había sido una ilusión, ya estaban en New York. Otra vez en su país, y se sentía aliviada de poder estar de regreso. Se sentó en la cama, un tanto pensativa por todos los sucesos. Con una desconocida desesperación, buscó el teléfono para encontrar al remitente. El historial de llamadas volvía a desatar el temor dentro de ella. Escuchó pasos en el exterior, entonces se puso en pies y fue a averiguar qué estaba ocurriendo. Se encontró a Rashid en medio del pasillo mientras hablaba con alguien al teléfono. —¿Por qué no me lo dijiste antes? Puedo ir a verle, pero nos sabría cuándo. —¿A quién vas a ver, Rashid? —murmuró confusa. No lograba entender a qué se refería Rashid con esas palabras, además de que hablaba en un tono bajo, como si no quisier
Por su parte, Rashid entraba a su oficina, tras dar por terminada la junta. Había estado un poco distraído en la reunión, afortunadamente pudo defenderse bien en la presentación y dejar a todos a gusto con lo que había propuesto. Pero él no estaba satisfecho con aquel rendimiento. Desde esa llamada, no podía centrarse. No podía creer que ella estuviera en esa situación tan complicada. Se sentía mal al saber tan lamentable noticia. ¿Cómo es que no pudo darse cuenta de algún indicio sobre ello? Eran los suficientemente cercanos como para notar que algo malo ocurría con ella. Pero nunca lo hizo, su actitud le pareció como cualquier otra, tal vez muy histérica por situaciones que no deberían ponerla así. Ahora todo cobraba sentido. Se bajó del auto, el vigilante del pórtico la saludó, ella devolvió el saludo adentrándose al edificio. Se volvió, pero no había nadie detrás. Otra vez batió la cabeza, no tenía por qué sentirse perseguida, ¿y por qué sentía que alguien iba detrás de ella? No
Dos horas antes. Rashid se sentía furioso, demasiado enfadado con aquellas fotografías de ellos dos durante su estadía en Irlanda; no tenía idea de cómo habían llegado esas fotografías a la prensa, pero algún reportero malicioso los había estado vigilando para poder sacar información sobre cada uno de sus pasos. Alaric, después de pensarlo por mucho tiempo decidió decirle sobre la información que ya se estaba manejando de la prensa de ellos dos. —Ya sabes que lo harían, es decir, siempre buscan la manera de conseguir información, es su trabajo. Pero esto que hacen definitivamente es violar la privacidad de las personas. —Como si no tuviera suficientes problemas en este momento como para lidiar con algo más —soltó dándole un golpe en seco a su escritorio. —Estoy realmente enfadado con toda la mierda que siempre estés hablando —repitió. —Pero, solo han colocado fotos tuyas y de Victoria juntos, leí el artículo y no se habla mal de ustedes aún así no deja de ser un poco chocante qu
La primavera había llegado, llenando todo con los colores y diversidad tras la anterior estación tan diferente, donde la alegría parecía haberse extinguido, pero ahora ahora volvía, llenando con su distintivos colores y regalando las mejores vistas. Para aquellas vacaciones inesperadas a los padres de Victoria habían decidido quedarse en la granja de sus abuelos. Había mucho espacio para jugar y corretear sin parar sin tener cuidado con algún auto ya que estaban alejados del tránsito del mismo. Era un lugar tan paradisíaco que la llevaba a pensar en la perfección en todo momento. Un destino apropiado para ella. Cuando alzaba los ojos al cielo, entonces admiraba un cielo muy celeste libre de nubes oscuras o grises que anunciaran la llegada de la lluvia, cuando miraba al frente tenía otra vista igual de hermosa a la anterior. Ella quería fotografiar el lugar pero no tenía el teléfono y menos una cámara, así que se tenía que conformarse con solo mirar y guardar ese recuerdo en su cabez
Actualidad—¡Papá! —se levantó asustada.Se recogió en su lugar mientras observaba volar algo que había estado posado en su brazo. ¿Era una mariposa? Se encontraba completamente desorientada y no tenía ni remota idea de dónde se encontraba, lo único que sentía, era un temor absorbente que la estaba consumiendo en ese momento y no conseguía la serenidad que tanto le urgía a su sistema. Cómo pudo se puso en pies y comenzó a exclamar por ayuda aunque probablemente nadie la iba a escuchar y si se trataba de un secuestro como ya se lo imaginaba, sus esfuerzos por ser escuchada no valdría nada. Había poca luz en aquellas cuatro paredes dónde se encontraba, de hecho el lugar parecía que era demasiado viejo y eso le daba un aspecto más terrorífico. —¡Ayuda, por favor sáquenme de aquí! Después de un rato gritando sin parar ya le estaba doliendo la garganta y no le quedó más remedio que rendirse y dejarse caer nuevamente sobre el suelo frío y sucio. Abrazando a sus piernas dejó que el llan
No supo de dónde, pero la mujer de pronto cogió una silla y se sentó allí y obligó a Victoria a que se tumbara sobre el suelo y la escuchara atentamente. No queriendo llevarle la contraria porque conseguiría solamente que le fuera peor, obedeció sin rechistar, pero en el fondo a regañadientes. —Comencemos, Rashid y mi hija Mónica habían iniciado una relación y yo pensé que sería para toda la vida. Tanto su familia como la nuestra estaban muy emocionados por ellos. Ambos de la misma sociedad adinerados y jóvenes. Tenían un gran futuro por delante. Tristemente las cosas no salieron como lo teníamos planeado y ellos rompieron. Me dolió mucho ver a mi hija sufriendo por un hombre porque lo amaba demasiado y yo también le tenía aprecio, incluso veía a Rashid como a un hijo. Pero se comportó como un completo patán con mi hijita. Aseguró que ella no valía la pena como mujer y ya no necesitaba de su compañía. Es así como resolvió separarse de ella sin importar dejarla en ese estado. Lo peor