Luego de aquel brindis tan lleno de amor, Carlo le quita su copa a Rita, la deja sobre la mesa y en pocos segundos la rodea entre sus brazos. Con una mano, toma una de las de ella y la otra la pasa por la cintura. Lentamente comienzan a moverse por el lugar al ritmo de la música que ahí se escucha. No tienen prisas, nada los apura a vivir aquel momento. No hay nada que los pueda detener, ni mucho menos alguien que los pueda interrumpir, puesto que Carlo ha reservado el lugar sólo para los dos. —No puedo creer que estemos así… Es una burbuja que no quisiera se reventara —le dice Rita. —Y si se reventara, pues no importa. Perfectamente podemos construir una nueva sólo para los dos. —Carlo… Si alguna vez yo te dijera que no quiero seguir trabajando con Zoe y que quiero intentar algo propio, ¿me apoyarías? —¡Por supuesto! ¿Estás pensando en hacerlo? —No ahora, pero si tal vez más adelante me gustaría intentar tener mi propio restaurante. La cocina es algo que siempre me apasionó, qu
Se incorpora para sentar a Rita, baja la cremallera del vestido y la despoja de él, dejando al descubierto aquella lencería de color rojo que lleva debajo, pasa la lengua por su labio saboreándose lo que está a punto de comerse. Ella lo mira como un ciervo a la luz del cazador que lo ha encontrado, pero que no corre porque no siente el peligro. Se deja caer con delicadeza en la cama mientras él la sigue, Carlo deja un beso en el cuello de Rita y comienza a bajar por su cuerpo. Quiere conocerlo, saber qué es lo que a ella le gusta y así poder darle todo el placer que se ha reservado sólo para los dos. Deja un beso en su ombligo, provocando que Rita se aferre al edredón y arquee su cuerpo, buscando más contacto que sólo los labios de su hombre. Sigue bajando hasta que la tela se interpone entre él y la piel de su mujer, pero eso no le impide dejar una tierna mordida muy cerca de su centro de placer. —¡Dios! —jadea Rita y él vuelve a repetirlo, pero esta vez con un dedo deslizándose
Tras aquella noche, Rita regresó a casa de sus padres por la mañana y Carlo tuvo que despedirse de ella, puesto que había surgido un asunto en Roma que no podía dejar pasar.La separación para ellos no era sencilla, pero después de todo no quedaba nada más que hacer. Los días a ambos se les hicieron eternos, por eso Rita decidió quedarse tan sólo una semana con sus padres y prometió ir con más frecuencia a verlos.Al llegar a Roma se encuentra con que Zoe está hecha un mar de confusiones por todo lo que está sucediendo. Se encuentra con la sorpresa que su amiga se ha «servido» a su esposo casi en bandeja de plata. Eso es algo que la sorprende profundamente porque las dos saben cuáles son los sentimientos que tiene hacia Daryl.—¿Al menos lo disfrutaste? —le pregunta Rita mirándola a los ojos.—Como no tienes idea —Las dos se ríen y beben un poco del vino que tiene cada una en una copa—. Pero en cuanto a sentimientos… No sentí para nada lo que sentía con él.—Es lógico porque no estás
Luego de aquella noche de tantas revelaciones, las cosas se han complicado bastante, pero a pesar de eso, Carlo se siente realmente feliz. Y no es para menos, en su vida tiene una mujer que lo apoya y que está dispuesta a hacerlo sentir mejor con cualquier método. Llega a la casa de su prima justo en el momento en que Zoe le está pidiendo a Rita que lleve a Hope por un helado. —Hola, prima ¿todo bien? —pregunta preocupado. —No —Responde Robert y Carlo sabe que algo malo está pasando—. ¿Crees que puedas llevarte a las chicas por un helado? —Por supuesto, vámonos. Carlo no se demora ni dos segundos en alzar a Hope en sus brazos y salen de ahí con dirección al auto. Mira a Rita interrogante, pero ella niega, tampoco sabe qué es lo que está pasando. —Sólo espero que no sea nada tan malo —le dice ella luego de que Carlo cierra la puerta trasera en donde ha dejado su sobrinita—. No sé si puedan soportarlo. —Yo sólo espero que no tenga nada que ver con mis padres. Ella le da un fuert
A pesar de que las últimas semanas han sido extrañas y tras los últimos antecedentes que han encontrado los días antes, al fin Carlo siente que todo estaba marchando un poco mejor.Le ha tocado contener la caída de las acciones de la empresa, producto de las acusaciones a las que se ha sometido a Francesco. De su madre y su hermana no sabe nada, ambas se han perdido y lo único que sabe es que prefiere que se mantengan así.Está en su oficina tranquilo, pensando en nuevas estrategias para llamar a nuevos inversionistas. Lo cierto es que no podrá solo y para eso deberá contar con el apoyo de su prima. El teléfono lo saca de sus pensamientos y responde al ver que es precisamente ella quien lo llama.—Prima, querida, ¿cómo estás?—Bien, pero impactada.—¿Y eso?—Daryl acaba de irse, vino a decirme que va a destrozar la empresa… Carlo debes proteger todo lo que puedas, tu dinero y tus inversiones, porque Daryl va a sacar todo el dinero que mantenían dentro de la empresa por la sociedad.—¡
Carlo se encuentra en su oficina, revisando algunos documentos y las posibilidades de salvar lo poco que queda de Amato Inversiones, cuando en su oficina irrumpe su secretaria, quien le dice que tiene una visita y que dice es urgente verlo.Se pone de pie indicando que hagan pasar a la persona, cuando ve a Daryl en verdad se sorprende, porque no pensó que volvería a verlo luego de terminar la sociedad con él. Con estudiada caballerosidad se saludan, Carlo le indica que tome asiento y Daryl le entrega una carpeta con pruebas de algo grotesco… y que involucra a su hermana Anabet.Carlo ve el informe del equipo de seguridad de Daryl, además de las imágenes que contiene el informe y suspira cansado por tener que seguir descubriendo las porquerías de su familia.—Si quieres que te diga dónde está —le dice dejando los documentos en el escritorio—, no puedo, porque no lo sé.—No la protejas —Carlo abre los ojos con la forma en que Daryl parece amenazarlo—, ella tiene que pagar el atentado co
Carlo se separa de ella algo confundido, Rita lo mira con la sonrisa más linda del mundo y él lleva sus manos a los muslos de la chica, sintiendo cómo el cuerpo de los dos se vuelve tenso. Comienza a subir por ellos, llega a su cintura y allí puede sentir cómo el cuerpo de Rita se estremece, como si estuviera ardiendo en una fiebre interna capaz de enloquecerla con sólo sus manos.—¿En verdad estás segura de hacer esto?—Sí… yo a ti no tengo que ponerte a prueba ni esperar a saber si eres bueno o no. Quiero que me hagas el amor, ser tuya de verdad y para siempre.Aquellas palabras que empiezan con un tono divertido terminan casi como una súplica, Carlo se levanta con ella así, camina hasta su cuarto, se para al lado de la cama y echa las cobijas atrás. Allí recuesta a Rita, le quita las sandalias dejando suaves toques en sus tobillos, luego se deshace de sus zapatos, calcetines, gemelos y cinturón.Se recuesta sobre ella, comienza a besarla, a explorarla como lo ha hecho otras veces,
Los preparativos para la boda entre Carlo y Rita no se hacen esperar, los dos comienzan a moverse en perfecta sincronía, en donde las mañanas son para un trabajo arduo, las tardes para amarse y las noches para descansar juntos.Zoe le pidió que se encargara de ayudar a Carlo con el trabajo en la empresa para lograr levantar un poco y luego absorberla dentro de la ella. Eso es suficiente para que ambos puedan estar juntos más tiempo y de vez en cuando darse uno de esos besos que los dejan despeinados y jadeantes.Están inmersos en esos trámites cuando el teléfono de ambos suena al mismo tiempo, a Rita la llama Robert y a Carlo lo llama Zoe. Ambos se ponen de pie y salen de la oficina al tiempo que responden porque saben que debe ser algo grave.—Rita, te necesito en la mansión… se llevaron a Hope.—¡No puede ser! ¡¿Quién hizo eso?! —pregunta preocupada, mientras oye cómo el propio Carlo deja salir una grosera maldición.—Al parecer fue Anabet.—Maldita loca… no te preocupes, ya estamos