Mientras los otros dos guardias van empaquetando cada una de las cosas, Yandar paga la cuenta, Hope vuelve a agradecerle y salen de ahí con las compras en dirección al auto, sin embargo, en el camino Hope ve una tienda de bebés y decide que quiere entrar.—Ay, no. Yo no quiero entrar ahí —le dice su hermana—. La verdad es que pensaba pedirte que me llevaras a beber algo. Tengo mucha sed y tal vez un poco de hambre.—Hagamos algo. Como estaremos en una tienda cerrada, se ve bastante seguro y no hay mucha gente, ustedes dos podrían llevar a mi hermana para que compre algo de beber y comer para las dos, mientras que el señor Yandar y yo entraremos a la tienda, y una vez que terminemos nos uniremos a ustedes.—No creo que sea buena idea —dice Marcus con seriedad—. Las órdenes son no dejar a la señora tan expuesta.—Vayan tranquilos. De todas maneras, la señora tiene razón, hay muy poca gente y este lugar es cerrado, no estará expuesta para nada. Ubiquen una mesa que quede bien protegida y
Muchas de las cosas comienzan a volver a la normalidad, excepto porque Hope no sale de su casa a menos que sea para comprar o dar un paseo corto, y Robert permanece fuera de la ciudad, nadie sabe dónde, pero todos saben haciendo qué.Valentina ha regresado a sus clases, por supuesto custodiada para evitar cualquier situación de peligro, razón por lo que Hope está sola en casa, su madre ha debido retomar las riendas de la empresa y su padre ha tenido que hacerse cargo de la fundación.Por esa misma razón es que nadie se da cuenta de que ese día se siente mal producto de las náuseas, hasta que uno de los guardias entra a la casa para saber si necesita ayuda.—¿Hola? —dice Marcus entrando y al no ver a Hope por la casa, decide adentrarse un poco más e ir a llamar a la puerta de su habitación—. ¿Señora Sanders, se encuentra bien?—No… —dice con voz lastimera y Marcus sale corriendo para buscar a los otros dos.El primero en entrar como un vendaval es Yandar, quien abre la puerta y se encu
Los días siguen pasando y Steven le aconseja a Hope que vayan al centro médico para realizarle un ultrasonido. Necesitan saber el estado del bebé y con exactitud cuántas son las semanas de gestación que tiene, ya que no ha cumplido aún los tres meses y su vientre se ve algo abultado.Cuando le confirma el horario de la cita, Hope comienza a alistarse y llama a su equipo de seguridad.—En una hora debo estar en el centro médico, debo realizarme un ultrasonido —ella baja la mirada y sus ojos se anegan de lágrimas.—¿Pasa algo señora? —le pregunta Yandar acercándose a ella.—Es sólo que me gustaría que mi esposo estuviese aquí conmigo —levanta la mirada y sonríe, aunque un par de lágrimas traicioneras salen de sus ojos y ella las limpia rápidamente—. Pero supongo que debo acostumbrarme a la idea de que tendré que hacer todo esto yo sola.—No estarás sola, nosotros le acompañaremos —le dice él con vehemencia.—Pero no pueden entrar los tres conmigo al ultrasonido —les dice con una sonrisa
Hope abre los ojos con cansancio, quiere seguir durmiendo, pero sabe que debe comer algo primero o luego se sentirá peor. Se sienta en la cama e intenta salir de allí, pero un mareo la ataca y prefiere volver a meterse allí, porque tiene miedo de desmayarse y hacerse daño.Toma su teléfono para llamar a su equipo de seguridad, unos minutos después aparecen Marcus y Joseph, mira la puerta frunciendo el ceño porque Yandar no lo hace.—¿Y Yandar? —pregunta con debilidad—. Quiero pedirle que me prepare un desayuno delicioso.—Lo lamento, señora, pero Yandar no está.—¿Salió a alguna parte? ¿Irá a tardarse mucho?—Yandar renunció, señora. Anoche se llevó todas sus cosas y salió de la mansión.—¡¿Qué?! —de pronto Hope recuerda lo ocurrido, se aprieta el puente de la nariz y deja salir un bufido de molestia pura—. Llámelo.—Señora, dijo que era irrevocable…—¡Que lo llame! A mí no me viene con que se va así, sin despedirse y mucho menos que no volverá más… ¡¿Qué se cree?! Condenado hombre.H
Los meses van pasando rápidamente y la amistad entre Hope y Yandar se va estrechando cada vez más. A pesar de que algunas veces ella tiene algunos episodios de tristeza bastante fuertes, en donde el llanto no la dejan avanzar, él se queda junto a ella para consolarla y animarla a seguir adelante.Por supuesto que la familia está apoyándola en todo momento y no se han perdido nada del proceso de crecimiento de su vientre, pero es indudable la manera en que Yandar se ha convertido en alguien muy importante para ella. Jamás encontrará un reemplazo para su esposo, sin embargo, el hombre ha logrado hacer que olvide un poco el vacío que siente en su corazón.Todos los días, tanto por la mañana como por la noche, Yandar le aplica crema en el vientre a Hope. Desde que los gemelos han logrado moverse, estos no dudan en volverse locos dentro del vientre de su madre, deformándolo de maneras bastante graciosas, incluso a veces reaccionan ante la voz del hombre.No digamos ya de la comida que le p
Luego de pasar a Hope a la ha habitación para que descanse, Yandar llega junto a una enfermera quien lleva dos cunitas, mientras que el hombre lleva a cada muchacho entre sus brazos mirándolos orgulloso.Hope se siente cansada, quiere decirle que ya sabe la verdad, pero por otra parte será interesante hacerlo pasar un muy mal rato por tonto. Debió decirle la verdad desde el inicio y le habría provocado menos sufrimiento, pero en esto sería como su madre. Analizaría bien la situación, para luego dar el golpe magistral.—Sin unos niños preciosos —dice la enfermera—. Debo colocarles las pulseras con sus nombres —la mujer se queda viendo a Yandar, pero Hope se aclara la garganta y habla ella.—Yo seré quien le ponga los nombres, su padre no está con nosotros… él murió antes de enterarse siquiera que estas hermosuras venían en camino —deja salir un suspiro y sonríe, porque ya tiene los nombres desde que supiera serían niños, pero no quiso decir nada para que nadie la persuadiera de lo cont
Los gemelos son demandantes, a Hope se le encoge el corazón al oírlos llorar y berrear por hambre, cambio, frío o mucha atención. Pero «Yandar» le dijo que podía descansar todo lo que necesitara para reponerse bien del embarazo y del parto, y justo ahora a ella se le antoja ser obediente.Está en la cama, con los ojos cerrados escuchando cómo en la sala su esposo trata de manejar la situación con los gemelos, pero sencillamente no puede.—Veremos si mami está despierta para que me ayude, ¿sí? —lo siente asomarse en la puerta y dar un par de pasos, para luego salir de allí con un suspiro—. Creo que me toca seguir solito con este par tan tremendo.Hope abre los ojos, sale de la cama y camina a la sala con la camisola batiéndose como si flotara. Al llegar allí, ve la mirada de aflicción que él le dedica, pero también de esperanza. En lugar de oír «gracias a Dios llegaste», él sólo le sonríe con amor y le pregunta con dulzura.—¿Pudiste descansar?—Sí, gracias… —toma entre sus brazos a Má
Y como era de esperarse, Schneider se le escurrió de nuevo a Robert. Las groserías que dijo ese día le sorprendieron incluso a él, no le quedó más remedio que regresar a casa y esperar que se diera una nueva oportunidad.En tanto, Hope recibe el permiso de su doctor para comenzar a hacer ejercicio y así bajar de peso, aunque sabe que no recuperará la misma figura de antes, está dispuesta a bajar lo suficiente para colocarse un bikini en toda regla.Es por esto por lo que comienza a ir a un gimnasio, mientras sus padres y suegros cuidan a los gemelos la hora y media que se toma para eso. Ya se ha pasado más de un mes desde que nacieran los gemelos, tiempo en que Daryan se ha portado como un papá a todo terreno, dándole espacio para que haga muchas cosas.Aunque es parte de su venganza, también es una manera para que sus hijos creen esa conexión con su padre y al parecer funciona de maravilla.Por supuesto, Daryan va con ella al gimnasio, esta es la segunda semana para Hope y los múscul