Después de comer un trozo de la tarta que había preparado Alexandra con Marilyn, Brenda se dirigió a su habitación y allí le hizo una llamada a su amiga Madelaine. Necesitaba contarle la buena noticia y cómo su relación con Haidar tomó un rumbo diferente. Era evidente la emoción en el tono de voz de Brenda. —Madelaine, ¡tienes que escucharme! Haidar y yo… hemos hablado y ahora estamos juntos. Es real—, dijo Brenda, sintiendo que las palabras salían de su boca con excedente felicidad.—¡Sabía que tarde o temprano pasaría! Estoy tan feliz por ustedes dos—, respondió Madelaine, su voz rebosante de alegría. —Tú mereces esto, Brenda. Mereces ser feliz—.Brenda sonrió. —Gracias, Madelaine. Siento que necesito que alguien me pellizque, para saber si es cierto o solo estoy soñando. —Deberíamos vernos, ahora estoy en el estudio trabajando, Jamal salió hace un momento a la compañía de tu esposo. Ahora que Madelaine se refería a Haidar, como su "esposo", sentía una explosión de sensaciones
Jamal no podía apartar la vista de Madelaine mientras ella estaba afuera, frente a la impresora, sacando algunas copias que él le había solicitado. Sus movimientos eran fluidos, naturales, pero en su mente, cada gesto de ella parecía estar lleno de gracia. Sin embargo, cuando Madelaine giró en dirección a su despacho, Jamal rápidamente disimuló y fingió estar concentrado en su portátil. Últimamente, se sentía extraño. Lo que había comenzado como una simple atracción cuando la vio por primera vez, ahora se había convertido en un incendio que no podía controlar. Cada vez que la veía, algo en su pecho se encendía. Era como si Madelaine hubiera despertado una parte de él que creía inexistente, una que lo hacía sentir vulnerable y, al mismo tiempo, lleno de vida. Desde su oficina, Jamal observó cómo Madelaine hablaba con una compañera en el pasillo. Ella sonreía, y su risa se escuchaba hasta su lugar. Había algo hechizante en ella, algo que lo mantenía absorto. ¿Qué era? ¿Qué estaba pa
Esa noche, Brenda se metió a la cama. Desde que ella y Haidar decidieron empezar de verdad, dormían juntos todas las noches. Haidar apareció solo con un pantalón de pijama, dejando su fornido pecho al descubierto. Brenda sonrió al verlo. Ese era su lugar favorito para descansar.Él se acostó a su lado y la rodeó con sus brazos, permitiéndole apoyar su cabeza en su pecho musculoso.—Madelaine está saliendo con Jamal. ¿No te parece eso inesperado e increíble? —le comentó Brenda, rompiendo el silencio.Haidar levantó las cejas, sorprendido.—¿En serio? Jamal no me ha dicho nada.—Ha sido hoy que comenzaron, así que tal vez por eso no te lo ha comentado.Haidar asintió lentamente.—Espero que Jamal sea serio y no juegue con ella.—¿Es tan mujeriego que dices eso? —preguntó Brenda, mirándolo con curiosidad.Haidar suspiró.—Es mi amigo, pero debo admitir que los compromisos no han sido su fuerte. Sin embargo, puede que me equivoque y realmente se tome en serio esta relación.Brenda frunció
—Cuando decidí irme de este país en busca de oportunidades, nada fue como esperaba… —su voz tembló ligeramente, pero continuó—. Fui raptada. Terminé haciendo cosas que me asquean ahora, cosas que me repugnaron en su momento, pero no tenía opción. No pude hacer nada para evitarlo.Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos mientras hablaba.—Lamento mucho no habértelo dicho antes, Jamal. Es algo tan personal… A pesar de haber tomado terapia y haber trabajado en ello, aún siento que me persigue, como un fantasma que no puedo quitarme de encima.Jamal, al escucharla, sintió un nudo en el pecho. No necesitaba más detalles para entender el dolor que ella había atravesado. Sin decir nada, la rodeó con sus brazos y la abrazó con fuerza, como si con eso pudiera protegerla de todo lo que alguna vez la había lastimado.—Eres una mujer increíblemente fuerte, Madelaine. —Su voz era baja, pero cargada de dulzura—. Lo que pasó en tu pasado no define quién eres, ni mucho menos lo que tenemos a
Brenda y Haidar salieron tomados de la mano aquella tarde, paseando por las calles de Nueva York. Los transeúntes caminaban apresurados a su lado, cada uno siguiendo su propio rumbo, mientras ellos disfrutaban de un momento tan simple y al mismo tiempo tan significativo: caminar juntos, tomados de la mano y disfrutando de la compañía mutua.Haidar, siempre atento, mantenía su mirada en ella, asegurándose de que estuviera cómoda y feliz. Sin embargo, después de un rato, Brenda comenzó a sentir el peso del cansancio acumulado. La caminata, aunque maravillosa, comenzaba a ser demasiado para ella. Haciendo un esfuerzo, se detuvo y miró a su esposo.—¿Quieres que regresemos a casa? —inquirió Haidar, con un tono preocupado—. Sería bueno que descanses.Brenda asintió con una sonrisa cansada.—Lo admito, solo quiero llegar a casa y descansar. Lamento que tengamos que regresar tan rápido, quería que este paseo durara más.Haidar negó con la cabeza, colocando una mano sobre su mejilla con tern
Haidar se recargó en su silla, observando a Marlene con desconfianza. Verla allí repentinamente, era como una tormenta inesperada que amenazaba con destrozar todo a su alrededor. —Me parece un poco extraño que estés aquí, Marlene. Alguna razón oculta debes tener para aparecer en mi oficina después de tanto tiempo —escupió, entrecerrando los ojos.Marlene, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, asintió lentamente. Luego, dejó escapar un suspiro sonoro, como si estuviera preparándose para lo que iba a decir.—Por supuesto que tengo una razón para estar aquí, Haidar. Y tú pareces bastante urgido por saberla —se atrevió a decir en un tono bastante desafiante. Haidar apretó los labios, claramente perdiendo la paciencia.—Estoy bastante ocupado y no quiero perder el tiempo contigo. Así que deja de andarte por las ramas y ve directo al grano —solicitó, su voz cargada de exasperación.Marlene inclinó ligeramente la cabeza, com
Cuando Haidar llegó al piso esa noche, Brenda notó de inmediato que algo estaba mal. Aunque intentaba actuar con normalidad, su rostro y sus movimientos lo delataban. Era como si algo lo estuviera atormentando, pero él se esforzaba por aparentar que todo estaba bajo control. Brenda, siempre perceptiva, decidió no presionarlo en el momento, pero cuando ambos estuvieron a solas en la cama, no pudo resistirse a preguntar.—¿Todo está bien? —quiso saber, observándolo con detenimiento.Haidar se giró hacia ella, intentando mantener una expresión neutral.—¿Por qué me lo preguntas de repente? —emitió, fingiendo desinterés.—Lo hago porque me parece que algo te está preocupando. Es como si algo te estuviera rondando la cabeza. Pero no tienes que sentirte obligado a decírmelo si no quieres —añadió, con un tono suave y comprensivo.Haidar suspiró profundamente, evitando su mirada por un momento.—En realidad, todo está bien. No te pr
Madelaine dejó un café sobre el escritorio de Jamal, quién de inmediato le entregó una mirada cómplice y ella no pude evitar sonrojarse hasta la médula. Recordar todo lo maravilloso que pasó entre ellos la noche anterior, no hacía más que alborotar todas esas mariposas que invadieron su estómago. Todavía sentía el ardor en su piel y la intensidad de cada segundo. —¿Me quieres acompañar para ver el terreno?—Oh, ¿de verdad? —Sí, ¿por qué no te llevaría? Espero que te des cuenta que estoy buscando la manera de pasar todo el tiempo posible contigo. —Oh, Jamal, como si no pasamos tiempo juntos suficiente. —Sin embargo para mí nunca será suficiente. Ella suspiró. —Estaré encantada de acompañarte. —De acuerdo. Ella salió y se frenó en seco cuando vio que allí estaba Haidar, detrás suyo una pelirroja, supuso que su asistente. Madelaine se puso un poco nerviosa al ver a Haidar frente a ella. Aunque ya lo conocía, la presencia del árabe siempre imponía, con su porte serio y su mirada