MANSIÓN DE LOS RAYTON. —Buenas tardes nana. —Buenas tardes mi niña, joven Brandon, buenas tardes. —Hola nana. —Nana, ¿está mi mamá? —Sí, está en su habitación. —Por favor, dile que queremos hablar con ella, la esperamos en el jardín. —Claro mi niña, ya le digo, joven, ¿le llevó su café? —Sí por favor. —Nana, para mí un té. Nos sentamos en el jardín, allí hay un sofá amplio con grandes cojines, allí me siento y Brando se sienta a mi lado, me abraza, me mira fijamente y me dice. —Amor, ¿estás bien?, estás muy callada, antes de hablar con tu mamá quiero que hablemos con honestidad, ¿tú no quieres tener este niño? Respóndeme con franqueza por favor. —Amor, te juro que sí, es nuestro bebé, como no amarlo. —Pero te noto triste. —No estoy triste, lo que estoy es preocupada. —Preocupada, ¿por qué? —Por la reacción de mamá. Digo esto y veo que mamá entra al jardín. —Buenas tardes mis hijos, aquí esto
HOSPITAL DE CHICAGO. —Doctor ya el doctor White está aquí. —Gracias Daniela, por favor dile que pase. —Buenos días doctor Collins. —Buenos días doctor, por favor tome asiento. —Doctor está conversación espero que sea estrictamente confidencial, quiero pensar que usted sigue siendo el mismo hombre que yo sugerí para el puesto que hoy usted ocupa. —Por supuesto que lo soy, no sé las razones por las cuales me habla de esa manera, ¿acaso no está conforme con mi trabajo? —Ya las va a conocer, lo estoy viendo sentado frente a mí y vino a mi memoria el joven recién graduado que hizo sus primeros pininos en este hospital, desde ese momento usted demostró ser un hombre cabal, fiel y leal a su profesión. —Le repito aún lo soy, mi profesión está por encima de todo. —Muy bien, entonces explíqueme las razones por las cuales me mintió. —Doctor yo no le he mentido. —Por supuesto que lo ha hecho, tengo pruebas, ya hice mis investigaciones.
BARRIO DE CHICAGO. —Marck, Marck, abreme. —Ya va mujer, espera me vas a romper la puerta. —Vaya por fin, tengo ratos llamando a esta puerta. —Pasa, me estaba bañando, estás muy mojada. —Claro que me mojé no ves que está lloviendo, dentro de poco se va la luz. —¿Vienes del trabajo? —Desgraciadamente sí, pero creo que muy pronto lo voy a dejar, estoy furiosa, voy a dejar el hospital, pero antes de irme me voy a llevar a un montón de gente por el medio, me las van a pagar, de mi nadie se ríe, me voy a vengar por lo que me hicieron, por eso estoy aquí, tú tienes que ayudarme. —Primero tienes que calmarte y decirme lo que pasó, tú sabes que cuentas conmigo y lo que te hacen a tí es como si me lo hicieran a mí, espera primero cámbiate esa ropa, estás muy mojada te puedes enfermar. —No lo creo, dicen por ahí que ““hierba mala nunca muere” —pasa a la habitación, ponte un suéter y quítate eso, voy a la cocina a preparar café. —To
CASA DE DANIELA. —Buenas noches mi amor, vengo muy cansado, la guardia de anoche me mató y hoy tuvimos una reunión importante con el comandante. —Ya te preparo el baño, la cena está lista. —Sí, pero antes siéntate, necesito contarte algo. —Te acuerdas que la otra vez te comenté que la policía anda detrás del famoso matón del barrio donde nosotros vivíamos. —Sí, yo recuerdo, ¿qué pasó, lo encontraron? —Nosotros sabemos dónde está, él no se esconde, tenemos la dirección donde vive, pero sabe muy bien cómo hacer sus fechorías, en su cuenta lleva unos cuantos muertos, pero no hay prueba de ellos, todo lo hace tan bien que no deja huellas Pero en esta ocasión, la cosa se le está complicando, ya tenemos una pista, no le falta mucho para que caiga, sabemos que él fue el autor del intento de asesinato de la empleada del hospital donde trabajas. —¿A quién te refieres, a la recepcionista? ¿A la que le dispararon para asaltarla? —Amor no fue un
HOSPITAL DE CHICAGO. Estoy en el cafetín, estoy saliendo del cuchitril ese dónde me metieron, otra vez está lloviendo, me voy a tomar un chocolate, mientras espero aquí para ver si escanpa un poco. Allí están las chismosas que trabajaban conmigo, cuál de ellas sería la que fue con él chisme a dirección, por ellas me enviaron a esa cueva maloliente, pero bueno tengo que agradecer que gracias a eso me he enterado de muchas cosas, ahora sí estoy más convencida que tengo una hermana, te voy a encontrar, no sé porqué, pero tengo la impresión que si te robaron hermanita, lo hizo una persona con mucho billete, eso significa que tú debes estar nadando en plata, eso aumenta mi rabia hacia ti. Te odio hermana, donde quiera que estés, mi odio que llegue hasta a ti, ¿por qué te llevaron a tí y a mi no? Seguro tú nadas en la riqueza, mientras yo nado en la miseria, en la podredumbre, digo hermana porque algo me dice que no eres hombre si no mujer. Las chismosas no se han
—Señor agente , soy el doctor Collins, el que está dentro del auto es mi hijo. —Sí ya mi comandante nos informó que usted venía para acá. —Yo lo llamé. —Hijo ya estoy aquí, córrete voy a entrar al auto, la grúa aún no ha llegado. ¿Seguro que estás bien? El auto se rompió toda la parte delantera, así que el golpe fue grande, ¿no sientes dolor? —No papá, estoy bien, lo que estoy es preocupado, esa mujer está loca de remate. —Okey, cálmate y cuentame lo que pasó. —Como te dije, estaba saliendo del hospital, la lluvia estaba recia, casi no veía, de pronto veo una mujer caminando bajo la lluvia, me dio lástima, se estaba mojando toda, me estaciono cerca de ella para ofrecerle la cola, acepta y entra al auto, allí es cuando me doy cuenta que es Sophie. Desde el primer momento empezó a decirme que me la llevara, que ella se iba conmigo adónde yo quisiera, no sé cómo carajo se enteró que yo me iba a casar dentro de un mes, pues según ella yo no amo
APARTAMENTO DE BRANDON. —Amor qué alegría, no te imaginas lo que me hace feliz, abrir esa puerta y encontrarte a ti, el amor de mi vida que me está esperando con los brazos abiertos. —¿Amor estás bien, no te duele nada? —No, ya te dije que me siento bien, el golpe se lo llevó el auto. —¿Cómo está mi padrino? —Está preocupado por ti, porque no quieres comer. —No es que no quiera comer, es que no me da hambre, amor es muy desagradable, comer sin apetito. —Sí, yo sé que es desagradable, pero tienes que obligarte, el bebé lo necesita, tienes que hacerlo por él o por ella. —Okey, lo voy hacer. —Ven acá mi consentida, eso es lo que pasa que todos te tenemos muy consentida. La tomo entre mis brazos y la abrazo con unas ganas inmensas de no soltarla, que no se salga nunca de entre mis brazos. —¿Cuándo te entregan el auto? —No sé, mañana voy al taller, para ver que me dicen. —¿Fue muy duro el golpe? —Sí, se rompió la
HOSPITAL DE CHICAGO. —Buenos días papá. —Hola hijo, buenos días, ya fuiste al taller donde tienen tu auto. —Sí antes de venir para acá pasé por el taller, ya comenzaron los arreglos, ando en el auto de Brianna. —¿Por qué no fuiste a la casa a buscar tu camioneta? —Brianna me ofreció el auto de ella, al principio le dije que no, porque ella lo necesita, pero luego pensé que era mejor aceptarlo, de esa manera soy su chófer y así estoy más al pendiente de ella. —Correcto lo pensaste bien, mi ahijada ¿cómo está?, ¿ la dejaste en el apartamento? —Está un poco mejor, anoche durmió bastante, en la mañana le dieron náuseas, pero no vomitó. No sé quedó en el apartamento, me dijo que la dejara en la universidad porque quería arreglar unas cosas que tenía pendiente. —¿Después de la consulta la vas a buscar? —No, tú sabes cómo es ella de terca, me dijo que no me preocupara por ella, que le iba a decir a su amiga Kris para que la llevara al ap