BARRIO DE CHICAGO. —Buenos días Sophie. —Doctor White, ¿cómo está? —Muy bien, después del encuentro que tuve contigo, me siento mucho mejor. —Yo también doctor, esperando con ansias su respuesta. —Precisamente para eso te llamaba, ya puedes pasar por mi oficina buscando tu credencial para que empieces a trabajar. —Que alegría me das, ¿cuándo puedo pasar? —Te espero hoy a las tres de la tarde, el trabajo es tuyo. —Gracias allí estaré, estoy muy agradecida por lo que has hecho por mí, estoy en deuda contigo, a mi me gusta pagar mis deudas y tú sabes que yo pagó muy bien. —Por supuesto, claro que lo sé, te espero. Corto la llamada y veo a Carla que me ve con una mirada pícara. —Ya escuché, conseguiste el empleo. —Sí amiga, estoy feliz. —Ahora, cuál es el siguiente paso. —Carla, voy con todo, Brandon no se me va a escapar. —Tú me dijiste que tiene novia, ¿qué pasa si no la quiere dejar? —Carla a ti se te
—Aló Brandon. ¿dónde andas? —Estoy en mi auto, voy en busca de Brianna, ¿por qué? —Tengo ganas de tomarme unas copas contigo, ando un poco nervioso por la cosa de la boda, quería conversar, distraer mis nervios por un rato, pero si vas en busca de Brianna, no hay problema otro día nos tomamos esas copas. —Déjate de tonterías, si necesitas hablar conmigo, entonces vamos hacerlo, bastante que te he molestado con mis cosas, si supieras que yo también necesito hablar contigo. —Okey, entonces nos vemos en el lugar de siempre. —Ya voy para allá. Antes de llegar al bar es bueno que hable con Brianna, para que no se quede esperando. —Aló bebé. —Dime amor, déjame adivinar se te presentó una emergencia. —Sí amor, pero la emergencia es con Luck. —¿Qué le pasó? —Nada malo, su emergencia es emocional, ya se le está acercando el día y está nervioso, quiere hablar conmigo. —Hombres, hombres, se la dan de machotes y son unos cobardes, es
HOSPITAL DE CHICAGO. —Buenas días amor. —Hola bebé, ya estoy en el hospital. —Llegaste muy temprano. —Sí, antes de la consulta voy a pasar por la dirección, para hablar con papá. —¿Algún problema? —No, sólo que tengo que comentarle unas cosas del hospital y la verdad tengo días que no hablo con él. —¿Te quedaste anoche en tu apartamento? —Sí, te extrañé, me hiciste mucha falta, ya no puedo dormir sin ti. —Pues vas a tener que acostumbrarte, porque aún nos faltan varios meses. —Ni me lo recuerdes. —Cuando termine mi clase, paso por el hospital. Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando escucho eso “paso por el hospital” —No, amor no pases. —¿Por qué no quieres que vaya al hospital? —Amor, -tengo que mentirle eso me pone mal- después de la consulta tengo una reunión y no sé cuánto va a tardar, prefiero llamarte cuando termine y así paso por ti. —Okey, así me da tiempo resolver unos asuntos aquí en la un
HOSPITAL DE CHICAGO —Pasa adelante Daniela. —Doctor, le traje su té. —Gracias Daniela. —Ya le envié la ficha del nuevo ingreso, lo revisó. —No, pero ya me pongo en eso. —Cualquier cosa me avisa, me retiro a mi oficina. —Okey, gracias Daniela. Ahora sí, Sophie vamos a ver quién eres. Vaya esta joven se parece un poco a mi ahijada, yo diría que bastante, con razón Brandon está tan nervioso, aunque no quiera reconocerlo, hay algo en ella que le atrae, ahora lo entiendo, el parecido que tiene con Brianna lo tiene muy confundido. Por supuesto que él parecido es por fuera, si la veo detenidamente puedo notar que son muy distintas, su mirada es muy fría, le noto cierta maldad en ella, la vi muy poco, pero su actitud la delató, ese pelo rojo y esos ojos llenos de maldad, no los tiene mi ahijada, la diferencia es muy grande; sin embargo sus rasgos son muy parecidos. Voy a seguir leyendo, para saber más de ella. —¡Dios! Esta niñ
BARRIO DE CHICAGO. —Comadrita caramba, usted por aquí. —¿Qué pasó mi comadre no le gusta mi visita? —Claro que sí mi comadre, lo que pasa es que usted muy poco viene por aquí, por eso estoy extrañada. —Mi comadre lo que pasa es que el trabajo no me da tiempo a nada , vivo todo el día en el hospital. —Mi ahijado, ¿cómo está? —Él está muy bien, mis nietos están bellísimos, él fue el que me envió para acá, la última vez que hablé con usted me dijo que se le había dañado el perolito, su teléfono. —Sí mi comadre, aún estoy sin teléfono y me hace mucha falta. —Mi comadre, hasta hoy está sin teléfono, su ahijado le envió este regalo. Mi comadre muy nerviosa abre la caja de regalo y se encuentra con un celular muy bonito. —Mi comadre, gracias, dígale a mi ahijado que Dios lo bendiga y le multiplique todo. —Y eso no es todo, le depositó un dinero a su cuenta, ahora como tiene teléfono, puede manejarlo por allí. —Gracias mi comad
MANSIÓN DE LOS RAYTON. —Adelante. —Buenas tardes señorita, su novio acaba de llegar, la está esperando en el jardín. —Gracias. Brandon llegó un poquito antes, no me dió tiempo terminar con este trabajo que tengo que entregar mañana en la universidad, bueno lo termino más tarde, pensándolo un poco, mejor me lo llevo, seguro que Brandon quiere que pase la tarde con él en el apartamento, lo termino allá. Allí está el hombre más hermoso del planeta, Dios, no sé que hubiese hecho si este hombre no me declara su amor, me hubiese vuekto loca viéndolo en brazos de otra, me tiene caminando en las nubes, no aterrizo cuando estoy con él. Me acerco muy despacito sin hacer ruido, le llegó por detrás, le coloco mis manos en sus ojos y le doy un beso en la mejilla un poco cerca de su oído, luego le doy un ligero mordisco en el lóbulo de su oreja, esto lo hago aprovechando que mi mamá se está sirviendo un té y no me está mirando. —Hola mi amor. —Hola beb
HOSPITAL DE CHICAGO. —Doctor, ¿qué pasó? Acabo de ver a su novia saliendo de su consultorio, pero no iba nada bien. —Elena lo que tanto me temía, llegó y adivina a quien vio. —A la recepcionista, me imagino que fue a ella. ¿Doctor usted no le había dicho que trabajaba aquí? —No, pensé que era mejor no decirle nada por ahora, lo hice por su bien, ella está en las pruebas finales a punto de graduarse y no quería darle más preocupación. — Pues hizo mal, ¿quién le dio ese consejo? —Yo lo pensé, mi papá y el doctor Luck estuvieron de acuerdo conmigo. —Hombres al fin, usted debió preguntarme a mí o a su mamá, los hombres no tienen cerebro para esas cosas, era preferible que ella se enterara por usted, le aseguro que se fue pensando que usted le consiguió el empleo, perdone doctor, pero hasta yo lo pienso, no entiendo, porqué está aquí y sobre todo en este piso. —Elena te juro que yo no tuve nada que ver, no sé cómo consiguió el empleo.
BARRIO DE CHICAGO —Muy pronto voy a salir de este barrio, estoy cansada de tanto caminar por estás calles tan huecas, pero ya se está acercando el día. Esa que está allí es Carla, tengo tiempo que no hablo con ella. —Hola compinche, ¿cómo estás? —Bien, trabajando. —Yo también amiga, oye tenemos tiempo que no conversamos. —Yo pensé que estabas brava conmigo, como sé que no te gustó lo que te dije, sin embargo yo no me arrepiento de lo que hable, todo lo dije por tu bien. —Claro que no me gustó, pero no por eso voy a dejar de hablarte, nosotras somos amigas desde niña, qué te parece si nos vamos para la casa a tomarnos unas cervecitas para el calor. —Tienes toda la razón, nosotras no podemos molestarnos, nuestra amistad vale más que eso. —Okey, entonces vamos a tomarnos las cervezas, se las compramos a la señora de la esquina, ella siempre tiene. Después de comprar las cervezas, llegamos a casa cada una con una bolsa de frías.