BARRIO DE CHICAGO. —Hola tía, vengo con un hambre horrible, ¿hiciste comida? —Sí, te guardé desayuno. ¿Para dónde saliste tan temprano? —Estaba buscando trabajo. —¡Gloria a Dios! Por fin entraste en razón, ¿conseguiste? —Tía sólo fui a entregar papeles, después me llamarán. —Espero que te llamen, ya no tenemos para comer, los reales no me alcanzan. —Ya vas a comenzar con tu cantaleta, aún no me han dado el trabajo y ya me estás pidiendo dinero. —No te estoy pidiendo dinero, sólo lo justo, si no hay dinero para comprar comida, pues no comemos. —Tranquila, ya voy a tener dinero y cuando lo tenga lo primero que voy hacer es largarme de este barrio, pero sola, no pienses que te voy a llevar conmigo. —Yo tampoco me quiero ir contigo, eso sería como trasladar el infierno del barrio a otro lado y yo me quiero morir en paz. —Para que veas que no soy tan mala como te imaginas, muy pronto me voy de aquí con un marido rico, no te vo
MANSIÓN DE LOS RAYTON. —Hija, ¿puedo entrar? —Sí mamá, pasa la puerta está abierta. —¿Puedo preguntar, que pasa entre tú y Brandon. —Terminamos. —¿Qué? ¿Cómo es eso, que terminaron? —Sí mamá, así como lo escuchas, lo nuestro se acabó. —Y lo dices así tan tranquila, un noviazgo de años, se va a terminar así. —¿Qué explicación te dio él, por qué terminaron? —Él no me dio ninguna explicación, en realidad la que decidió terminar fui yo. —Entonces te pregunto a ti, ¿por qué rompiste con la relación? —Porque estoy harta de sus celos. —Y él, ¿cómo lo tomó? —Bien, simplemente se fue. —Esto me parece muy raro. —No creo que por celos, se vayan a tomar decisiones tan fuertes. —¿Estás segura que por eso decidiste terminar? ¿Ya no lo amas? ¿Te está gustando el profesor? —No mamá, cómo vas a pensar eso, yo toda mi vida he amado a Brandon y tú lo sabes. —Sí yo lo sé, por eso estoy extrañada con tu de
APARTAMENTO DE BRANDON. Durante el trayecto hacia el apartamento, nos mantuvimos en silencio, Brandon no me soltó la mano ni un momento. Al llegar al apartamento, se dirige directamente a la cocina. —Amor, ¿quieres tomarte algo? —No, bueno sí un vaso con agua. Va a la nevera, saca una botella de agua y me la sirve. —Toma amor, sin gas como a ti te gusta, yo me voy a tomar un whisky. Aunque trata de disimular, sé que está nervioso. Se sirve el Whisky luego me dice. —Voy a cambiarme, ¿me acompañas a la habitación? —Brandon ya basta, deja de dar vueltas y siéntate de una vez, necesitamos hablar. —Como tú digas, pero podemos hacerlo en la habitación. —No, quiero hacerlo aquí, ven siéntate. —Okey, ¿dime de qué quieres hablar? —¿Todavía lo preguntás? ¿Me vas a decir de una buena vez qué es lo que tienes con esa mujercita? No me puedo aguantar y mis ojos se llenan de lágrimas. Toma mi rostro entre sus man
BARRIO DE CHICAGO. —Buenos días Sophie. —Doctor White, ¿cómo está? —Muy bien, después del encuentro que tuve contigo, me siento mucho mejor. —Yo también doctor, esperando con ansias su respuesta. —Precisamente para eso te llamaba, ya puedes pasar por mi oficina buscando tu credencial para que empieces a trabajar. —Que alegría me das, ¿cuándo puedo pasar? —Te espero hoy a las tres de la tarde, el trabajo es tuyo. —Gracias allí estaré, estoy muy agradecida por lo que has hecho por mí, estoy en deuda contigo, a mi me gusta pagar mis deudas y tú sabes que yo pagó muy bien. —Por supuesto, claro que lo sé, te espero. Corto la llamada y veo a Carla que me ve con una mirada pícara. —Ya escuché, conseguiste el empleo. —Sí amiga, estoy feliz. —Ahora, cuál es el siguiente paso. —Carla, voy con todo, Brandon no se me va a escapar. —Tú me dijiste que tiene novia, ¿qué pasa si no la quiere dejar? —Carla a ti se te
—Aló Brandon. ¿dónde andas? —Estoy en mi auto, voy en busca de Brianna, ¿por qué? —Tengo ganas de tomarme unas copas contigo, ando un poco nervioso por la cosa de la boda, quería conversar, distraer mis nervios por un rato, pero si vas en busca de Brianna, no hay problema otro día nos tomamos esas copas. —Déjate de tonterías, si necesitas hablar conmigo, entonces vamos hacerlo, bastante que te he molestado con mis cosas, si supieras que yo también necesito hablar contigo. —Okey, entonces nos vemos en el lugar de siempre. —Ya voy para allá. Antes de llegar al bar es bueno que hable con Brianna, para que no se quede esperando. —Aló bebé. —Dime amor, déjame adivinar se te presentó una emergencia. —Sí amor, pero la emergencia es con Luck. —¿Qué le pasó? —Nada malo, su emergencia es emocional, ya se le está acercando el día y está nervioso, quiere hablar conmigo. —Hombres, hombres, se la dan de machotes y son unos cobardes, es
HOSPITAL DE CHICAGO. —Buenas días amor. —Hola bebé, ya estoy en el hospital. —Llegaste muy temprano. —Sí, antes de la consulta voy a pasar por la dirección, para hablar con papá. —¿Algún problema? —No, sólo que tengo que comentarle unas cosas del hospital y la verdad tengo días que no hablo con él. —¿Te quedaste anoche en tu apartamento? —Sí, te extrañé, me hiciste mucha falta, ya no puedo dormir sin ti. —Pues vas a tener que acostumbrarte, porque aún nos faltan varios meses. —Ni me lo recuerdes. —Cuando termine mi clase, paso por el hospital. Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando escucho eso “paso por el hospital” —No, amor no pases. —¿Por qué no quieres que vaya al hospital? —Amor, -tengo que mentirle eso me pone mal- después de la consulta tengo una reunión y no sé cuánto va a tardar, prefiero llamarte cuando termine y así paso por ti. —Okey, así me da tiempo resolver unos asuntos aquí en la un
HOSPITAL DE CHICAGO —Pasa adelante Daniela. —Doctor, le traje su té. —Gracias Daniela. —Ya le envié la ficha del nuevo ingreso, lo revisó. —No, pero ya me pongo en eso. —Cualquier cosa me avisa, me retiro a mi oficina. —Okey, gracias Daniela. Ahora sí, Sophie vamos a ver quién eres. Vaya esta joven se parece un poco a mi ahijada, yo diría que bastante, con razón Brandon está tan nervioso, aunque no quiera reconocerlo, hay algo en ella que le atrae, ahora lo entiendo, el parecido que tiene con Brianna lo tiene muy confundido. Por supuesto que él parecido es por fuera, si la veo detenidamente puedo notar que son muy distintas, su mirada es muy fría, le noto cierta maldad en ella, la vi muy poco, pero su actitud la delató, ese pelo rojo y esos ojos llenos de maldad, no los tiene mi ahijada, la diferencia es muy grande; sin embargo sus rasgos son muy parecidos. Voy a seguir leyendo, para saber más de ella. —¡Dios! Esta niñ
BARRIO DE CHICAGO. —Comadrita caramba, usted por aquí. —¿Qué pasó mi comadre no le gusta mi visita? —Claro que sí mi comadre, lo que pasa es que usted muy poco viene por aquí, por eso estoy extrañada. —Mi comadre lo que pasa es que el trabajo no me da tiempo a nada , vivo todo el día en el hospital. —Mi ahijado, ¿cómo está? —Él está muy bien, mis nietos están bellísimos, él fue el que me envió para acá, la última vez que hablé con usted me dijo que se le había dañado el perolito, su teléfono. —Sí mi comadre, aún estoy sin teléfono y me hace mucha falta. —Mi comadre, hasta hoy está sin teléfono, su ahijado le envió este regalo. Mi comadre muy nerviosa abre la caja de regalo y se encuentra con un celular muy bonito. —Mi comadre, gracias, dígale a mi ahijado que Dios lo bendiga y le multiplique todo. —Y eso no es todo, le depositó un dinero a su cuenta, ahora como tiene teléfono, puede manejarlo por allí. —Gracias mi comad