~~~Levy.Estoy desconcertado, al tiempo que me falta el aire, solo de pensar la manera en que he perdido a Ana, quien se acaba de tirar por el abismo, en búsqueda de nuestro pequeño.No, no me permitiré volverla a perder, así que tomo impulso para lanzarme, sin importarme qué sucederá después.― ¡Espere, mi alfa! ―alguien me coloca la mano en el hombro para detenerme―estoy seguro de que la señora Ana no querría que la siguiera―me advierte Amadeo y tiene razón.― ¿En dónde está Levan? ―le pido saber y él respira profundo.―A salvo y necesitando de un padre, ya que acaba de perder a su madre y a su hermano―me responde y me lleno de ira.― ¡No repitas eso! ―lo amenazo y él traga en seco.― ¡Ja! ―escucho decir ahora a Casius―todo ha salido exactamente como lo quería―se burla ahora, mientras mira el abismo con curiosidad―ahora la bestia estará satisfecha, con las dos ofrendas que ha recibido―asegura, lo cual me llena de rabia.― ¡Alto ahí! ―le grito y estoy a punto de arremeter en su cont
~~~Levy.Me he vuelto una bestia y los hombres de Casius lo saben.Mis garras están llenas de sangre, mientras desgarro a uno y otro soldado, al tiempo que algunos salen despavoridos del miedo.― ¡Miserables cobardes! ―les grita su alfa, infundiéndoles temor para que se devuelvan a la batalla, al tiempo que Amadeo y sus hombres tienen una lucha encarnecida con otros de los soldados.Pero solamente me interesa enfrentarme con el más temido de todos.Casius.Y ahora lo tengo en frente de mí, y yo destilo rabia, algo que él sabe muy bien, pues nos estamos viendo la cara, midiéndonos, mientras nos rodeamos el uno al otro.― ¡Esta es mi manada! ―me espeta el muy imbécil― ¡No puedes venir aquí a intentar acabar conmigo, eso es una afrenta directa que cualquiera condenará! ―me suelta, así que debo hacerle una aclaración enorme.Pero, cuando estoy a punto de arremeter en su contra, escucho el tropel de tropas y pronto entiendo de quien se trata.― ¡Leandra! ―digo, feliz de verla como nunca,
~~~Ana.La bestia me puede decir lo que ella quiera, que se quedará con mi pequeño como si fuera su hijo, pero yo no me fio.Porque el día que tenga hambre nada ni nadie estará seguro, incluso, se le olvidará esta promesa que me ha hecho.No, mi bebé debe estar a salvo y lejos de esta temible bestia.Si tan solo Ateba me escuchara para darme la fuerza suficiente, pero sigue agotada, a tal punto, que no la puedo percibir y me temo lo peor.Así que seré yo, tratando de buscar la manera de que Lennon salga de aquí.―Te imploro que lo dejes ir, y si quieres comerte a alguien, aquí estoy para saciar tu hambre―le digo al borde de las lágrimas, mostrándome humilde en una reverencia, dentro del dolor que agita cada ápice de mi cuerpo.― ¡Ja! ―se mofa de mí―y ahora tú vas a decidir a quién comeré o no ―me contesta, algo que me hace temer aún más, al saber que no ha descartado la posibilidad de comerse a mi hijo― ¡después de que decidiste tirar a tu hijo al abismo! ―me grita muy cerca y su ali
~~~Levy.No sabría cómo describir la sensación en mi pecho, al ver cómo se le ilumina la cara de Lennon al ver llegar a Peyton, quien evidentemente lo conoce mucho más que yo, haciendo que las vísceras se me revuelvan de la pura rabia.― ¡Papino, papino! ―le vuelve a decir mi hijo, quien está apresurado a ir corriendo detrás de él, pero la bestia se lo impide.― ¿Es que acaso ese es tu padre? ―le pregunta la bestia exaltada y yo intento avanzar a donde está él, a pesar de la enorme figura de la bestia, pero Ana me da una mirada de advertencia.―No, ese es papino, papá es ese―le dice y me señala, recordando que su mamá me reconoció como tal, finalmente.― ¡Déjalo ir con él, por favor! ―le ruega Ana, en lo que parece que ha hecho desde que llegó a este inmundo hoyo, pero yo no vine a suplicarle a una bestia amenazadora como esta, así que arremeto contra ella.― ¡Ja! ―me dice, al tiempo que me atrapa en el aire, para ponerme contra el suelo con sus garras― ¿crees que puedes contra mí, p
~~~Ana.Rápidamente, Levy se pone enfrente de todos nosotros, incluso de Peyton, quien parece tener una disputa con él, al tiempo que yo intento sacar fuerzas desde donde no tengo, para cubrir a mi Lennon.― ¡Te lo he dicho, vas a entenderte conmigo! ―le dice Levy, que está a punto de arremeter en contra de la bestia, pero ella tiene bien plantada sus patas en el suelo, dispuesta a chocar con él en cualquier momento.Levy no se lo piensa y va directo por ella, pero es golpeado y lanzado en contra de las rocas y se nota aturdido.― ¡Entrégame al niño ahora! ―me grita la bestia, quien viene directo hasta donde mí, empujando a Peyton de paso, quien queda en el suelo herido. Es cuando la bestia se planta frente a mí― ¡el niño, ahora! ―repite, y yo me resisto, aunque sé que no tengo manera de enfrentarla, después de la forma en que ha despachado a dos hombres lobo corpulentos.Y es cuando lo siento dentro de mí.Un poder que me eleva, que surge desde el centro de mi corazón y que me levan
~~~Ana.―Pero ¿es que no lo entienden? ―les digo exasperada―debo saber qué ocurrió con Levy allá abajo en el abismo―le pido muy angustiada― ¿Y Levan? ¿En dónde está mi Levan? ―les recuerdo toda alterada, y Cinthia intenta tomarme por los hombros, pero la esquivo.―Trata de calmarte o te pondrás en peligro tú misma―me pide, pero es que parece que no me entiende, y de pronto, me siento débil― ¿ves de qué te hablo? ―me señala, pero esto me altera aún más.―Yo no importo, sino ellos, quienes están allá afuera y en peligro―le recuerdo.―Tuvimos suerte de escapar y por los pelos―me dice ahora Peyton, quien se nota que está tratando de controlarse―Levan sigue con Amadeo y estamos tratando de que nos lo devuelva y pronto, pero él asegura que el niño está bien.― ¡No estará bien, hasta que vuelva a estar conmigo! ―le digo toda alterada, sin poder evitar que las lágrimas salgan por mis mejillas―quizás él pueda acceder, si se da cuenta de que soy yo quien le está pidiendo que vuelva―les comento
~~~Ana.De pronto, veo que alguien se acerca mucho a Leandra, quien lo mira interesada.― ¿Eso es cierto? ― le responde ella a la persona, uno de sus guardias privados, quien sigue susurrándole al oído― ¡esas son excelentes noticias! ― le responde y de inmediato quita su pie de mi espalda― tienes suerte de que aún tenga esperanza de volver a ver a mi primo, de lo contrario, te mataría aquí y ahora― me espeta y le da la orden a sus hombres para retirarse.Pero no pierdo el tiempo y la sigo, aunque me siento débil y pronto pierdo las fuerzas para ir a su paso.“No, no puedo rendirme ahora", me digo, al tiempo que obligo a mis piernas a seguir, a pesar del dolor.Y pronto veo lo que Leandra me acaba de decir, que el puente que unía a la montaña está totalmente destrozado, como si hubieran usado explosivos para que se cayera.Así que trato de olisquear el aire, porque ni Leandra ni sus hombres están aquí, por lo que deben haber encontrado algún otro camino por donde pasar.Mi camino se v
~~~Ana.Entonces, lo escucho hacer un bufido, como si mi presencia le incomodara, y si no tuviera que quedarme a esperar a que llegue el otro vehículo con Cinthia y Lennon, me hubiera ido a esperar a Peyton a cualquier otro sitio.Es cuando lo veo meterse la mano en el bolsillo y sacar unas fotos las cuales me muestra de inmediato.En los retratos aparecemos Lennon y yo a lo largo de los últimos años, como si este hombre fuera una especie de voyerista o algo peor, lo cual me hace temer por mi pequeño.Así que lo miro muy bien a la cara y me paralizo por un momento.― ¿Amadeo? ―le digo anonadada, ante la última persona que estuvo a cargo de mi hijo mayor, Levan― pensé que tú y todos habían muerto―le digo aún estupefacta.―Pues, ya ve que no es así―me contesta, resoplando con fuerza.― ¿En dónde está mi hijo Levan? ―le digo, mirando a uno y otro lado, por si puedo verlo en alguna de las columnas del gran salón a él... y a su padre.Y me llevo una gran decepción.―Dime por favor, cómo h