BASILNo se me quita el maldito resquemor que siento, aún tengo en mis manos la sangre de Mía, joder, no quería que esto pasara, pero Donovan me lo advirtió, me dijo que esto iba a pasar en cualquier momento, solo que no imaginé que fuera tan pronto. Y maldita sea, esa mujer es un dolor de cabeza, pero es mía, y es la mujer que elegí para estar conmigo. Sabiendo que no comprende lo que es la palabra para siempre, ella piensa que puede escapar de esto en cualquier momento, es más, apostaría a que piensa en todas las maneras posibles en las que puede hacerlo, el problema para ella, es que incrusté en su cuerpo un chip rastreador, cuando se quedó dormida en el avión, ni siquiera se dio cuenta de ello, lo último en tecnología. Lo hice no solo por tener el control sobre ella, sino, porque ahora que estamos en Rusia, necesito saber cada paso que da. Y ahora nos encontramos en el hospital de la mafia. En la sala de espera. Los pasos delicados y precisos de Emma llegan hasta nosotros, pero
EMMANo me arrepiento, no hice nada malo, desde que vi a Mía entrar como cordero al matadero a la Bratva, supe que estaba muerta de miedo, quise ayudarla, quise hacer que se sintiera como en casa, por ello tomé la decisión de ser su amiga, y por ende, le di los anticonceptivos, pero no imaginé que Basil quisiera tener hijos tan pronto. —Imprudente —murmura de malas Donovan. —¡Eh! Siento un escalofrío recorrer mi espina dorsal, cuando escucho la voz de Akin a mis espaldas, tenso el cuerpo, Donovan detiene sus pasos y voltea a verlo ajustando su agarre contra mi pobre brazo, es la primera muestra pública que hace desde que salimos, con él todo tiene que ser secreto, no hay salidas fáciles. —¿Se te perdió algo, Akin? El tono que emplea Donovan no me gusta nada, siento que he dejado de respirar, Akin es uno de mis mejores amigos y no quiero que salga lastimado, por lo que trato de hacer contacto con él para pedirle en silencio que no cometa ninguna tontería. Sin embargo, no me prest
MÍACuando abro los ojos, siento cómo si un enorme terremoto hubiera sacudido mo cuerpo, todo me duele, incluyendo la cabeza que me estalla en mil pedazos. El aire colapsa en mis pulmones y creo que estoy perdiendo la cordura de cada uno de los nervios de mi sistema. Trato de inspirar duro, de respirar una bocanada de aire profundo, y lo hago, hasta que poco a poco tomo el valor de abrir los ojos, los recuerdos de la noche anterior llegan a mi mente y siento un dolor punzante en mi vientre bajo. Me dispararon, lo recuerdo, lo sé bien, lo sentí, en cuanto el impacto de bala choco contra mi cuerpo, todo me dio vueltas y lo único que recuerdo antes de hundirme en la oscuridad, fue el rostro ilegible de Basil, sus ojos feroces, aun en esa situación podía sentir su rabia. Y ahora, noto que no me encuentro en un hospital, reconozco el techo de la habitación que se supone, ahora tendré que compartir con él, un nuevo golpe de realidad viene a mí, y eso solo hace que una parte profunda quid
EMMACon cada golpe, pienso que se trata de Donovan, siempre entreno por las noches, en la quietud de la oscuridad, de esa manera no tengo distracciones, porque sí, pese a ser un miembro importante de esta organización, vamos, eso no quita el hecho de que sea una mujer, y ver todos esos cuerpos esculpidos como si fueran dioses griegos a mi alrededor, es una enorme distracción. Pero eso no es lo que me tiene en conflicto, sino, el hecho de que Donovan me esté engañando con esa pelirroja de mierda, su verdadero nombre es María, y es una perra, su compañera es una zorra que desde que lo vio y se enteró de que iba a trabajar con él, nunca le quitó los ojos de encima. Ahora, debo encontrar la manera de terminar con él, es lo mejor, no soy de las que vive con un par de enormes cuernos, además, soy demasiado para alguien como él, lo amo, no lo voy a negar, mucho menos a mí misma, pero no quita el hecho de que me haya sido infiel. Sé que por aquí eso es normal entre los hombres de la Bratv
MÍA No puedo creer lo que está pasando, es decir, hasta hace apenas algunas semanas yo tenía una vida que podría considerarse como algo normal, y ahora, me veo envuelta en medio de una guerra entre mafias, en un mundo del que ni siquiera estaba consiente que existía, y ahora, estoy casada con el líder de la mafia rusa, uno que no me dejará libre, que quiere un hijo, aunque puedo tomar como punto a mi favor, el hecho de que no me quieran cerca muchas personas, y una de ellas, la más importante, es Dimitri Sokolov, el tío de Basil y hermano mayor de Viktoria. —Esto es demasiado agotador —susurro para mí misma, o al menos eso es lo que creo. —Algo en lo que estamos de acuerdo. Me doy la vuelta y enseguida me doy cuenta de que se trata de Emma, siento cómo en mi rostro se esboza una sonrisa que va de oreja a oreja, sin embargo, eso se esfuma tan pronto, ya que detallo su rostro y sé de manera inmediata que algo no anda bien. Ella tiene los ojos inyectados en sangre, como si hubie
MÍABasil no me cuenta muchas cosas, y esta es una de ellas, porque en su rostro veo no solo la preocupación reflejada, sino, la rabia que contiene en su interior. —Un consejero, ¿es importante? Creí que querías que descansara —musito por lo bajo, con la intención de que me deje faltar. —No puedo —refuta—. Tienes que estar presente, él ha venido solo para conocerte, aunque te seré sincero, esto es nada más una prueba. —¿Una prueba? —Ya todos saben que eres mi esposa, mi mujer, pero no saben nada de ti, entrar a una organización si no eres una mujer que ha nacido dentro del mundo criminal, no es una cosa fácil, todo el mundo desconfía de ti cada que puede, y ahora mismo, pese a que nadie se atreve a contradecir mis decisiones, ellos dudan de que puedas tener las capacidades que se necesita en tu puesto. —¿Mi puesto? —me señalo a mí misma. —Sí, eres la Koroleva, ya te lo he dicho, mi esposa, tienes un papel importante en mi vida y en la de los demás miembros de la organización. H
MÍANo he podido probar alimento en lo que queda del día, tampoco he visto o he hablado con Basil, temo que haya pensado mal de mí con todo lo que le dije, pero no me arrepiento, fui sincera, y eso es lo único que me hace sentir tranquila. Son las seis y media de la tarde, por lo que cuando termino de alistarme, sintiéndome como un ave enjaulada, salgo de la habitación, caminando por los corredores, me doy cuenta de que hay un guardia a cada tanto en las esquinas, me doy cuenta de que cada uno me mira a detalle, como si estuvieran estudiando cada uno de mis pasos, de mis movimientos. Antes de llegar a las escaleras, me detengo en seco al ver a Basil, acorralando a una mujer que por la vestimenta, me doy cuenta de que se trata de una sirvienta, o sumisa, como los rusos le llaman. Tiene rodeado su cuello con su mano, le dice algo al oído y enseguida le toca los pechos, el asunto es que no lo hace de una manera sexual, más bien, brutal. La chica no tarda en darse cuenta de mi presenci
MÍAEspero paciente a que Basil haga algo al respecto, como alejarlo de mí, o incluso a lanzarse sobre él, pero no lo hace, el ataque en su contra de alguna manera, no llega, lo que hace que un nuevo temor invada mi sistema, el beso no dura mucho tampoco, de hecho, es superficial y casi fugaz. En definitiva no estoy acostumbrada a la Bratva y creo que en el fondo, sé tan bien como todos los presentes, que nunca lo estaré. —Siento que sea de esta manera, pero es la bienvenida que los viejos mandos como yo, solemos darle a las Korolevas —mira a Viktoria—. También besé en su momento a la madre de Basil. —Y no fue nada grato, Ludo Kutzova —baja el arma Viktoria y vuelve a tomar asiento—. Empecemos. «Esta familia es de locos» pienso para mis adentros. Noto que también llega Donovan, este parece estar presente solo en persona, porque por su mirada perdida y movimientos bien estudiados al momento de tomar asiento, su mente no está aquí. Apenas intento dar un paso, cuando Basil me rodea