MÍA—¿Qué es una Koroleva? —pregunto mientras observo cómo Basil se viste luego de un baño. No ha dejado que baje sola, en cuanto dijo esas palabras se metió a la ducha sin decir una sola palabra más, en silencio y con ese rostro lleno de preocupación, me pregunto si esto es por algún asunto de la empresa. —Una reina —responde en tono neutro. Me quedo callada, es imposible sacarle más palabras cuando no quiere decir más, termina y me pongo de pie, no me gusta tener tantas joyas encima. —¿Qué te dijo mi padre? —En realidad nada —respondo con sinceridad—. Solo me puso el collar. Levanto la mirada y los ojos de Basil están oscuros, intensos, peligrosos. —¿Te encuentras bien? —frunzo el ceño. —¿Por qué lo preguntas? —Pareces molesto —niego con la cabeza—. Mejor dicho, pareces preocupado por algo, ¿está todo bien en la empresa? Él me mira, como si estuviera decidiendo algo, recorre mi cuerpo, estoy segura de que intenta decirme algo, pero enseguida niega cambiando de opinión y se
MÍACansada, estoy agotada, Basil se ha quedado abajo a despedir a los últimos invitados, como buen anfitrión lo hace, nadie se opuso a lo que dijo, en el fondo sé que es porque le tienen miedo, no porque no estén de acuerdo del todo, honestamente espero que no venga nadie, eso haría las cosas más fáciles para mí. Apenas estoy subiendo uno de los escalones, cuando la voz de Bill resuena por el vestíbulo principal, y todo mi cuerpo se eriza. Miro por encima de mi hombro, ahora no parece molesto, más bien, decepcionado. —Así que ahora estás registrada como Mía Sokolov —su voz es ronca. Trago grueso. —Basil así lo quiso —me giro—. No me dijo más. Los ojos de Bill son tan intensos como los de Basil, pero en estos hay algo más, preocupación, como si estuviera decepcionado en serio de mí, yo ni siquiera quería esto para mi vida, pero fue la única salida que encontré para poder recibir el dinero que me corresponde cono única heredera de la fortuna de mi padre y madre. Sigo pensando que
MÍA—Tienes que detenerte, Basil —mi voz suena como un eco irracional en medio de las paredes de la habitación—. Me duele. Lo hace, Basil no se ha detenido, me ha estado follando desde que me desperté, me folla en posiciones que jamás creí posible que experimentaría, me folla como si se le estuviera acabando el tiempo para algo, estoy agotada, adolorida, el sexo no era parte del trato y él lo sabe, el problema es que me hace tocar los orgasmos más salvajes que me dejan sin aliento y sin fuerzas para llevarle la contraria. Me tiene ahora en una posición de cuatro, mis piernas tiemblan con el poder de empuje de cada una de sus arremetidas, sus manos se aferran con dureza en mis caderas, sintiendo como la fuerza que ejercen sus dedos en el agarre sobre mi piel, quema. El sonido encharcado me embriaga, agarro las sábanas con fuerza, con ambas manos, respirando hondo. Tratando de mantener la calma. —Basil… ah, ah, ah —jadeo.Siento que el corazón se me vuelve a salir del pecho, una y ot
MÍALos hombres nos rodean de inmediato, al principio creo que nos van a atacar, pero cuando detallo en sus posiciones aunque no sepa nada de guerra, me doy cuenta de que es todo lo contrario, como si nos quisieran proteger de algo. El eco de la voz del castaño de ojos verdes, lleno de tatuajes en los brazos, hace que espabile, intento removerme entre los brazos de Basil, pero su agarre es de acero y… no logro soltarme. —Tenemos todo listo, ha llegado el momento —anuncia el mismo hombre. Busco la mirada de Basil, pero este sigue sin verme. —Andando —demanda mi ahora esposo. Frunzo el ceño, el de ojos verdes asiente y seguida gira sobre sus talones, Basil me acerca más a él como si no estuviera lo suficiente cerca ya. Comienza a caminar y me veo obligada a seguirle el paso a trompicones. Tenso el cuerpo, no quiero, pero al final me arrastra hasta una camioneta negra con los vidrios blindados, me empuja de mala gana al interior y cuando estamos adentro, apenas y me acomodo en el as
MÍATodo está mal, nada va bien, quisiera que el universo me diera una segunda oportunidad, que me regresara a mis padres, pero esos deseos de niña poco a poco comenzaron a consumirme de un modo casi insultante conforme fuí creciendo, Lance era la única persona en la que por un tiempo creí tener apoyo, pero estaba equivocada, él solo se follaba a su secretaria mientras yo hacía el trabajo duro en la oficina y me quedaba enamorada de él. Y ahora, comienzo a ver la realidad que se presenta ante mis ojos, debí haberle hecho caso a todas mis alarmas cuando supe que haber aceptado casarme con Basil, había sido el peor error de mi vida, ahora mismo lo compruebo. El miedo me atenaza, estoy sola, en medio de la nada, dentro de un avión que se dirige a Rusia, no tengo idea de lo que sucede, no sé cuál será mi destino una vez que aterricemos, en especial porque ahora mismo, el hombre que creí que comenzaba a conocer, no es el mismo que ahora me ha encerrado aquí. Su actitud ha sido distante,
MÍANo soy la única que se congela con aquellas palabras que brotan de la boca de un demonio llamado Basil, en especial porque lo único que puedo hacer es mirarlo con cierta sorpresa, pero él no me mira, toda su atención está sobre la rubia que no deja de comérselo de una manera asesina, con la mirada. Hay un momento incómodo de silencio entre las tres personas delante de mí, que parece que van a iniciar una guerra en cualquier momento, solo hace falta que cualquiera comience con un solo movimiento para que todo se vaya al carajo. Ni siquiera puedo respirar bien, me quedo al lado de Basil, como estatua, temerosa de mover un solo músculo. —Me parece que no te he entendido bien —habla el hombre que se pone a la par de la mujer rubia—. ¿Qué es lo que acabas de decir? Los ojos de la mujer no se apartan ni un solo segundo de Basil. —Lo que acaban de escuchar, ¿acaso tengo que repetirlo de verdad? —los desafía Basil, apretando su mano contra la mía—. Ella es mi esposa, nos casamos por
BASILOdio la ide de tener que ser así con Mía, la única realidad que existe aquí, es que soy el Boss de la mafia rusa, mi madre siempre ha pertenecido a la Bratva, cuando conoció a mi padre, ella era la Koroleva, y fue en una cena de negocios en la que Bill la conquistó, se gustaron, se conocieron y de ahí vine yo, el problema es que a mi padre no le agradó la idea de enterarse de que Viktoria era parte de una de las organizaciones más peligrosas y sanguinarias del mundo. Y a Viktoria no le agradó saber que Bill era deseado por las mujeres y que por lo mismo, una vez lo encontró follando con otra mujer, por lo que ambos entraron en conflicto y decidieron separarse. Cuando nací, fue en Rusia, ya que Viktoria se cayó el que estuviera embarazada, hasta que Bill se enteró por medio de uno de sus investigadores privados, ya que la quería mantener al margen, y ahí es donde comenzó el caos entre ellos. La única razón por la que yo me casé con Mía, fue porque vi en ella una salida rápida,
MÍAEl corazón se me sale del pecho en cuanto noto que he esquivado la navaja que me ha lanzado la rubia, frunzo el ceño cuando Basil entra a la habitación y la llama por su nombre, lo mismo hace ella. Le sonríe y me dejo caer en una de las orillas de la cama, con el corazón a punto de salirse de mi pecho. Creí por un segundo que iba a morir, vi pasar la muerte delante de mí y ella parece demasiado letal, hago una nota mental de no acercarme demasiado a la rubia. —Tienes buenos reflejos, eso es un comienzo —me dice ella apartando la mirada de mí. No respondo, no tengo habla. Por lo que solo observo como ella corre a los brazos de Basil y lo abraza con demasiada fuerza. —Pensé que no vendrás nunca más —expresa ella con alegría—. Dios, aún no puedo creer que te hayas casado. Basil no le devuelve el abrazo, pero tampoco parece estar incómodo, de hecho, sus ojos no se despegan de mí, podría estar celosa, pero… hay algo que me dice que no debería estarlo, no veo interés en él hacia el