Capítulo291
Theobald finalmente decidió buscar a Desislava. No quería seguir discutiendo pero necesitaba hablar seriamente con ella.

Al llegar a la habitación, la vio sentada en la cama, abrazada a una manta. Su rostro seguía cubierto por un velo negro. Desde que tenía cicatrices en su cara, había mandado hacer muchos velos de diferentes colores. Salir sin velo o sombrero era algo que nunca haría.

Antes, cada vez que la veía, siempre parecía lista para enfrentarlo en cualquier momento, con una actitud agresiva. Pero hoy estaba débil, enferma, y solo levantó la vista para mirarlo antes de bajar la cabeza sin decir nada.

La doncella que estaba junto a ella, al ver a Theobald, comentó:

—Menos mal que el general ha venido. La señora lleva dos días enferma.

Él ya sabía que había llamado a un médico, así que preguntó:

—¿Ya te sientes mejor?

Desislava giró dándole la espalda, sin deseo de responder. Al parecer ninguno de los dos tenía ganas de discutir.

Theobald se sentó en una silla y permaneció en sile
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