Marciel podía traicionar a quien fuera, pero jamás a Zacarías, nunca al hombre que lo ayudo en aquellos momentos donde hasta dormir se le hacía insoportable.Sin embargo, saber que Zacarías si había podido mentirle con respecto a su estadía en el pueblo y aquel viaje falso que se inventó, le dolía profundamente.—¿Por qué mintió con respecto a su estadía, señor? ¿Tan poco confía en mí…? —murmuró Marciel evitando que su voz sonara rasgada.Zacarías se le quedó viendo con cierta tristeza, viendo que en los ojos de Marciel destellaba un pequeño brillo de resentimiento. Realmente no le había mentido, si estaba camino a su viaje cuando Olivia lo llamo, indicándole que Nero y Luz irían a verlo, por eso se había dado media vuelta y regresado al pueblo, pero nada más llegar escucho gritos de todos y una aura algo perturbadora que emergía de las lejanías del pueblo.—No mentí, Marciel, efectivamente salí del pueblo.—¿De paseo por los alrededores? —intervino Luz sin poder evitarlo.Zacarías fr
El cuerpo de Nero se tensó ante la clara amenaza que representaba el hombre frente a él. Apenas podía moverse y Luz estaba profundamente dormida después de haber llorado tanto su frustración.—Parece que aquella loba no te dejo tan mal como todos pensábamos… —se burló Nero intentando distraerlo y alejándose lentamente de Luz tras dejar con cuidado su cuerpo recostado sobre la cama.—Zacarías dijo que ese animal no era parte de nosotros, por lo que tampoco tiene habilidades suficientes para dejarnos malheridos…Pero el universo tiene algunas cosas curiosas para hacer y justo antes de terminar su insulto una mano fuerte y llena de sabiduría impacto contra su hombro haciendo que Marciel soltara un quejido de dolor en un grito espantoso.—Querido aprendiz… perdóname si soy inoportuno, pero yo nunca dije semejante cosa —dijo Zacarías con una espléndida sonrisa y Marciel sintió que cada vello de su cuerpo se erizaba.—¿No…? ¡Digo…! ¡Si… perdón, señor!Zacarías asintió despacio y apretó lige
Desde el mismo instante en que Zacarías vio entrar a Ber Prescott en la sala, supo que algo no había salido según lo planeado. —¿Qué lo trae por aquí tan temprano, señor? —dijo Zacarías intentado alivianar el ambiente—. Es grato tenerlo por aquí, aunque confieso que algo… confuso. —¿Confuso? —Ber rio con sarcasmo como si fuera una ironía verlo en su propio hogar—. Confuso es ver a estos dos en mis tierras, ocasionando problemas, atacando a mis hombres y atrayendo al desquiciado aquel a nuestro hogar. Después de un incómodo silencio por parte de los presentes, uno de los guardias que acompañaban a Ber ingreso en la sala y sin importarle la tensión o quienes estaban presentes, dio informes como si para él fuera un día cualquiera en la guardia. —¡Señor! —exclamó el hombre con tono respetuoso pero con fuerza—. En las fronteras un lobo ronda los alrededores. Los demás guardias sospechan que puede tratarse de la amenaza mayor… Ber ahogó un gruñido y se giró hacia Zacarías con la i
En la piel del muchacho, varios moretones se comenzaban a hacer visibles. Marciel tenía la cabeza agacha y los ojos húmedos. Para Nero aquello se lo merecía, se merecía eso y mucho más por lo que había hecho en contra de ellos, pero alguien en aquella sala pensaba diferente. El primer instinto de Luz fue tomar aquel botiquín que había dejado una de las enfermeras encima de una de las camas vacías y luego arrodillarse frente a Marciel. —¡No me toques! ¡No necesito que una miserable y asquerosa humana tenga lastima de mí! —exclamó pateando lejos el botiquín.—Ya te tuve suficiente paciencia… —murmuró poniéndose de pie y dándole la espalda para salir de la habitación—. Vámonos con el anciano, Nero, ¿Qué importa si ese viene con nosotros? Al final será un estorbo y acabará muerto. De pronto un escalofrío recorrió la piel de Marciel, sus ojos se abrieron desmesuradamente aterrados porque lo que ella estaba diciendo era totalmente cierto. Si llegaba a fallarle a Ber, acabaría muerto
—A mi no me mires de ese modo, cachorro —gruñó Ber girándose hacia Marciel con los puños apretados y con toda la intención del mundo de lastimarlo—. Es tu culpa que ellos estén aún aquí, vivos y a solas con el viejo en aquella torre llena de la información de la que nadie puede enterarse. —¿¡Mía!? —espetó acercándose con furia hasta quedar frente a él—. ¿¡Me hice todos estos golpes solo para que cedieras por la estúpida de tu sobrina!? ¡La idea inicial era culpar a esa mujer de lo que “me hizo” y echarlos a ambos de aquí! —¡Y lo hubiera echó si no hubieras armado todo un alboroto frente a Zacarías! —Según la carta que enviaste, él estaría fuera de la ciudad y resultó que jamás salió del pueblo. ¿Acaso estás tratando de engañarme? Porque te aseguro que a Oliver no le gustará saber que su tío no está colaborando con todo esto. Los dientes de Ber se apretaron haciendo la tensión en su mandíbula visible, estaba enfadado y se sentía impotente, Oliver era un demonio y si quería q
Los ojos de Zacarías se abrieron desmesuradamente y su primer instinto fue salir corriendo de allí a toda prisa.Los oídos de Oliver se aguzaron y ese sonido de pasos se convirtió en una carrera y no de pies humanos.—Sabía que había una rata escondida… —gruñó molesto—. ¡Y lo ayudaste a escapar!—No olvides tu parte del trato —le recordó con cautela—. Si tú cumples, yo cumplo, así de simple, padre.—Tu madre nunca habría hecho una tontería como esa.—Penélope no es mi madre, no la subas de rango cuando me abandono con el viejo como si fuera un cachorro huérfano —replicó con furia trayendo todos los recuerdos inconscientemente al presente—. Ella no merece ese puesto en mi vida y tampoco merece el nombre de luna de sangre de hierro. Ella es una mujer sin corazón. ¿Cuándo vas a entender que ni tú ni yo le importamos? ¡Prefirió ir con Nero y ser la madre de Diego, antes que la mía!Oliver lo sabía. Prefería estar con Nero antes que con él, lo prefería a él a pesar de que era su otro compa
Luz sabía que su piel era blanca, pero nunca pensó que podría ponerse mucho más pálida de lo que ya era y eso lo supo en cuanto escuchó la noticia. —Sí, puede, y también puede dañar al feto en tu matriz cuando intente regresar. —Espera... espera... dame algo de espacio... necesito aire... necesito... sácame, sácame de aquí ahora mismo... ¡sácame! —dijo casi gritando, entrando en pánico total mientras corría de un lado a otro desesperada—. ¡Quiero que me saques de aquí inmediatamente! ¡Sácame de aquí! El corazón de Luz latió con fuerza y el aire comenzó a entrar de nuevo en sus pulmones cuando Zacarías abrió aquella jaula y ella salió disparada a la primera ventana que vio. Aire... eso era todo lo que Luz quería... algo de aire que pudiera ayudarla a procesar todo el infierno por el que estaba pasando y ayudarla a resolver todo lo que estaba pasando antes de que este gran cambio se volviera permanente. —Imposible… —fue lo primero que salió de sus labios temblorosos mientras se lle
Luz camino despacio dentro de la habitación limpiando sus lágrimas, lo que menos quería era que vinieran a hacerle preguntas que todos en aquel maldito lugar ya sabían. —Parece que se sumó otra víctima a la carnicería de Nero. Luz se giró con cara de asesina hacia Marciel, tenía una sonrisa burlona en el rostro qué se borró cuando ella derramó la primera lágrima sin darse cuenta. —No estoy de humor para tus bromas —gruño dándose la vuelta—. Regresa en otro momento. Marciel tragó en seco y sintió que un nudo se formaba en su estómago. Había escuchado con claridad la conversación entre ambos y le parecía cruel que Nero le dijera semejante cosa a aquella mujer. Un sentimiento de culpa invadió su corazón, debía de cumplir la orden que su padre le había dado, pero allí estaba ella, con un hijo en su vientre y del mismo hombre que le había arrancado todo lo que una vez amo. Dio un paso hacia Luz y se agacho frente a ella en cuanto tomó asiento en aquel sofá que le parecía demasiado gra