LIZABETHAEstoy dolida, esa es la palabra correcta, tanto, que siento que el aire me falta en los pulmones cuando Eithan me besa con desenfreno, en cuanto las palabras se deslizaron de mis labios, le pedí que me follara, y que lo hiciera bien, si Baster puede y quiere follarse a otra, que lo haga, yo puedo hacer lo mismo. O al menos eso es lo que pienso en este momento, entramos a una de las habitaciones de huéspedes, sus besos son frenéticos, ansiosos, como si hubiese esperado tanto por este momento. —Eres hermosa, Lizabetha —ronronea a mi oído. Sello mis labios, la verdad es que hablar no sería buena idea, no cuando me siento a punto de hacer un enorme sacrificio. Tomo una bocanada de aire, cierra con pestillo y yo me dedico a tomar su rostro con ambas manos. Haciendo un enorme esfuerzo por besarlo de vuelta, al principio le cuesta trabajo, pero luego recuerdo y vienen a mi mente las imágenes de Baster, agarrando a la morena, luego de amenazarme con llevársela a la cama, y la r
BEATRIZTodo sucede demasiado rápido, quisiera decir que me encuentro dentro de una película de terror, pero me estaría engañando y de eso ya estoy cansada, cuando veo a Nicola como loco, abalanzándose sobre el tipo que me importa poco, creo que las náuseas me vienen a la garganta. No dura mucho, ya que Byron y Jared los separan a los dos. Los ojos del padre de mi hijo son como los de un toro embravecido, su pecho sube y baja debido al subidón de adrenalina, quiero detenerlo, pero sé que todo sería en vano, ya que mi fuerza no se compara con la de él. —¡Detente! —brama Byron. Su rostro furioso hace que Nicola aparte la atención del hombre al que quiere eliminar, y luego me mira. La gente a nuestro alrededor murmura, retrocedo con las piernas débiles al punto en el que me sostengo de uno de los barandales cercanos a las escaleras. —¡No te vuelvas a acercar a mi mujer! —exclama lleno de rabia, Nicola. —No es tuya… Suficiente, decido caminar hacia lo que es la Biblioteca, el revue
BEATRIZDuele, su tamaño siempre me ha dolido, la posición en la que me encuentro, no ayuda mucho, ha pasado una semana en la que Nicola y yo acordamos empezar de nuevo, lleva horas follándome, no se detiene, descansa cinco minutos y luego vuelve a hacerlo. —Nicola —jadeo.Nuestros cuerpos están agotados y aun así no me permite un respiro, ha eyaculado muchas veces dentro de mí, besado mi cuerpo, cada centímetro, entra y sale de mí. —Mía, eres solo mía —gruñe.Una nueva ola de placer nos invade, siento como me abre de par en par, es delicioso, tortuoso. —Nicola —jadeo con fuerza. Me lleva a los extremos, a una nueva sensación de placer y ambos llegamos al orgasmo, se desploma encima de mí, los latidos de su corazón los siento con fuerza, creo que nos hemos conectado de un modo en el que nunca lo habíamos hecho. —De ahora en adelante, no nos vamos a volver a separar —me asegura y le creo. —Estoy adolorida —me quejo. —Eso es bueno —se agita. Luego de una semana haciendo lo mism
BEATRIZNo sé qué es lo que siento en estos momentos, porque la verdad es que el aire se me comprime en los pulmones, las palabras que leo una y otra vez, en cuestión de segundos, se me clavan en el pecho como puñal envenenado, me obligo a tomar una larga bocanada de aire mientras mi cerebro trata de darle un nuevo sentido a las palabras. Sí, estoy consciente de que fueron pareja, solo no sabía que habían intercambiado números, Nicola me aseguro que no habían mantenido ninguna clase de contacto con ella desde hace años, desde que ella lo engañó y luego me conoció, la pregunta aquí es saber por qué ahora regresó. No estoy segura de nada, pero algo me dice que Bianca tuvo algo que ver con eso, de cualquier modo, me sorprende que Nicola no haya vuelto por su móvil o que simplemente no me llamara para que se lo llevara, puede que algún socio se comunique con él, por ello, lo tomo entre mis manos temblorosas y decido llevárselo personalmente. No me quiero formar telarañas en la cabeza,
LIZABETHANo entiendo cuál es el afán de Baster con que lo acompañe a un lugar del que no me quiere decir nada. Desde que se siente mi dueño, y desde que me ha follado en la fiesta de cumpleaños de Nicola, se siente más mi dueño y yo acorralada, aunque una parte de mí no quiere aceptarlo. —¿Y por qué tengo que ir yo? —me cruzo de brazos sobre la base de las escaleras. Detengo mi paso, solo vino a mi casa hace dos horas, se metió en mi cama, me despertó con una follada bestial y luego me obligó a ducharme con él, me alimentó, literalmente hablando, metió la comida en mi boca de mala gana, y luego me ha obligado a seguirle, pero no pienso ir hasta que me diga qué es lo que se trae en manos. —Vamos, no puede ser tan difícil decirme —bufo, cansada de tanto misterio. Sus ojos me detallan el cuerpo y quiero mandarlo a la mierda, pero me callo el comentario que muero por lanzar al aire. —No es nada —dice lento. Me habla como si fuera una retrasada o algo por el estilo. —Si no fuera na
BEATRIZEs arriesgado, lo sé, pero al ver el rostro tan decidido de Ariela, no me queda más opción que aceptar ir con ella, y ahora me encuentro siguiéndole el paso en mi carro, el clima es poco favorecedor, está nublado, pero no creo que llueva, no sé a dónde me lleva, intento llamarle a Lizabetha para que tenga mi ubicación por cualquier cosa, la seguridad de mis hijos es primero. Ariela tiene la misma mirada amenazante de Milenka, temo que pueda hacer algo en contra de mí, por quedarse con Nicola, quien me hace varias llamadas que rechazo, no me apetece hablar con él en estos momentos. Toda duda se esclarece cuando veo que aparca en uno de los restaurantes más costosos de la ciudad, hago lo mismo, cuando baja, me indica con la mirada que la siga, eso hago, llegamos, le susurra algo a la recepcionista que al parecer le dice que ya no hay sitios disponibles en la planta baja, solo en la terraza. Al parecer nadie ha querido subir por temor de que llueva, pero esto será breve, ella
NICOLAEn cuanto cuelgo, después de que Bea me asegura que viene en camino, me siento más tranquilo, al no haberla podido localizar, luego de que me encontrara abrazando a Ariela, sentí que se me escapaba de nuevo de las manos, no quiero que piense cosas erróneas, Ariela ya no es nada en mi vida, y Bea es la única mujer que amo y que necesito en mi vida. Pero por el momento es mejor dejar ese tema de lado, lo que importa ahora, es que Baster y Lizabetha estén a salvo, no me han dado muchos detalles de lo ocurrido, pero algo me dice que tiene que ver con mi hermana, Baster tenía varias teorías sobre ella, y sé muy bien que andaba tras su pista. Camino de un lado a otro, desde lo de Milenka, no he tenido un respiro, tragedia tras tragedia me abraza, lo único que me alivia es saber que mi familia está a salvo, solo espero que nada de esto afecte a Bea y al bebé. —Nicola. Su tierna voz me hace levantar la mirada, la veo caminar hacia mí, envuelve mi cuello con sus brazos y yo me tomo
BIANCALuego de haber chocado contra el auto en el que viajaban Baster y Lizabetha, haciendo que de esta manera se cayeran por un barranco, me dirigí a toda velocidad hacia el granero en el que vivía el maldito mecánico, sabía que debí haberlo matado, de ese modo ahora mismo no tendría esta clase de problemas. Las cosas no siempre salen como uno quiere, pero eso ya tiene que cambiar, estoy cansada de que Bea y sus estúpidos amigos se interpongan en mi camino, no lo voy a permitir, no, esto tiene que acabar de una vez por todas. Para cuando llego, logró localizar a la rata escapando, o al menos eso es lo que intenta, ya que comienza a meter las pocas pertenencias que tiene, a la cajuela de una camioneta con pintura desgastada. Me bajo del auto como alma que lleva al diablo, camino directo a él, saco mi pistola y mi perfecta puntería me permite darle directo a la pierna, este chilla sin saber bien de donde viene el ataque hasta que se da la media vuelta y me mira con ojos llenos de s