NICOLANo dejo de ver a Bea, en cuanto llega, es difícil no hacerlo, en especial porque está en su naturaleza, es su propio brillo, bien pude haberme acercado a ella, no lo hice, y eso es porque quise admirarla desde un principio, quise matar también a muchos hombres que la capturaron con la mirada. Muchos de ellos la follaban, llegó del brazo de Baster, quien a su vez hacía lo mismo que yo, pero con los tipos que se comían en silencio, a Lizabetha. Él podrá decir o esconder lo que sea, pero lo que sí es seguro, es que ellos tienen lo mismo que Bea y yo. Ladeo una sonrisa cuando observo que me busca con la mirada, algo que sin duda me pone la polla dura, no importa cuántos hombres la miren, o cuántos deseen meterle el miembro en el coño, ella tiene algo mío, y eso es aparte de mi corazón, mi bebé, ella carga a mi bebé en su vientre. Dos cadenas que la atan a mí hasta la eternidad. Debo admitir que ese fue uno de los motivos por los cuales vaciaba toda mi semilla en su interior, er
BEATRIZNo sé cómo sentirme al respecto, es como estar entre la espada y la pared, en cuanto veo como Byron saluda a la chica pelirroja, de un modo cariñoso, me hace pensar en que es bienvenida en su familia. —¡Pero si es el hombre más guapo del mundo! —exclama con euforia. Trago grueso, observo que ella le da un beso en la mejilla y Byron le sonríe de oreja a oreja, estoy tan metida en cómo actúan, que me olvido por completo de Nicola, hasta que siento su mirada penetrante. Nuestros ojos se anclan y rápidamente aparto mi atención de él, retrocedo un paso con la intención de marcharme, pero Byron parece acordarse de mi presencia y me toma del brazo. —Ariela, te presento a Bea —dice con orgullo—. La madre de los hijos de Nicola. Siento que las mejillas se me calientan, los ojos grises de Ariela me observan como si quisiera atravesar mi alma, un brillo lleno de malicia se fija en ella y sonríe, pero es falsa, lo puedo notar. —Un placer, mi nombre es Ariela Waber, y soy la ex novi
LIZABETHAVenir a esta fiesta no me apetecía, desde el principio, nada personal con Nicola, pero lo cierto es que solo vine para demostrarle a Baster que no soy de él y que no puede venir y sentirse mi dueño solo porque me quitó la virginidad. Y ahora estoy aquí, mirando a todos lados para evitar que me encuentre, no soy tonta, dejé a Bea para que Nicola pudiera hablar con ella, y así fue, por lo que me escabullí, y ahora, me encuentro escondida dentro de la biblioteca, me aseguré que no pudiera encontrarme. Si es que me quiere, tendrá que luchar, no pienso dejarle las cosas tan fáciles. Respiro hondo, siento que el aire me falta, cuento los minutos, y estoy a nada de salir para darle una lección a Baster, cuando al retroceder, choco contra algo duro. —Joder.Una voz masculina hace que mis mejillas se calienten. —Lo siento… Me doy la media vuelta y me encuentro con un rubio de ojos azules, alto y bien parecido, Eithan Crofs, amigo de la familia Hill. Lo sé porque cuando Nicola es
LIZABETHAEstoy dolida, esa es la palabra correcta, tanto, que siento que el aire me falta en los pulmones cuando Eithan me besa con desenfreno, en cuanto las palabras se deslizaron de mis labios, le pedí que me follara, y que lo hiciera bien, si Baster puede y quiere follarse a otra, que lo haga, yo puedo hacer lo mismo. O al menos eso es lo que pienso en este momento, entramos a una de las habitaciones de huéspedes, sus besos son frenéticos, ansiosos, como si hubiese esperado tanto por este momento. —Eres hermosa, Lizabetha —ronronea a mi oído. Sello mis labios, la verdad es que hablar no sería buena idea, no cuando me siento a punto de hacer un enorme sacrificio. Tomo una bocanada de aire, cierra con pestillo y yo me dedico a tomar su rostro con ambas manos. Haciendo un enorme esfuerzo por besarlo de vuelta, al principio le cuesta trabajo, pero luego recuerdo y vienen a mi mente las imágenes de Baster, agarrando a la morena, luego de amenazarme con llevársela a la cama, y la r
BEATRIZTodo sucede demasiado rápido, quisiera decir que me encuentro dentro de una película de terror, pero me estaría engañando y de eso ya estoy cansada, cuando veo a Nicola como loco, abalanzándose sobre el tipo que me importa poco, creo que las náuseas me vienen a la garganta. No dura mucho, ya que Byron y Jared los separan a los dos. Los ojos del padre de mi hijo son como los de un toro embravecido, su pecho sube y baja debido al subidón de adrenalina, quiero detenerlo, pero sé que todo sería en vano, ya que mi fuerza no se compara con la de él. —¡Detente! —brama Byron. Su rostro furioso hace que Nicola aparte la atención del hombre al que quiere eliminar, y luego me mira. La gente a nuestro alrededor murmura, retrocedo con las piernas débiles al punto en el que me sostengo de uno de los barandales cercanos a las escaleras. —¡No te vuelvas a acercar a mi mujer! —exclama lleno de rabia, Nicola. —No es tuya… Suficiente, decido caminar hacia lo que es la Biblioteca, el revue
BEATRIZDuele, su tamaño siempre me ha dolido, la posición en la que me encuentro, no ayuda mucho, ha pasado una semana en la que Nicola y yo acordamos empezar de nuevo, lleva horas follándome, no se detiene, descansa cinco minutos y luego vuelve a hacerlo. —Nicola —jadeo.Nuestros cuerpos están agotados y aun así no me permite un respiro, ha eyaculado muchas veces dentro de mí, besado mi cuerpo, cada centímetro, entra y sale de mí. —Mía, eres solo mía —gruñe.Una nueva ola de placer nos invade, siento como me abre de par en par, es delicioso, tortuoso. —Nicola —jadeo con fuerza. Me lleva a los extremos, a una nueva sensación de placer y ambos llegamos al orgasmo, se desploma encima de mí, los latidos de su corazón los siento con fuerza, creo que nos hemos conectado de un modo en el que nunca lo habíamos hecho. —De ahora en adelante, no nos vamos a volver a separar —me asegura y le creo. —Estoy adolorida —me quejo. —Eso es bueno —se agita. Luego de una semana haciendo lo mism
BEATRIZNo sé qué es lo que siento en estos momentos, porque la verdad es que el aire se me comprime en los pulmones, las palabras que leo una y otra vez, en cuestión de segundos, se me clavan en el pecho como puñal envenenado, me obligo a tomar una larga bocanada de aire mientras mi cerebro trata de darle un nuevo sentido a las palabras. Sí, estoy consciente de que fueron pareja, solo no sabía que habían intercambiado números, Nicola me aseguro que no habían mantenido ninguna clase de contacto con ella desde hace años, desde que ella lo engañó y luego me conoció, la pregunta aquí es saber por qué ahora regresó. No estoy segura de nada, pero algo me dice que Bianca tuvo algo que ver con eso, de cualquier modo, me sorprende que Nicola no haya vuelto por su móvil o que simplemente no me llamara para que se lo llevara, puede que algún socio se comunique con él, por ello, lo tomo entre mis manos temblorosas y decido llevárselo personalmente. No me quiero formar telarañas en la cabeza,
LIZABETHANo entiendo cuál es el afán de Baster con que lo acompañe a un lugar del que no me quiere decir nada. Desde que se siente mi dueño, y desde que me ha follado en la fiesta de cumpleaños de Nicola, se siente más mi dueño y yo acorralada, aunque una parte de mí no quiere aceptarlo. —¿Y por qué tengo que ir yo? —me cruzo de brazos sobre la base de las escaleras. Detengo mi paso, solo vino a mi casa hace dos horas, se metió en mi cama, me despertó con una follada bestial y luego me obligó a ducharme con él, me alimentó, literalmente hablando, metió la comida en mi boca de mala gana, y luego me ha obligado a seguirle, pero no pienso ir hasta que me diga qué es lo que se trae en manos. —Vamos, no puede ser tan difícil decirme —bufo, cansada de tanto misterio. Sus ojos me detallan el cuerpo y quiero mandarlo a la mierda, pero me callo el comentario que muero por lanzar al aire. —No es nada —dice lento. Me habla como si fuera una retrasada o algo por el estilo. —Si no fuera na