La hora de finalizar el trabajo había terminado, Anna se vistió para ir a la universidad y salió, como Alonso le había dicho, la estaba esperando afuera, se había sacado la corbata y el saco y se había desprendido un par de botones de su camisa, estaba totalmente descontracturado.

Anna subió rápidamente, como no queriendo que alguien la viera.

El se inclinó hacia ella, le colocó el cinturón, le tomó el rostro con su mano y la besó largamente.

_ Mi dulce Anna._ susurró con voz ronca._ no veía la hora de hacer esto.

Ella se sonrojó, sus orejas se incendiaban prácticamente.

Alonso disfrutaba de las reacciones que tenía la joven, pensaba que a pesar de estar casada tenía actitudes de una chica sin experiencia alguna.

Ya en la carretera Alonso le informó que había hecho llevar sus cosas a la habitación de un hotel y claro no cualquier hotel, uno lujoso.

_ Pero Alonso, yo no puedo pagar eso! _ exclamó alarmada.

El sonrió burlón.

_ Anna no seas tan niña! Crees que voy a permitir que te ho