Fernando Montero conducía su elegante Mercedes por la carretera, era una hermosa noche estrellada, desde su posición podía divisar como la luna se reflejaba en el basto mar.

Pero el no pensaba en el hermoso paisaje, ni siquiera lo disfrutaba. Permanecía imperturbable reviviendo una y otra vez los besos que se habían dado con Anna.

Si bien estaba seguro de la decisión que había tomado, no podía evitar sentir un terrible vacío en su alma.

¿Cómo no se había dado cuenta del amor que sentía por Anna? Porqué no fue capaz de escuchar a su madre cuando le decía que tratara de estar más tiempo con la chica?

_ Anna... que estúpido fui._ sentía que su corazón se apretaba.

Evocó el día en que la conoció, viéndola tan desvalida, tan pura e inocente, aún cuando se notaba que había transitado situaciones difíciles.

Así y todo su belleza era notable.

La conoció en circunstancias un poco complicadas para él, su padre en el testamento exigiéndole que se casara, su madre respaldando ese hecho y Van