**CORRECCIÓN CAPíTULO ANTERIOR**Beatrice pesó tres kilos trescientos gramos, no los cincuenta y tres que menciono allí, eso sería imposible. Perdón por el error.****Cuando le dan el alta a Sandy y llegan a casa, toda la familia está allí, lo que a Steve no le gusta mucho porque él quería preocuparse solo de su esposa y su hija. La pequeña Beatrice comienza a llorar bajito.Steve ayuda a su esposa a que se acomode en el sofá, sostiene a su pequeña para que ella busque la mejor posición que le ayude a no sentir tanto dolor, puesto que debieron ponerle puntos porque la nena era demasiado grande.—¿Cómo estás, cariño? —le dice Elizabeth acariciando su cabello.—Adolorida, pero me dieron medicamentos que a ella no le harán daño —Steve le entrega a su hija y la ayuda a cubrirse para amamantarla.—Te sienta bien la maternidad, hermanita —le dice Jenna con una sonrisa.—Verás que a ti también —le dice Sandy sin ninguna intención, pero ella palidece y Sandy se ríe—. ¡Ya se supo!—¿Qué se su
Los meses se van pasando para Steve y Sandy, mientras aprenden cómo pueden ser los mejores padres para Beatrice.Aprendieron a manejar los cólicos y ya para el cuarto mes la hermosa Beatrice podía dormir toda la noche, dejando que sus padres descansaran. Todos les decían que será el sueño de todos los padres, porque algunos bebés incluso hasta el año no lograban conciliar el sueño durante toda la noche.A pesar de todas las dificultades y pruebas que habían tenido al inicio, para los seis meses de Beatrice Sandy le dio la hermosa noticia a Steve que estaban esperando su segundo hijo.Volvió a llorar y volvió a gritar por la ventana que sería padre. Como era de día, las personas que trabajan en la casa sólo sonrieron por la alegría del padre.Así que los meses se fueron pasando entre los malestares del primer trimestre. Para el segundo todos estuvieron expectantes de saber cuál sería el sexo de este nuevo bebé, mientras preparan el primer cumpleaños de la hermosa Beatrice, que por supu
Y tal como ocurrió con Lynda, para cuando ella cumple los seis meses Sandy le dice a Steve que está embarazada, pero para probar su locura lo hace en un parque mientras pasean a las niñas. Por supuesto que Steve no se corta y grita a los cuatro vientos que será padre otra vez.Esta vez la ecografía del sexo es en compañía de James para ayudar a levantarlo del suelo, porque él estaba seguro de que su hija llevaba otra niña… y no se equivocó.Zuri llegó para alegrarles más la vida, Steve la recibió en la sala de parto, porque ese día estaban cortos de personal y tenían varias mujeres dando a luz. Casi se desmaya al ver cómo es que sus nenas salían de su madre y allí mismo le dijo a Sandy que pararían de engendrar hijas, pero ella le dijo que tendrían las cinco princesas sí o sí.Esta vez se tardaron ocho meses, pero Amira llegó para confirmar que Steve sí, sólo tenía balas rosas.—Debo haber hecho sufrir a alguna bruja por allí, que me maldijo con puras niñas, porque ni Diosito castiga
Este embarazo para Steve se vuelve un infierno, en ninguno de los otros sintió los antojos ni los malestares propios del estado, pero ahora mismo se siente fatal.Llega de la oficina a tirarse a la cama, abraza a su mujer y se queda dormido sin esperar nada. Al despertarse siente fuertes náuseas y tiene que correr al baño, mientras que Sandy se siente fresca como lechuga.—Esa hija tuya me está matando —dice saliendo para tirarse a la cama otra vez, mientras las pequeñas llegan con él para abrazarlo, excepto Amira que viene en los brazos de su madre, pero gatea hasta él para darle un beso baboso en la mejilla.—Ahora es mi hija, todo porque te estás llevando los síntomas solito… bueno, yo me los pasé cuatro veces, es justo que uno lo sufras tú, ¿no crees?—Sí, mi amor… es lo justo —dice él sintiéndose fatal, Sandy se ríe y va por un poco de té y galletas para él, que es lo que a ella le ayudaba a sentirse mejor.Las semanas se les van pasando lentas, llega el primer ultrasonido y comp
Todos los días Steve se levanta con una enorme sonrisa al saber que tiene a su familia completa, sana y feliz. Cuatro años han pasado desde que Nicholas llegara a completarlos y darle un matiz más extremo a todo.Beatrice tiene nueve años, tiene el mismo carácter de su madre, seria y correcta. No le gusta meterse en problemas, así que es la más obediente de todos sus hermanos y suele esconderse de ellos en la casa de sus abuelos para estudiar tranquila.—¡Lynda! —oye Steve a su esposa llamar a su hija y corre para ver qué pasa, porque tal parece que la pequeña está haciendo una travesura.—¿Qué pasa, amor? —Sandy le muestra lo que la pequeña trae entre sus manos y corre hacia ella para quitarle un juguete… y no precisamente para niños—. ¡¿Cómo lo encontró?!—Nicholas abrió la cerradura.—¡¿Y cómo encontró la llave Nicholas?!—¡¡No la encontró!! ¡Vio un bendito tutorial para abrir cerraduras! —Steve abre los ojos y mira a sus hijos jugando con todas las cosas que ellos suelen ocupar en
Cumpliendo con la petición de su nieta mayor y para calmar la angustia de su esposa, James acude a un centro especializado en neurología. Allí lo espera el doctor Marco Castelli, un médico considerado una eminencia en el área.Luego de realizarle algunas preguntas como una entrevista previa, el doctor Castelli determina que no hay un riesgo de Alzheimer o de demencia senil, sin embargo, para tranquilidad de James y de Elizabeth, decide ordenar algunos estudios más específicos para poder descartar que tenga cualquier problema de salud.—Lo importante es, señor James, es que pueda tener una buena alimentación. Debe privilegiar la vitamina B 12, el ejercicio y la constante movilidad no sólo de su cuerpo, sino que también de su mente. Todo esto le ayudará a que, si en algún momento estas enfermedades se presentan, puedan retrasarse.—Muchas gracias, doctor. La verdad es que esto me deja un poco más tranquilo y por supuesto que me haré todos los estudios.—Una vez que tengamos todos los re
Siete años después…Toda la familia se está reuniendo en torno a uno de los logros más grandes de uno de los integrantes de la familia, y es que la joven Beatrice se ha graduado a sus casi diecisiete años, además de tener la carta de aceptación a la Johns Hopkins University, en donde realizará sus estudios en neurología y buscará especializarse en estudios de la memoria y las enfermedades degenerativas que afectan el cerebro.Por supuesto que tanto Steve, como James y Nathan parecen palomas con su pecho inflado de orgullo.—No puedo creer que mi niña se vaya a la universidad y solita —dice Nathan, quien no está muy de acuerdo con esa decisión.—A todos nos toca, padre. Tú te fuiste solo y nadie te dijo nada, pasa que te acostumbraste a que todos estuvimos cerca porque no quisimos irnos de casa —se ríe Steve.—Al menos ella en dos meses cumplirá los diecisiete, Charlize Méndez se fue con quince años —le dice James y Steve siente que su niña aún es pequeña, pero que no puede detenerla.
Todo lo que Steve pensó alguna vez de su vida, sobre quedarse solo, soltero, sin hijos ni mujer fija, ahora sólo lo piensa como una mala época que le tocó vivir para valorar mucho más estos momentos que está viviendo ahora.Sandy está sentada en el césped sobre una manta con sus hijas, todas peinándose el cabello, aprovechando que Beatrice está de vacaciones.—¿No tienes ningún pretendiente, hermanita? —le pregunta Lynda.—No, o tal vez sí, no me he fijado —dice ella trenzándole el cabello a su madre—. Sabes que esas cosas nunca me han llamado la atención.—Pero debe haber un chico lindo en tu facultad, aunque sea un maestro… —insiste Amira—. ¿En verdad ni siquiera un profesor ha salido por allí?—¡Te digo que no sé! No veo a los hombres como objetos que me gusten, sólo humanos con los que compartir algún tema de conversación o una tarea.—Estás loca —le dice Zuri.—Ya dejen a su hermana, al menos una de ustedes salió cuerda y se concentra en sus cosas más que en los chicos —las regañ