Los dos se mantienen así, hasta que Sandy recuerda que está peleando con un hombre desnudo.—Vístase —le dice sin dejar de mirarlo a los ojos—, yo me encargo de las señoritas y la policía.—¿Policía? ¡¿Se da cuenta del escándalo que se armará?!—Nadie dirá que usted está involucrado, si eso pasara estaría haciendo muy mal mi trabajo… lo único que sabrá la policía es que sólo soy una ciudadana reportando un delito y realizando una detención espontánea.—Pero… —intenta debatirla Steve, pero ella le pone esa expresión fiera antes de interrumpirlo.—No me provoque, señor Moore. Porque me dijeron que era un hombre responsable, a pesar de sus escándalos. Pero nunca me imaginé que hasta en eso se equivocaron.Sandy sale de allí con las mujeres y deja a Steve con una sensación extraña. Y ese rostro de decepción le duele, le pega duro en una parte de su ser… sobre todo porque esa misma expresión puede visualizarla en el rostro de su madre.—Que bajo has caído, Steve… —se dice a sí mismo cuando
Decir que Steve se siente cómodo con dos personas que lo siguen a todos lados, es una cruel mentira, pero se lo ganó por suripanto y eso lo reconoce, pero sólo en su interior, porque hacerlo en voz alta sería admitir que ha sido irresponsable.¡Y eso jamás!El único lugar donde se puede mover libremente es en la oficina, ya que ellos sólo se limitan a quedarse cerca del ascensor sentados y nada más.Ya tiene una semana así, el fin de semana que acaba de pasar fue el más aburrido de su vida hasta ahora y lo único que quiere es deshacerse de ellos. Pero sabe que no es sencillo doblegar a la fiera que es Sandy.Sale de su oficina con rumbo al baño, ya que el suyo tiene un desperfecto con la llave del lavabo y el encargado lo arreglará más tarde. Camina algo distraído, pero antes de llegar a su destino, oye a Sandy hablar por teléfono.—No… Sabes que no me gusta este tipo de trabajos, por eso lo estoy haciendo bien. Sí, hasta ahora sólo un episodio, pero lo pudimos controlar a tiempo. Sab
Durante el trayecto, todos permanecen en silencio, pero de todos ellos, sólo Steve permanece algo incómodo, y es que sus padres no han dejado de besarse y tomarse las manos en todo el camino hacia el restaurante.—¡Se supone que ya aprendí la lección, ¿no?! —los reprende como si fueran dos adolescentes calenturientos que no pueden dejar de tocarse y besarse.—Sí, es verdad —le responde su madre—, fuiste un verdadero caballero al pedirle disculpas a la señorita Knox, pero eso no quiere decir que nosotros vamos a dejar de demostrarnos que nos amamos cada vez que tenemos oportunidad.Steve, sólo rueda los ojos y puede ver en el retrovisor la diversión que hay en el rostro de Sandy, quien va de copiloto. Decide mirar por la ventana porque eso en verdad lo está enloqueciendo.—La próxima vez me voy en mi propio auto —susurra molesto.Cuando llegan al restaurante, los reciben cordialmente y los llevan a una mesa apartada. Sandy le hace un gesto a Ferdinand para que ellos se puedan apostar e
Tras regresar del almuerzo, Steve se encierra en su oficina a trabajar, está entretenido con el diseño de un nuevo centro comercial para una de las ciudades del este y eso en verdad le apasiona.Luego de las fiestas y las mujeres, algo que en realidad apasiona a Steve es el diseño de hermosas creaciones arquitectónicas, con detalles de modernismo y también estilos clásicos. Le gusta que los edificios puedan fundirse dentro de las ciudades y también acomodarse a las necesidades de las personas y los usuarios finales.Mira con orgullo su diseño y lo proyecta en un monitor que mantiene allí en la oficina de ochenta pulgadas. Allí comienza a afinar los detalles, revisando cada una de las aristas y los diferentes niveles, además de revisar que las medidas de los elementos constructivos sean los adecuados.Mientras él está en aquella, revisión exhaustiva de su proyecto, verificando que todo se ajuste a la normativa vigente y que nada se le escape, recibe una llamada de uno de sus amigos de
Una vez que llegan al lugar, el dueño del local está haciendo de anfitrión y los va recibiendo con emoción, nunca tuvo un evento de ese tipo y se nota que todos los asistentes van dispuestos a gastar mucho dinero.Saluda a Steve con un fuerte abrazo y le agradece por algo que Sandy no ha alcanzado a oír, porque la música está bastante fuerte dentro y porque está pendiente de todos los rostros que van entrando al lugar.—Equipo dos —susurra al intercomunicador que mantiene siempre en su oído.—Aquí líder de equipo dos, te copio abeja reina.—Necesito dos infiltrados en esta maldita fiesta, apliquen reconocimiento facial a la mayor cantidad de los asistentes, y voy a necesitar que se incluyan en la fiesta como si fueran parte de esta estupidez, no beban demasiado para no llamar la atención. Necesito recabar la información de toda esta gente.—Copiado, deja reina, nos vemos adentro. ¿Me aceptarás un baile esta vez?—En honor al trabajo que debemos hacer, esta vez sí.Sandy puede notar có
Steve es una mole de un metro noventa y uno, de noventa kilos, con músculos bien definidos, bastante entrenamiento y una dieta basada en proteínas. Tiene buen cuerpo y buena condición física, podría resistir todo, pero hay algo que Steve no hace y es practicar deportes combativos.Por eso, cuando frente a él se para un tipo unos cinco centímetros más bajo que él, pero con diez kilos más de peso y unos músculos demasiado grandes, sabes que está en serios problemas. A pesar de eso, su expresión calmada no cambia para nada y sigue calentando en el mismo lugar, saltando de un pie a otro.Sandy está inmóvil en el mismo lugar, casi sin respirar, mirando fijamente al tonto de su jefe cómo está a punto de ser partido por la mitad por aquella persona que está frente a él.—Sin golpes bajos ni muy duros a la cabeza —les advierte el presentador y los dos asienten.El hombre se separa de ellos y les deja el camino libre, cuenta hasta cinco y les da el pie para que comience la pelea. El primero en
En el instante en que se detienen en el estacionamiento del edificio, ayudan a Steve a bajar del auto entre Ferdinand y Sandy. Lo ayudan a llegar a su departamento y, una vez allí, Fer le pregunta a Sandy si necesita ayuda, pero ella niega.—Yo creo que Ferdinand debería quedarse… amm… quiero bañarme.—No se haga el pudoroso conmigo, señor Moore, recuerde que ya le he visto todo, así que no me va a sorprender.—¡Pero yo no quiero que tú vuelvas a verme!—¡¡Y en este preciso instante, a mí me importa muy poco lo que usted quiera!! ¡Su madre me pidió a mí que me hiciera cargo y lo haré!Con una mirada Sandy le dice a Fer que se vaya y este sale cerrando la puerta del departamento, riéndose de la pobre suerte que tiene Steve al tener que quedarse con una mujer tan gruñona como ella.Steve le indica dónde queda su habitación y caminan lentamente hasta llegar a ella. El hombre intenta sentarse al borde de la cama, pero ella no lo deja y por supuesto que Steve le reclama.—Si lo dejo sentar
Steve abre los ojos sintiéndose cansado, con sueño y bastante adolorido. A pesar de las pastillas, siente que no logró reponerse lo suficiente con haber dormido algunas horas. Se gira un poco en la cama y la vista con la que sus ojos se encuentran lo dejan con la boca seca y sin aliento.Sandy aún está dormida, está tirada en el suelo, con su cabello desparramado, una mano al lado de su rostro y así se ve tan pequeña. Steve no puede dejar de pensar en lo joven que es, ella no debería estar haciendo ese trabajo… No debería estar lidiando con él.Se quedaría allí mirándola dormir por más tiempo, pero lamentablemente tiene urgencias que atender. Tratando de no emitir ningún sonido ni quejido, se sienta en la cama e intenta ponerse de pie, pero siente de inmediato el tirón que el dolor le causa en las costillas y vuelve a caer sentado en la cama con un gemido de dolor.Sandy se incorpora incluso antes de abrir los ojos y se pone de pie, se acerca a él para ayudarlo y cuando logra ponerse